Las muertes significaron un tembladeral para los oficiales de la comisaría de Monte, quienes desde un principio se refirieron al hecho como un "accidente" y se mostraron consternados ante las cámaras. A partir de ese momento y en los días posteriores, negaron la existencia de balas y dejaron trascender que los chicos estaban “robando”. Fueron decenas de vecinos los que juntaron las partes del rompecabezas para que la Justicia avanzara y se vislumbrara la verdad.
Testigos del horror
La madrugada de ese 20 de mayo de 2019, R.M (NdelaR: A24.com no publica el nombre de los testigos por precaución) caminaba junto a otro joven por la colectora 9 de Julio. A lo lejos, oyó un “estruendo” como de “motos” que se acercaban. Luego, el trayecto de balas. Se tiró al piso, miró para atrás y en fracción de segundos vio a un 147 estrellarse contra un camión y partirse a la mitad. El auto era perseguido por un móvil policial. El joven observó a los oficiales bajar y alumbrar al piso. Buscaban algo. Al verlo, le pidieron documentos y le dijeron “que los del Fiat se estaban dando a la fuga”.
Masacre de San Miguel del Monte. Una parte de la persecución, captada por las cámaras.
A escasos metros, I.S.C se encontraba en su casa cuando escuchó un vehículo que circulaba a toda velocidad. Segundo después, sintió un impactó “fuerte y seco”. I.S.C salió y vio a un policía descender de un patrullero con un arma de fuego en la mano. Lo vio “disparar en sentido recto hacia donde estaban las víctimas”, aunque “no vio el fogonazo”. Uno de los uniformados que iba en la camioneta le dijo que los del coche eran “chorros”.
H.D.G también vio la persecución y llegó a visualizar cómo, desde una de las camionetas, uno de los acompañantes realizó dos disparos. Esa noche, el hombre encontró cuatro vainas en cinco cuadras, según consigna el fallo de elevación a juicio del juez Eduardo Silva Pelossi. Días después las entregó a la Justicia. La ciudad entera parecía saber lo que pasó.
Tiros y muerte
Al Fíat lo manejaba Aníbal Suárez, de 22 años y oriundo de la provincia de Misiones. Su familia cuenta que días antes de su muerte había sido presionado por las fuerzas de seguridad para pagar una coima y que no le secuestraran el auto, un accionar que, según las denuncias, se repetía de forma frecuente. Junto a él iban Gonzalo, Danilo, Camila y Rocío, la mayoría compañeros de escuela que, sin que sus padres supieran, habían salido a dar vueltas. Cerca, nueve policías transitaban en los móviles 21701, 21725 y 46775.
Según pudo reconstruir A24.com de acuerdo a datos de la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), los primeros tiros se habrían efectuado desde de la camioneta en la que iban Mariano Alejandro Ibáñez, Manuel Monreal y Melina Bianco en calle Chubut, cerca de la Costanera que linda con la Laguna de Monte. Eran alrededor de las 0.45. La segunda ráfaga se habría realizado cinco minutos después desde el rodado de Rubén Alberto García y Leonardo Daniel Ecilape, sobre la colectora 9 de Julio, cerca de la calle El Ceibo.
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Masacre de San Miguel del Monte. Así quedó el Fiat 147 tras el choque.
Lo que desencadenó la balacera sobre los pibes es inexplicable. "El hecho se inscribe en el accionar sistémico de una policía que no respeta los derechos de las personas. Y, en este caso, menos aún de niños y niñas que solo se desplazaban por la localidad", afirma Margarita Jarque, directora del Programa de Litigio Estratégico de la CPM. Lo que sí se sabe, según pericias de la causa, es que dispararon con las armas Bersa Thunder 13544188 y 13H57836. Las pistolas pertenecerían a García y Monreal.
La velocidad hizo que el 147 perdiera el control e impactara contra la parte trasera de un acoplado estacionado al borde de la colectora 9 de Julio. Arriba del camión, estaba H.E.M, quien esa noche oyó el trayecto de un auto que circulaba a alta velocidad y al menos 3 disparos. Luego, sintió cómo su vehículo se sacudió.
El accionar policial
Tras el choque, el lugar se llenó de patrulleros. Testigos vieron llegar al entonces teniente primero Héctor Enrique Ángel y el jefe de la fuerza de Monte, Julio Micucci, entre otros. Cuando arribó, el bombero N.I.E observó a un oficial patear el Fiat y quitarle una marca blanca, mientras que otro efectivo tomaba dos celulares del piso y anotaba en una planilla. Minutos después, el médico M.G constató la presencia de dos víctimas mujeres y tres chicos.
