Los investigadores determinaron que el fuego no se habría originado por un desperfecto accidental. Por el contrario, las primeras pericias señalaron la posibilidad de un foco ígneo intencional, lo que sumó aún más interrogantes a un caso que ya nacía envuelto en sospechas.
A medida que avanzaba la investigación, los agentes comenzaron a analizar las cámaras de seguridad de la zona, con la intención de reconstruir los últimos movimientos de Sabrina. Fue entonces cuando surgió un dato clave: la joven había ingresado al departamento en compañía de su pareja, Maximiliano Oviedo.
Las imágenes mostraron además que, momentos después del inicio del incendio, Oviedo abandonó la vivienda solo, caminando con rapidez y sin dar aviso a ningún vecino ni a los bomberos. Su escape se convirtió en una pieza fundamental en el rompecabezas que intentan armar los investigadores.
Ese comportamiento encendió todas las alarmas: ¿por qué el hombre salió del lugar sin pedir ayuda? ¿Sabía lo que estaba ocurriendo dentro del departamento? ¿Fue testigo de una tragedia o responsable de ella? Las preguntas comenzaron a acumularse, y todas parecían llevar a una misma dirección.
Tras la difusión de las imágenes y luego de varias horas de búsqueda, la policía logró ubicar a Oviedo escondido en una zona de campo, lejos del centro urbano. Según fuentes de la investigación, el hombre intentaba evitar su detención, pese a que pesaba sobre él un pedido de captura previo por otra causa.
Oviedo fue arrestado y trasladado a la comisaría, donde quedó detenido, aunque —en una primera instancia— no por la muerte de Sabrina, sino por sus antecedentes vinculados a violencia de género. Las denuncias en su contra habían sido realizadas por otra mujer y eran anteriores a su relación con la víctima.
Sin embargo, su conducta durante la madrugada del incendio y su intento de fuga lo posicionaron rápidamente como el principal sospechoso del caso. Los investigadores ya analizan cambiar la carátula de la causa, que inicialmente fue tratada como “homicidio”, a “femicidio”.
Con la confirmación de la muerte y la detención del sospechoso, los peritos comenzaron a revisar el entorno emocional y social de Sabrina. Fue entonces cuando aparecieron en sus redes sociales dos publicaciones que, vistas en retrospectiva, resultan desgarradoras.
En una de ellas, la joven escribió:
“Y así, difícil de manejar y yo con un carácter de m… nos entendemos, dos tóxicos que no pueden estar separados, te amo hdp”, junto a una foto en la que se la veía con Oviedo.
La frase, que en aquel momento podría haber sido leída como una expresión de pasión desbordada o humor negro, hoy se interpreta como una posible señal de alarma. Para los especialistas, este tipo de publicaciones suelen reflejar vínculos intensos y conflictivos, marcados por dinámicas de dependencia emocional, manipulación o violencia.
En otro posteo, Sabrina compartió una imagen en la que aparecían Oviedo y su pequeña hija, acompañada de un texto breve pero significativo: “Amores de mi vida”. La foto mostraba un intento de construir un hogar o un proyecto afectivo, aunque detrás de esa ilusión, según sugieren los indicios actuales, se escondían tensiones que podrían haber escalado de manera fatal.
Los vecinos de Caleta Olivia, lugar de origen de Oviedo, no se sorprendieron al escuchar su nombre en las noticias. Según trascendió, el hombre ya tenía denuncias por violencia de género, radicadas por una pareja anterior.
Esa causa generó un pedido de captura que se encontraba activo al momento de su detención por el caso de Sabrina. Aunque todavía no se puede confirmar judicialmente que Oviedo esté vinculado a la muerte de la joven, los antecedentes y su conducta la noche del incendio lo colocan en el centro de la escena.
Investigadores señalan que los femicidas suelen mostrar patrones previos de agresión, control o violencia psicológica, y que este caso podría seguir esa misma línea. La relación de Sabrina y Oviedo, según testimonios recabados en el entorno, no era estable ni pacífica, y la joven habría expresado en más de una ocasión conflictos con su pareja.
Aunque aún falta el informe completo de la autopsia —clave para conocer la causa de muerte, el tiempo transcurrido y las lesiones—, los investigadores trabajan sobre varias hipótesis:
1. Femicidio seguido de incendio
La teoría más fuerte sostiene que Sabrina podría haber sido atacada antes de que se iniciara el incendio. La presencia de sangre en su rostro y su posición al momento del hallazgo refuerzan esta línea, así como el objeto que trabó la puerta desde adentro.
2. Incendio intencional para ocultar pruebas
Otra hipótesis indica que el fuego pudo haber sido provocado con el fin de borrar evidencia o simular un accidente doméstico. El comportamiento de Oviedo al abandonar la vivienda antes de que el fuego avanzara sostiene esta posibilidad.
3. Muerte accidental previa al incendio
La línea menos probable —según indicaron fuentes cercanas al caso— considera que pudo haber ocurrido un incidente previo, seguido por la propagación del fuego de manera accidental. Sin embargo, los indicios hasta el momento no apoyan demasiado esta teoría.
El informe forense será determinante para reconstruir el último tramo de vida de Sabrina. Los peritos deberán establecer:
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La causa exacta de la muerte.
La hora estimada del fallecimiento.
El tipo y origen de las lesiones observadas en el cuerpo.
Si la víctima estaba con vida al momento del incendio o si el fuego fue un intento de borrar evidencias.
La posible relación entre las heridas y el comportamiento de Oviedo.
Si los resultados coinciden con las sospechas actuales, la fiscalía procederá a cambiar formalmente la carátula a femicidio, un delito que contempla penas mucho más severas y que implica un reconocimiento de la violencia de género como núcleo del crimen.
Mientras avanza la investigación, vecinos, familiares y allegados a la joven comenzaron a reunirse para exigir respuestas. En redes sociales se multiplican los mensajes de pedido de justicia y los reclamos para que el caso no quede impune.
La muerte de Sabrina se suma a una larga lista de hechos violentos contra mujeres que se registran en todo el país. Según organizaciones feministas, cada femicidio podría haberse evitado si las señales de violencia se atendieran a tiempo y si los agresores con antecedentes fueran monitoreados con mayor rigor.
La historia de Sabrina Aylén Vega refleja la fragilidad de muchas mujeres atrapadas en relaciones marcadas por la violencia, la manipulación emocional y la dependencia. Sus publicaciones, que antes parecían románticas o impulsivas, hoy se leen como una advertencia silenciosa de un vínculo peligroso.
Mientras la Justicia avanza, su familia enfrenta un dolor irreparable y su hija crecerá sin su madre. La sociedad, una vez más, queda frente a una pregunta que se repite con angustia: ¿qué señales se pasaron por alto?