VIAJE Y TRAGEDIA

Qué pasó con Pedro Kreder y Juana Inés Morales, la pareja de jubilados desaparecidos hace más de un mes

La provincia de Chubut permanece en vilo desde hace más de un mes por la desaparición de Pedro Alberto Kreder y Juana Inés Morales, una pareja que había emprendido un viaje por el sur argentino y cuyo rastro se perdió el pasado 11 de octubre, a unos 30 kilómetros de Comodoro Rivadavia.

Qué pasó con Pedro Kreder y Juana Inés Morales, la pareja de jubilados desaparecidos hace más de un mes

La provincia de Chubut permanece en vilo desde hace más de un mes por la desaparición de Pedro Alberto Kreder y Juana Inés Morales, una pareja que había emprendido un viaje por el sur argentino y cuyo rastro se perdió el pasado 11 de octubre, a unos 30 kilómetros de Comodoro Rivadavia. Lo que comenzó como una travesía turística se transformó, con el correr de las horas, en un caso que mantiene desconcertados a investigadores, rescatistas y autoridades judiciales. Las preguntas se multiplican, las hipótesis se vuelven cada vez más complejas y la falta de resultados alimenta la incertidumbre de una comunidad que ya no encuentra respuestas.

Según reconstruyeron fuentes policiales, Kreder y Morales habían quedado varados en una zona de barro tras intentar seguir camino por un sector irregular. Los investigadores creen que la pareja decidió abandonar el vehículo para buscar ayuda, pero desde entonces no hubo ningún indicio certero de hacia dónde se dirigieron ni qué pudo haber ocurrido en ese trayecto. La camioneta fue hallada cerrada con llave, sin daños, sin signos de robo ni desorden, y con una serie de elementos que indicaban que el viaje continuaría con normalidad: una carpa, una bolsa de dormir, alimentos, agua y dinero en efectivo. La escena, lejos de aclarar, abrió un abismo de dudas que sorprendió incluso a quienes tienen décadas de experiencia en operativos de búsqueda.

A partir del hallazgo del vehículo, se desplegó un megaoperativo que incluyó más de un centenar de efectivos de la Policía del Chubut, personal de Defensa Civil, voluntarios y especialistas en rescate en zonas inhóspitas. Se utilizaron camionetas 4x4, drones de alta resolución y un helicóptero que sobrevoló durante días el extenso territorio donde se sospechaba que podrían estar. El esfuerzo fue monumental, pero el resultado fue desalentador: no apareció ni una huella, ni una prenda, ni un rastro firme que permitiera acercarse a la verdad.

La magnitud del operativo contrastó rápidamente con la ausencia total de pistas. La geografía del lugar, amplia, rocosa, sin señal y de difícil acceso, complicó el trabajo, pero los primeros días eran considerados claves. Aun así, después de tres semanas, los investigadores reconocieron que la búsqueda se encontraba estancada. La incorporación de un grupo de perros entrenados para detectar restos humanos fue una nueva apuesta para intentar cubrir áreas más amplias, pero hasta ahora tampoco brindó resultados concretos.

En ese contexto, las hipótesis comenzaron a expandirse. No se descarta ningún escenario. El comisario Pablo Lobos, segundo jefe del Área de Investigaciones de la Policía del Chubut, confirmó que incluso se empezó a analizar la posibilidad de que Kreder y Morales hubieran regresado al mar. “Lo último que estamos evaluando es la posibilidad de que hayan regresado al mar y que el mar los haya arrastrado”, dijo en declaraciones al programa “Buen Día Comodoro” de Seta TV. Sus palabras generaron impacto en la comunidad local, no solo por la crudeza de la posibilidad, sino porque implica que los investigadores están ante un caso extremadamente complejo, donde los indicios son escasos o inexistentes.

El fiscal a cargo, Cristian Olazábal, detalló que el análisis del vehículo no arrojó señales de violencia, lo que tensa aún más el misterio. En diálogo con el medio ADNSUR, confirmó que se ordenó una pericia genética sobre rastros levantados del interior de la camioneta, con el objetivo de confirmar si pertenecen a la pareja y descartar cualquier otra intervención. “Se ordenó una pericia genética conforme los rastros levantados en el interior del vehículo, para ser cotejados con familiares tanto de Kreder como de Morales”, precisó.

Sin embargo, Olazábal explicó que los resultados podrían tardar más de lo habitual. En Chubut solo existe un laboratorio genético disponible, y actualmente se encuentra saturado con más de cien pericias pendientes relacionadas con homicidios, delitos sexuales y crímenes violentos que ya estaban programados. “La pericia genética no se ejecuta de un día para otro. En la provincia tenemos un solo laboratorio, con más de cien casos en curso. A esto obedece la demora”, detalló el fiscal, tratando de poner paños fríos a la expectativa pública.