La escena fue removida con celeridad y los cuerpos trasladados. Aunque los vecinos ya hablaban de balas en las redes, los uniformados hicieron circular las primeras versiones. “Su hijo andaba robando y tuvo un accidente”, le dijo Héctor Enrique Ángel a Gladys Ruiz González, mamá de Danilo. A Susana Ríos le avisaron dos chicos que pasaban en moto. “Gonzalo está en el hospital”, expresaron. A Loana Sanguinetti, mamá de Rocío, la despertaron cinco policías a las 3 am. “Su hija tuvo un accidente”, afirmaron.
Y, para no que quedaran cabos sueltos, los agentes decidieron inspeccionar, esa misma noche, las cámaras de vigilancia del Centro de Monitoreo de la Municipalidad local. En rigor, diversos relatos ubican a Héctor Enrique Ángel y otro hombre de civil en el centro cerca de las 2 de la mañana. Poco después, llegó también el entonces secretario de Seguridad del partido bonaerense de San Miguel del Monte, Claudio Martínez. A.N.R era uno de los empleados presentes. Según declaró, en las cámaras vio a uno de los hombres sacar una pistola y apuntar contra el 147. El joven compartió las imágenes a sus conocidos. Poco después lo despidieron.
La verdad sale a la luz
Esa madrugada, R.M y su amigo, los primeros testigos del hecho, dieron su testimonio ante José Durán en la comisaría. Según relató R.M a la Justicia, el inspector insistió con dejar plasmado que los ruidos eran sólo “estruendos”. El otro joven contó también que Durán lo trató de “loco” y se burló de él cuando hizo mención a los tiros. Además, dijo que el oficial “escribía y borraba sin saber qué poner”.
Los indicios del accionar policial comenzaron a aflorar con fuerza en los días posteriores. Se viralizaron fotos y videos con parte de la secuencia de la persecución, y decenas de efectivos de la comisaría de San Miguel del Monte fueron desafectados y detenidos. La mayoría de ellos se negó a declarar en el marco de lo que por esos días la prensa llamó un "pacto de silencio". Pero el acuerdo duró poco.
Melina Bianco fue la primera en hablar. La mujer era la tercera ocupante de uno de los móviles. A fines de mayo de 2019 relató ante la Justicia que estaba en el asiento trasero de su patrullero y vio cómo su compañero Manuel Monreal disparó contra el auto en el que iban los chicos. “Se para adelante como para que (el Fiat) detenga su marcha. Y como esto no ocurre, saca el arma y dispara de atrás una vez que pasó. Habrá disparado como mínimo tres veces”, reveló en su declaración indagatoria.
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Los policías detenidos tras la masacre de San Miguel del Monte.
Bianco también identificó a otro de los que dispararon. “Pasó también a toda velocidad el móvil de García y Ecilape. García venía disparando. Habrán sido, mínimo, dos o tres disparos, pero no vi si impactaron en el coche. Yo vi que sacó el arma”, expresó.
Casi un mes después del hecho, otro de los que también habló fue Mariano Alejandro Ibáñez, que manejaba uno de los vehículos. El joven declaró que esa noche salieron de la comisaría junto a los oficiales Monreal y Bianco. A los pocos segundos escucharon por radio que se necesitaba apoyo para identificar a un 147. “Paré entre cuatro esquinas para frenar el paso del Fiat, que venía siendo perseguido por otro móvil”, dijo, según consignó el diario Perfil el 29 de junio de 2019.
Ese día Ibáñez, detalló: “Monreal se bajó del patrullero, hizo unos pasos, desenfundó su arma e intentó parar el auto que venía en dirección hacia nosotros. En ese instante cerré los ojos y solo atiné a atajarme por el miedo a que nos chocara. Después escucho el auto, las cuatro explosiones, y luego la sirena del otro coche. Como no siento nada abro los ojos y observo que el móvil seguía en persecución”.
Los acusados de la masacre de Monte
La causa por la denominada "Masacre de San Miguel del Monte" tiene 23 policías imputados. Cuatro de ellos -el excapitán Rubén Alberto García y los oficiales Leonardo Daniel Ecilape, Manuel Monreal y Mariano Ibáñez- están detenidos y esperan la fecha del juicio en su contra, que será con un jurado popular. Están acusados de ser coautores de los delitos de "homicidio agravado” y "violación de los deberes del funcionario público".
Los restantes acusados serán sometidos a proceso sin la intervención de jurados populares. Serán juzgados "por encubrimiento agravado, incumplimiento, violación de los deberes de funcionario público y violación de deberes de funcionario público". En la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 3 de La Plata hay una causa conexa por presunta violación de los deberes de funcionario público que se le sigue a la intendenta de Monte, Sandra Mayol, y al jefe de Bomberos.
Rocío y el resto de los familiares y allegados siguen pidiendo justicia.