También se llevaron el vehículo de la víctima, un auto que utilizaron como medio de fuga y para cargar todos los objetos sustraídos. Se presume que tenían conocimiento previo de lo que había dentro del domicilio, ya que no solo se llevaron artículos de valor, sino también una suma importante de dinero en pesos y dólares, que Ariel había ahorrado para un viaje que planeaba realizar en los próximos días.
El terrible hallazgo de su pareja
La secuencia del horror no terminó ahí. Cerca de las 4.00 de la madrugada, la persona con la que Ariel convive regresó al domicilio y notó algo extraño apenas ingresó: la casa estaba completamente revuelta. Al subir al primer piso, encontró a Ariel inconsciente en la cama, confundido y con signos evidentes de haber sido sedado.
Intentó despertarlo y logró que abriera los ojos, pero el joven estaba desorientado, mareado y sin recordar del todo lo ocurrido. En un intento por ponerse de pie y bajar hacia la planta baja, sufrió una descompensación repentina. Tropezó, perdió el equilibrio y cayó por las escaleras, golpeándose violentamente la cabeza contra el suelo.
Fue un momento de desesperación. Su pareja llamó de inmediato a emergencias y Ariel fue trasladado de urgencia a un centro de salud de la zona, donde permanece internado hasta hoy. El diagnóstico es crítico: sufrió un traumatismo de cráneo severo que lo dejó en estado de coma. Según informaron los médicos, su pronóstico es reservado y su estado de salud es muy delicado.
Una modalidad cada vez más frecuente
El caso no es aislado. En los últimos años, se han reportado numerosos robos y ataques planificados a través de apps de citas, donde los delincuentes utilizan perfiles falsos para ganar la confianza de sus víctimas, concretar un encuentro presencial y, una vez en el domicilio, ejecutar un asalto.
Esta modalidad de robo viene acompañada, muchas veces, del uso de drogas que inhiben la voluntad o provocan pérdida de conciencia, como clonazepam, benzodiacepinas o incluso escopolamina, conocida como “burundanga”. La sustancia administrada a Ariel aún no fue identificada, pero se investiga si los delincuentes tenían experiencia en este tipo de operativos.
La investigación en curso
La policía bonaerense trabaja intensamente para identificar a los responsables. Las imágenes captadas por las cámaras de seguridad fueron entregadas a los investigadores, quienes analizan cuadro por cuadro para obtener datos precisos sobre los rostros y movimientos de los atacantes.
También se están revisando los registros de actividad en la app de citas, con el fin de localizar el perfil utilizado por el agresor. Los investigadores creen que puede tratarse de una banda organizada, dedicada a captar víctimas a través de plataformas digitales. La Justicia ya pidió colaboración a las empresas que administran las apps para rastrear IPs, teléfonos vinculados y posibles conversaciones previas.
Fuentes judiciales indicaron que se están tomando testimonios clave, entre ellos el de la pareja de Ariel, quien aportó datos sobre lo que encontró al llegar al domicilio. También se espera que, en caso de que Ariel despierte del coma, pueda brindar información que ayude a esclarecer los hechos y avanzar con las detenciones.
El silencio de la madrugada, cómplice del crimen
Lo ocurrido en San Martín revela con crudeza cómo una aparente cita inocente puede convertirse en una trampa mortal. La frialdad con la que actuaron los delincuentes, sumada a la precisión del golpe y la violencia posterior, dejó al descubierto una metodología profesional, que parece haber sido ensayada previamente.
La víctima no solo sufrió un robo cuantioso, sino también un trauma físico y psicológico de enorme magnitud. Mientras su familia y seres queridos esperan un milagro, las fuerzas de seguridad redoblan esfuerzos para dar con los autores del hecho.
La comunidad, conmocionada, exige justicia y mayor control en la prevención de este tipo de delitos. El uso de aplicaciones para conocer personas se ha vuelto algo cotidiano, pero también plantea nuevos desafíos en materia de seguridad personal.