TRIPLE CRIMEN

Mercedes Ninci descubrió el horror mientras buscaba al Loco David en la Villa 1-11-14

La periodista Mercedes Ninci dio a conocer detalles impactantes relacionados con “el Loco David”, un hombre señalado por testigos como pieza clave dentro de la Villa 1-11-14, donde confluyen redes delictivas de alto poder y donde, además, se vive un clima de creciente tensión social.

Mercedes Ninci descubrió el horror mientras buscaba al Loco David en la Villa 1-11-14

En medio de una causa que sacude a la opinión pública y mantiene en vilo a la Justicia, la investigación por el triple crimen de Florencio Varela sumó en las últimas horas una serie de revelaciones que apuntan a nuevos protagonistas y a posibles vínculos con el narcotráfico internacional. La periodista Mercedes Ninci dio a conocer detalles impactantes relacionados con “el Loco David”, un hombre señalado por testigos como pieza clave dentro de la Villa 1-11-14, donde confluyen redes delictivas de alto poder y donde, además, se vive un clima de creciente tensión social.

Las víctimas del brutal episodio fueron Brenda del Castillo, Morena Verdi y Lara Gutiérrez, tres mujeres asesinadas en un hecho que, según los investigadores, tiene tintes mafiosos y responde a un entramado de venganzas, ajustes de cuentas y traiciones internas. Desde el inicio de la investigación, el caso generó conmoción por la frialdad del ataque y la posible participación de varios actores vinculados al narcotráfico, tanto locales como extranjeros.

En este contexto, Ninci relató cómo surgieron nuevas líneas de investigación que podrían modificar el rumbo de la causa. “Primero, Sotacuro, el remisero a quien Celeste Magalí González Guerrero lo culpó de todo. Dijo que iba en el auto de adelante, en la tracker, no en el auto de atrás, que estuvo adentro de la casa, como que era el jefe de todo, va a declarar el lunes”, explicó la periodista, señalando que esta declaración podría ser clave para esclarecer los hechos.

El nombre de Sotacuro se instaló rápidamente en el expediente. Para algunos, es un simple conductor; para otros, podría ser uno de los organizadores del brutal ataque. Su testimonio, previsto para el próximo lunes, será central en la reconstrucción de lo ocurrido aquella noche sangrienta. Los fiscales esperan que pueda arrojar luz sobre los movimientos de los autos involucrados, la planificación del crimen y, sobre todo, sobre la cadena de mando dentro de la organización criminal.

A esto se sumó una novedad importante: “Ayer Guillermo Endi le pidió al fiscal que quería declarar de nuevo él, declara este lunes, y lo que pidió también es que haya un careo entre Celeste, la mujer que lo manda al frente, la inquilina de la casa, y Sotacuro. El fiscal ya me dijo ayer que si pedían un careo lo iba a aceptar”, reveló Ninci. La posibilidad de un careo abre un escenario judicial de alto voltaje: las versiones contradictorias podrían dejar al descubierto quién miente y quién intenta deslindarse de responsabilidades.

En medio de estas declaraciones cruzadas, el abogado Gabriel Iezzi aportó su mirada sobre el trasfondo de la causa. “Se están tirando entre ellos para mejorar su situación, pero yo no veo que todavía se haya avanzado en la pata local, porque esto tiene una conexión local, no solo son la banda de los peruanos”, sostuvo. Sus palabras refuerzan una hipótesis que los investigadores manejan desde el principio: la masacre no fue solo obra de una banda extranjera, sino que tuvo complicidades y nexos dentro de la estructura criminal argentina.

La aparición de el Loco David en el relato periodístico generó aún más intriga. Ninci contó que decidió recorrer personalmente la Villa 1-11-14, uno de los asentamientos más grandes y complejos de Buenos Aires, para buscar pistas sobre este enigmático personaje. “Ustedes saben, yo estuve recorriendo la villa 1-11-14 el otro día porque lo fui a buscar al famoso albañil, el Loco David, quien habría estado adentro de la casa”, relató la periodista. Según diversas versiones, este hombre podría haber sido testigo directo de lo ocurrido o incluso haber participado activamente en el hecho.

