Horror

La escena más macabra del caso Báez Sosa: cómo fue el momento en el que el rugbier chupó la sangre de Fernando

Repulsivo: el video del momento en el que se ve cómo un rugbier se lamió la sangre de Fernando Báez Sosa. Miralo.

La escena más macabra del caso Báez Sosa: cómo fue el momento en el que el rugbier chupó la sangre de Fernando

El horror vuelve a tomar forma en un video que, pese al paso del tiempo, sigue provocando náuseas, rechazo y una indignación imposible de procesar. Las imágenes, hoy reavivadas por el estreno del documental sobre el caso, muestran uno de los actos más escalofriantes de la noche en la que Fernando Báez Sosa fue asesinado: un rugbier intentando borrar sus huellas chupándose la sangre de la víctima.

No fue una mancha. No fue un roce. Fue un gesto metódico, oscuro y silencioso. Un acto que la fiscalía describió como clave para entender la frialdad posterior al ataque, y que quedó registrado por una cámara sin que ninguno de los agresores sospechara que ese instante se convertiría en una prueba decisiva.

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Mientras la policía todavía se movía alrededor, mientras las sirenas comenzaban a cortar la madrugada de Villa Gesell, él se ubicó de espaldas, bajó la mirada y llevó sus dedos manchados a la boca. Como si quisiera devorar los rastros del crimen, como si tragarse la evidencia pudiera deshacer lo irreparable.

La escena —breve, pero imborrable— es uno de los momentos más comentados del juicio, un símbolo del pacto de silencio, la frialdad y la planificación que rodeó la golpiza mortal.

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Esa madrugada, mientras Fernando agonizaba en la vereda, el grupo no solo escapó: también empezó a borrar, ocultar, esconder, moviéndose con una precisión que hoy sigue causando escalofríos. El gesto de chuparse los nudillos impregnados de sangre evidenció algo más que un intento por no ser descubierto. Expuso una manera de actuar que estremeció incluso a los investigadores: una violencia que no se apagaba con el golpe final, sino que continuaba en pequeños detalles capaces de helar la sangre de cualquier persona.

Los mensajes de WhatsApp hicieron el resto. La secuencia quedó grabada para siempre, sin posibilidad de ser editada, maquillada ni olvidada. Hoy, con el estreno del documental y las imágenes viralizadas una vez más, el país vuelve a preguntarse cómo, en menos de un minuto, un instante tan breve pudo sintetizar tanto horror.

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