Mientras tanto, las familias viven una espera que se vuelve cada vez más desesperante. Amigos y allegados de ambos multiplican las publicaciones en redes sociales, compartiendo fotos, mapas de la zona, y pidiendo que no se abandone la búsqueda. El tiempo, sin embargo, juega en contra, y la falta de novedades oficiales alimenta todo tipo de especulaciones. Desde extravío en un área de difícil acceso, hasta la posibilidad de un accidente o incluso la intervención de terceros, ninguna hipótesis ha podido descartarse con fundamento.

Algunas versiones que circularon en los primeros días sugerían que la pareja podría haber tomado un camino alternativo por error y perdido la orientación. Otras apuntaban a que podrían haber sufrido una caída o un accidente en zonas rocosas donde los drones no tienen alcance visual. También se mencionó la posibilidad de que hubieran intentado caminar hacia la costa, donde el clima, la marea o el viento podrían haber jugado un papel determinante. Pero todo sigue siendo conjetura, y para los investigadores cada teoría necesita pruebas que por ahora no aparecen.

La camioneta, convertida en el punto cero de la investigación, fue analizada de arriba abajo. El hecho de que estuviera cerrada con llave generó interpretaciones diversas. Para algunos, es un indicio de que la pareja tenía la intención de regresar. Para otros, sugiere que lo que ocurrió no fue producto de un robo ni de un movimiento desesperado. La ausencia de signos de lucha, de pisadas claras o de arrastre en la zona es uno de los grandes enigmas del caso, y también una de las razones por las que la búsqueda se ha tornado tan difícil.

Un aspecto que llamó la atención de los rescatistas fue la evidente falta de huellas frescas en los alrededores de la camioneta. Las inclemencias climáticas de esa región patagónica —viento constante, suelo blando, lluvias intermitentes— pueden borrar rastros con rapidez, pero los especialistas esperaban encontrar al menos algún indicio. La nada misma fue, desde el principio, un golpe para todos los que participaron del operativo.

En paralelo, la Justicia trabaja con los registros telefónicos, aunque con escasas expectativas. La zona donde desaparecieron tiene nula cobertura y el último registro de señal del celular de Kreder corresponde al día anterior a la desaparición. Tampoco hubo movimientos en cuentas bancarias ni actividad digital que permitiera reconstruir los últimos pasos de la pareja. “Es como si se hubieran desvanecido”, dijo con preocupación un funcionario judicial que participa del caso.

El avance del calendario no hace más que profundizar el desconcierto. Algunos especialistas consultados señalan que, en casos de extravío rural, las primeras 72 horas son cruciales. Aquí, casi todo ocurrió a contramano de lo esperable: no hubo rastros, no hubo testigos, no hubo marcas del camino. La desaparición se convirtió en un rompecabezas sin bordes, donde incluso las labores más exhaustivas arrojan resultados nulos.

Aun así, los equipos de búsqueda se niegan a bajar los brazos. En los últimos días retomaron operativos focalizados, especialmente en áreas donde los drones detectaron depresiones del terreno o posibles puntos de interés. También se reforzó el patrullaje costero, con la idea de no descartar completamente la hipótesis de que se hayan aproximado al mar. Aunque esta teoría genera dudas entre algunos especialistas, el clima patagónico es impredecible y las mareas pueden modificar drásticamente un escenario en cuestión de horas.

En medio de la tensión, la comunidad de Comodoro Rivadavia permanece movilizada. Vecinos, organizaciones y grupos de montañismo han ofrecido ayuda voluntaria, mientras que en redes sociales proliferan los pedidos de difusión nacional. Para muchos, la desaparición de Kreder y Morales ya no es solo un caso policial: es un símbolo del temor a lo desconocido, un recordatorio de que incluso en pleno siglo XXI existen lugares donde una persona puede perderse sin dejar huellas.

La investigación continúa, con la promesa de que no se abandonará la búsqueda. Pero la realidad impone sus propios tiempos. La falta de certezas, la demora en las pericias, la ausencia de indicios y el desgaste de los operativos conforman un escenario duro para quienes piden respuestas. Chubut sigue esperando. Y mientras pasan los días, el caso se hunde cada vez más en un misterio inquietante, donde las explicaciones se vuelven esquivas y las esperanzas oscilan entre el deseo de encontrarlos con vida y el temor de un desenlace trágico.

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