Además, la joven pidió "respeto" por su familia, en referencia a las movilizaciones que se organizaron tras el crimen para exigir justicia. La tristeza y la impotencia se reflejaron en cada mensaje de despedida, mientras que la comunidad no dejó de preguntarse cómo es posible que una persona que solo intentaba ganarse la vida haya sido víctima de semejante brutalidad.
Lo que más indignación generó en la ciudad es que Cristian ya había sido víctima de al menos cuatro intentos de robo previos. En una ocasión, logró salvar su vida de manera milagrosa gracias a un insólito hecho.
“Sentí que me podían haber matado. Me salvaron los paquetes de chicle”, contó en 2024 en una entrevista con medios locales, recordando que una bala impactó en su mercadería y evitó que le atravesara el cuerpo.
A pesar de haber sobrevivido en aquella oportunidad, la inseguridad seguía siendo parte de su día a día. En una conversación con el diario La Capital, había manifestado su preocupación por la falta de medidas de seguridad en su barrio. "Nos vamos acostumbrando a los robos a cada rato. Es así todo el tiempo. Estamos solos, no hay seguridad", denunció en aquel entonces.
Los comerciantes de la zona fueron testigos del horror de ese lunes. Mariano, dueño de un local cercano, fue uno de los primeros en llegar al lugar tras los disparos. Su testimonio refleja el impacto de la escena:
"Yo estaba trabajando en el fondo y escuché tiros. Cuando ingresé al local, lo vi a Cristian tirado. Prácticamente lo habían acribillado en la cabeza. Fue una imagen horrible, porque lo que menos pensé fue encontrarlo así en el piso", relató.
La inseguridad en la zona ya era una constante, y los comerciantes sienten que están completamente desprotegidos. Con este crimen, el miedo y la impotencia se apoderaron de todos.
El asesinato de Cristian Velázquez no solo generó dolor en su familia y amigos, sino que despertó un clamor de justicia en toda Mar del Plata. Los vecinos organizaron marchas y concentraciones para exigir respuestas y medidas que eviten que otra vida se pierda de la misma manera.
La sensación de desprotección es una realidad que los comerciantes viven a diario, y este caso no hizo más que exponerla de la manera más cruel posible.
Las redes sociales se llenaron de mensajes de apoyo a la familia y de indignación por un crimen que podría haberse evitado. "No puede ser que un trabajador pierda la vida así", escribieron algunos vecinos en grupos barriales.
El nombre de Cristian Velázquez quedará grabado en la memoria de todos como el reflejo de una problemática que sigue golpeando a quienes solo buscan trabajar y vivir en paz.