HORROR EN FLORENCIO VARELA

La habitación intacta: la madre de Morena abrió su casa y mostró cómo vivía su hija antes del triple crimen

La mamá de Morena Verdi -una de las tres jóvenes brutalmente asesinadas en un supuesto ajuste narco- abrió la puerta de su casa en La Tablada, mostró el cuarto de su hija y exigió que no se pluralice: “Ni mi hija ni mi sobrina robaron”.

La habitación intacta: la madre de Morena abrió su casa y mostró cómo vivía antes del triple crimen. (Foto: gentileza Telenoche)

La habitación intacta: la madre de Morena abrió su casa y mostró cómo vivía antes del triple crimen. (Foto: gentileza Telenoche)

En la madrugada del horror que sacudió a Florencio Varela, tres jóvenes - Lara (15), Brenda (20) y Morena (20)- fueron secuestradas, torturadas y asesinadas. Cinco días después, sus cuerpos aparecieron enterrados en el fondo de una casa de Villa Vatteone. Desde entonces, la investigación judicial y la conmoción social no han dejado de sumar capítulos.

Entre versiones, filtraciones y detenciones, una de las voces que buscó ponerle nombre propio a las víctimas fue la de Sabrina, la madre de Morena Verdi, que esta semana abrió las puertas de su vivienda en La Tablada para mostrar cómo vivía su hija.

“Los invito para que vean cómo vivíamos mi hija y yo. No somos personas que podríamos robar 30 kilos de cocaína, ni ella ni mi sobrina Brenda”, dijo Sabrina a Telenoche. La frase, repetida con énfasis, marca su deseo de desmentir una de las hipótesis que circulan en la causa: la que vincula a las víctimas con el robo de estupefacientes.

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La habitación intacta: la madre de Morena abrió su casa y mostró cómo vivía antes del triple crimen. (Foto: gentileza Telenoche)

La habitación intacta: la madre de Morena abrió su casa y mostró cómo vivía antes del triple crimen. (Foto: gentileza Telenoche)

Una casa chica, una prueba pública

La familia vive en un monoblock modesto. Sabrina mostró la pieza de Morena, todavía tal como la dejó la joven: ropa, perfumes, pañuelitos, una cama que no fue desarmada. “Quise dejar la habitación intacta. Así la dejó More y quiero guardar el olor de ella. No lavé las sábanas. Para que vean que así no vive una piba que supuestamente dicen que se robó 30 kilos”, explicó la mujer, con la voz quebrada.

En la sala, donde solían acostarse por las noches, hay un sillón que hace las veces de cama; sobre el piso, ladrillos que Sabrina mostró como si fuesen evidencia de la precariedad: “Vivimos así, dormidos en un sillón con ladrillos”, dijo para retratar la contradicción entre la acusación pública y la realidad cotidiana.

“No quiero que hablen en plural”, enfatizó Sabrina, reclamando que se distinga entre la vida de las víctimas y los hechos que investiga la Justicia. “Ni mi hija ni mi sobrina robaron. No pluralicen”, insistió, y pidió que no se reduzca a tres nombres el drama que atraviesa a familias enteras.

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La habitación intacta: la madre de Morena abrió su casa y mostró cómo vivía antes del triple crimen. (Foto: gentileza Telenoche)

La habitación intacta: la madre de Morena abrió su casa y mostró cómo vivía antes del triple crimen. (Foto: gentileza Telenoche)

Amenazas y miedo real

“Me dijeron que venían por mí, que si no paraba esto iban por Jana (mi otra hija). Tengo bronca y odio. Me cuido porque tengo una nena de 16 años… Si a mí me pasa algo, ¿qué va a pasar con Jana? Tengo miedo, pero me voy a defender y me van a tener que matar”, contó Sabrina, que pidió custodia y denunció intimidaciones públicas.

El fiscal a cargo de la causa tomó nota: las familias de las víctimas recibieron medidas de protección y la intervención de fuerzas federales fue solicitada en varios casos. Sabrina relató, además, que ya había venido al fiscal a declarar y que su testimonio forma parte del expediente.

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La habitación intacta: la madre de Morena abrió su casa y mostró cómo vivía antes del triple crimen. (Foto: gentileza Telenoche)

La habitación intacta: la madre de Morena abrió su casa y mostró cómo vivía antes del triple crimen. (Foto: gentileza Telenoche)

Contra la versión del “robo de 30 kilos”

La hipótesis de que las jóvenes habrían participado en el robo de una importante cantidad de cocaína fue enérgicamente desmentida por la mujer. “Una cosa es que tomaran una bolsita de tusi o que se prostituyera, no lo voy a negar, y otra cosa es que robara 30 kilos de cocaína”, dijo Sabrina. Para ella, esa pluralización de conductas busca justificar la brutalidad del castigo que sufrieron las chicas.

En su relato, Sabrina se comprometió a revisar los chats de su hija y seguir cada pista que pueda aportar claridad: “Ayer me senté en la pieza de mi hija y me puse a leer los chats. Sé en qué momento alguien le regaló algo, dónde pudieron ir, alguna fiesta, y sé que eso me va a dar la claridad para saber lo que pasó”.

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La habitación intacta: la madre de Morena abrió su casa y mostró cómo vivía antes del triple crimen. (Foto: gentileza Telenoche)

La habitación intacta: la madre de Morena abrió su casa y mostró cómo vivía antes del triple crimen. (Foto: gentileza Telenoche)

Memoria y prueba: no borrar el cuarto

Mostrar la habitación, conservar las sábanas sin lavar, dejar los perfumes: todo eso tiene una fuerte carga simbólica y probatoria. Sabrina dijo que mantiene el cuarto tal cual para “guardar el olor” y para no permitir que los relatos que implican a su hija se instalen en el imaginario colectivo como verdad.

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La habitación intacta: la madre de Morena abrió su casa y mostró cómo vivía antes del triple crimen. (Foto: gentileza Telenoche)

La habitación intacta: la madre de Morena abrió su casa y mostró cómo vivía antes del triple crimen. (Foto: gentileza Telenoche)

Triple crimen de Florencio Varela: qué queda por delante

La causa sigue abierta y con varias líneas de investigación: la participación de redes, la posible vinculación con narco-episodios, la identificación de los autores materiales y la búsqueda de instigadores. Sabrina lo repitió como un mantra: quiere respuestas, quiere que se detenga a quienes amenazan a su familia y quiere que la verdad no sea maquillada por versiones que la dañan aún más.

“No tengan la menor duda de que no voy a descansar hasta saber la verdad”, concluyó Sabrina, con la firmeza que da la resignación y la convicción de una madre que perdió a una hija. Mientras tanto, su casa y su cuarto son una prueba muda y elocuente: la vida de Morena no se parece a la construcción de culpabilidad que algunos buscan instalar.