La Villa 1-11-14 es conocida por ser un territorio de fuerte presencia del narcotráfico peruano, que históricamente ha tenido enfrentamientos violentos con otras bandas locales. Ninci explicó que, al hablar con los vecinos, percibió un clima de preocupación creciente. “Están muy preocupados. Les digo por qué. Porque se viene la procesión del Señor de los Milagros. Hubo antecedentes bravos, hubo muertos, disparos, la masacre”, reveló. La festividad religiosa, de gran importancia para la comunidad peruana, suele reunir a miles de personas en las calles de la villa. Sin embargo, este año, el temor a un posible acto de venganza tiñe todo de incertidumbre.

La periodista agregó que los habitantes del lugar exigen seguridad adicional. “Están muy preocupados porque quieren seguridad, tanto de la policía de la ciudad como de gendarmería o alguna fuerza nacional para ese día, porque tienen miedo que haya venganza de los narco peruanos”, dijo. El recuerdo de enfrentamientos anteriores, con víctimas fatales y tiroteos a plena luz del día, está todavía muy presente. La posibilidad de que el triple crimen desate una ola de represalias dentro de la villa mantiene en alerta a las fuerzas de seguridad.

La investigación judicial avanza lentamente, en un entramado complejo en el que cada declaración abre nuevas aristas. La figura de Celeste Magalí González Guerrero, la mujer que apuntó directamente contra Sotacuro, también está en el centro de las miradas. Su testimonio fue determinante para orientar las primeras detenciones, pero ahora su credibilidad se encuentra bajo la lupa. Si el careo previsto para la próxima semana confirma contradicciones, su rol en el caso podría cambiar radicalmente.

Por otro lado, la fiscalía trabaja en reconstruir minuto a minuto lo ocurrido durante la noche del crimen. Los registros de cámaras de seguridad, las comunicaciones telefónicas y las pericias sobre los vehículos involucrados son piezas fundamentales de un rompecabezas que, por ahora, tiene demasiadas piezas sueltas. La hipótesis de un ataque planificado y coordinado por una organización criminal con ramificaciones internacionales cobra cada vez más fuerza.

En este contexto, la figura del Loco David aparece como un posible eslabón entre el núcleo duro de la banda y el territorio de la villa. Según fuentes cercanas a la investigación, este hombre tendría vínculos con líderes narcos locales y con miembros de la organización peruana, lo que lo convierte en una pieza clave para entender los móviles y la logística del crimen. Su paradero actual es desconocido, pero las autoridades lo buscan intensamente para que declare.

Mientras tanto, la comunidad de la Villa 1-11-14 vive en un estado de tensa calma. Los vecinos saben que cualquier chispa podría desatar un nuevo episodio violento, especialmente con la llegada de una festividad multitudinaria que históricamente ha sido escenario de enfrentamientos. Las autoridades evalúan desplegar un operativo conjunto entre Policía de la Ciudad, Gendarmería y fuerzas federales, con el objetivo de prevenir incidentes y garantizar la seguridad.

El triple crimen de Florencio Varela no solo reveló la brutalidad de una organización delictiva, sino también las profundas conexiones que existen entre distintos actores criminales que operan en Buenos Aires y el conurbano. A medida que la investigación avanza, surgen más nombres, más historias cruzadas y más interrogantes. La Justicia tiene por delante un desafío enorme: desentrañar un caso que no se limita a un hecho aislado, sino que parece formar parte de un entramado criminal mucho más amplio y peligroso.

La declaración de Sotacuro, el careo con Celeste, el posible testimonio de Guillermo Endi y la aparición del Loco David podrían ser los puntos de inflexión que marquen un antes y un después en la causa. Mientras tanto, las familias de Brenda del Castillo, Morena Verdi y Lara Gutiérrez esperan justicia, en medio de un proceso judicial cargado de tensiones, amenazas y silencios cómplices.

El triple crimen se ha convertido en un espejo de las fallas estructurales en la lucha contra el narcotráfico: redes bien organizadas, complicidades locales, territorios liberados y un poder de fuego que supera con creces a las fuerzas de seguridad. Lo que comenzó como una investigación por un asesinato múltiple terminó exponiendo la magnitud de una guerra silenciosa que se libra en los márgenes de la ciudad, pero cuyas consecuencias se sienten en toda la sociedad.

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