El hallazgo generó escenas de desesperación entre los presentes. Varios visitantes del camping se sumaron de inmediato para ayudar en la extracción del cuerpo. Una vez retirado del agua, comenzaron de forma urgente las maniobras de Reanimación Cardiopulmonar (RCP). Algunos asistentes que contaban con conocimientos básicos de primeros auxilios fueron los primeros en intervenir, mientras otros llamaban al 911 para solicitar asistencia médica urgente.
Los primeros en arribar fueron efectivos policiales de la jurisdicción, quienes continuaron con las maniobras de RCP iniciadas por los bañistas. Minutos después llegó personal del Servicio de Emergencias Coordinado (SEC), que tomó el control de la situación y aplicó protocolos de reanimación avanzados.
Pese a los esfuerzos desplegados por civiles, policías y profesionales de la salud, no fue posible revertir el cuadro. El personal médico finalmente confirmó el fallecimiento de Omar Zacarías Chávez, constatando que llevaba un tiempo prolongado bajo el agua.
La noticia se expandió rápidamente entre quienes se encontraban en el predio, generando conmoción y un clima de profundo desconcierto. Muchas familias decidieron retirarse del lugar mientras las autoridades avanzaban con las actuaciones correspondientes.
Tras confirmarse el deceso, personal de Policía Científica se presentó en el camping para iniciar las tareas periciales de rigor. Las primeras medidas incluyeron el relevamiento fotográfico del sector, la inspección de la pileta donde fue hallada la víctima y entrevistas a los testigos que habían presenciado tanto el hallazgo como los intentos de rescate.
En paralelo, integrantes de la Unidad Investigativa Departamental (UID) comenzaron a recopilar información clave para reconstruir la secuencia de los hechos. Se buscará determinar si Chávez sufrió algún tipo de descompensación previa, si estaba nadando en una zona permitida y si el camping contaba con el personal de guardavidas suficiente al momento del incidente.
Fuentes judiciales confirmaron que la causa quedó radicada en la Oficina Fiscal de la jurisdicción, que trabajará para esclarecer en detalle las circunstancias del fatal suceso. Aunque todo indica que se trató de un accidente por ahogamiento, se aguardan los resultados de la autopsia para confirmar fehacientemente la causa de muerte.
El camping El Barco es uno de los espacios recreativos más visitados por mendocinos y turistas que cada verano se acercan al dique El Carrizal, un embalse conocido por sus actividades acuáticas, sus áreas de camping y sus zonas de recreación familiar. A lo largo de los años, el perilago se ha consolidado como un punto de encuentro habitual para jóvenes y familias, especialmente durante los fines de semana.
Sin embargo, el hecho reaviva una discusión recurrente en torno a la seguridad en espacios recreativos con piletas o espejos de agua profundos. La presencia de guardavidas, la señalización adecuada, los controles de aforo y las condiciones estructurales de las instalaciones son factores que suelen analizarse en contextos como este, donde un accidente termina cobrando una vida.
Si bien las autoridades no han emitido aún declaraciones oficiales al respecto, no se descarta que el establecimiento deba rendir cuentas sobre el cumplimiento de normativas vigentes. En casos similares, la Justicia suele evaluar si el predio contaba con supervisión y medidas preventivas suficientes para evitar este tipo de desenlaces.
La noticia impactó especialmente en la comunidad de Santiago del Estero, provincia de donde era oriundo el joven fallecido. Aunque residía temporalmente en Mendoza, Chávez mantenía fuertes vínculos con familiares y amigos que, al enterarse de lo ocurrido, comenzaron a organizarse para acompañar a sus seres queridos y definir los pasos a seguir respecto al traslado del cuerpo.
En redes sociales, decenas de usuarios expresaron su tristeza y enviaron mensajes de apoyo a la familia. La tragedia también generó repercusiones en grupos de viajeros y turistas que frecuentan El Carrizal, quienes lamentaron el hecho y pidieron mayores medidas de prevención en zonas que atraen a gran cantidad de jóvenes.
Con la intervención de la Oficina Fiscal, la investigación se centrará en diversos aspectos: el tiempo transcurrido desde que la víctima desapareció de la vista de sus allegados hasta que fue encontrada, las condiciones de seguridad del sector de piletas, la presencia o ausencia de guardavidas en ese momento y el estado general del agua y el entorno.
Aunque por el momento no hay indicios de participación de terceros, la Justicia podría solicitar cámaras de seguridad, registros de ingreso al predio y cualquier elemento adicional que permita reconstruir el tramo crítico previo al ahogamiento. Estas pericias serán determinantes para establecer responsabilidades —si las hubiera— y evitar que hechos similares vuelvan a repetirse.