En ese contexto, las hipótesis comenzaron a expandirse. No se descarta ningún escenario. El comisario Pablo Lobos, segundo jefe del Área de Investigaciones de la Policía del Chubut, confirmó que incluso se empezó a analizar la posibilidad de que Kreder y Morales hubieran regresado al mar. “Lo último que estamos evaluando es la posibilidad de que hayan regresado al mar y que el mar los haya arrastrado”, dijo en declaraciones al programa “Buen Día Comodoro” de Seta TV. Sus palabras generaron impacto en la comunidad local, no solo por la crudeza de la posibilidad, sino porque implica que los investigadores están ante un caso extremadamente complejo, donde los indicios son escasos o inexistentes.
El fiscal a cargo, Cristian Olazábal, detalló que el análisis del vehículo no arrojó señales de violencia, lo que tensa aún más el misterio. En diálogo con el medio ADNSUR, confirmó que se ordenó una pericia genética sobre rastros levantados del interior de la camioneta, con el objetivo de confirmar si pertenecen a la pareja y descartar cualquier otra intervención. “Se ordenó una pericia genética conforme los rastros levantados en el interior del vehículo, para ser cotejados con familiares tanto de Kreder como de Morales”, precisó.
Sin embargo, Olazábal explicó que los resultados podrían tardar más de lo habitual. En Chubut solo existe un laboratorio genético disponible, y actualmente se encuentra saturado con más de cien pericias pendientes relacionadas con homicidios, delitos sexuales y crímenes violentos que ya estaban programados. “La pericia genética no se ejecuta de un día para otro. En la provincia tenemos un solo laboratorio, con más de cien casos en curso. A esto obedece la demora”, detalló el fiscal, tratando de poner paños fríos a la expectativa pública.
Mientras tanto, las familias viven una espera que se vuelve cada vez más desesperante. Amigos y allegados de ambos multiplican las publicaciones en redes sociales, compartiendo fotos, mapas de la zona, y pidiendo que no se abandone la búsqueda. El tiempo, sin embargo, juega en contra, y la falta de novedades oficiales alimenta todo tipo de especulaciones. Desde extravío en un área de difícil acceso, hasta la posibilidad de un accidente o incluso la intervención de terceros, ninguna hipótesis ha podido descartarse con fundamento.
Algunas versiones que circularon en los primeros días sugerían que la pareja podría haber tomado un camino alternativo por error y perdido la orientación. Otras apuntaban a que podrían haber sufrido una caída o un accidente en zonas rocosas donde los drones no tienen alcance visual. También se mencionó la posibilidad de que hubieran intentado caminar hacia la costa, donde el clima, la marea o el viento podrían haber jugado un papel determinante. Pero todo sigue siendo conjetura, y para los investigadores cada teoría necesita pruebas que por ahora no aparecen.
La camioneta, convertida en el punto cero de la investigación, fue analizada de arriba abajo. El hecho de que estuviera cerrada con llave generó interpretaciones diversas. Para algunos, es un indicio de que la pareja tenía la intención de regresar. Para otros, sugiere que lo que ocurrió no fue producto de un robo ni de un movimiento desesperado. La ausencia de signos de lucha, de pisadas claras o de arrastre en la zona es uno de los grandes enigmas del caso, y también una de las razones por las que la búsqueda se ha tornado tan difícil.
Un aspecto que llamó la atención de los rescatistas fue la evidente falta de huellas frescas en los alrededores de la camioneta. Las inclemencias climáticas de esa región patagónica —viento constante, suelo blando, lluvias intermitentes— pueden borrar rastros con rapidez, pero los especialistas esperaban encontrar al menos algún indicio. La nada misma fue, desde el principio, un golpe para todos los que participaron del operativo.
En paralelo, la Justicia trabaja con los registros telefónicos, aunque con escasas expectativas. La zona donde desaparecieron tiene nula cobertura y el último registro de señal del celular de Kreder corresponde al día anterior a la desaparición. Tampoco hubo movimientos en cuentas bancarias ni actividad digital que permitiera reconstruir los últimos pasos de la pareja. “Es como si se hubieran desvanecido”, dijo con preocupación un funcionario judicial que participa del caso.
El avance del calendario no hace más que profundizar el desconcierto. Algunos especialistas consultados señalan que, en casos de extravío rural, las primeras 72 horas son cruciales. Aquí, casi todo ocurrió a contramano de lo esperable: no hubo rastros, no hubo testigos, no hubo marcas del camino. La desaparición se convirtió en un rompecabezas sin bordes, donde incluso las labores más exhaustivas arrojan resultados nulos.
Aun así, los equipos de búsqueda se niegan a bajar los brazos. En los últimos días retomaron operativos focalizados, especialmente en áreas donde los drones detectaron depresiones del terreno o posibles puntos de interés. También se reforzó el patrullaje costero, con la idea de no descartar completamente la hipótesis de que se hayan aproximado al mar. Aunque esta teoría genera dudas entre algunos especialistas, el clima patagónico es impredecible y las mareas pueden modificar drásticamente un escenario en cuestión de horas.
En medio de la tensión, la comunidad de Comodoro Rivadavia permanece movilizada. Vecinos, organizaciones y grupos de montañismo han ofrecido ayuda voluntaria, mientras que en redes sociales proliferan los pedidos de difusión nacional. Para muchos, la desaparición de Kreder y Morales ya no es solo un caso policial: es un símbolo del temor a lo desconocido, un recordatorio de que incluso en pleno siglo XXI existen lugares donde una persona puede perderse sin dejar huellas.
La investigación continúa, con la promesa de que no se abandonará la búsqueda. Pero la realidad impone sus propios tiempos. La falta de certezas, la demora en las pericias, la ausencia de indicios y el desgaste de los operativos conforman un escenario duro para quienes piden respuestas. Chubut sigue esperando. Y mientras pasan los días, el caso se hunde cada vez más en un misterio inquietante, donde las explicaciones se vuelven esquivas y las esperanzas oscilan entre el deseo de encontrarlos con vida y el temor de un desenlace trágico.