CHUBUT

Se conoció qué encontraron en la zona donde buscaron a Pedro Kreder y Juana Morales

La desaparición de Pedro Kreder y Juana Morales, una pareja de jubilados chubutenses, mantiene en vilo a toda la provincia desde hace más de dos semanas. A pesar de los intensos rastrillajes realizados por tierra y aire, el operativo continúa sin obtener ningún indicio claro que permita reconstruir qué sucedió con ellos.

Se conoció qué encontraron en la zona donde buscaron a Pedro Kreder y Juana Morales

La desaparición de Pedro Kreder y Juana Morales, una pareja de jubilados chubutenses, mantiene en vilo a toda la provincia desde hace más de dos semanas. A pesar de los intensos rastrillajes realizados por tierra y aire, el operativo continúa sin obtener ningún indicio claro que permita reconstruir qué sucedió con ellos.

El caso ha cobrado una enorme trascendencia no solo por la falta de resultados, sino también por las declaraciones del ministro de Seguridad de Chubut, Héctor Iturrioz, quien reconoció que en la zona donde se concentraron las búsquedas “no hay indicios de presencia humana”. Las palabras del funcionario encendieron aún más la preocupación y la frustración de las familias, que reclaman respuestas concretas.

Desde hace días, Iturrioz se encuentra al frente de los operativos en la meseta central de la provincia, una región conocida por su geografía hostil, las condiciones climáticas extremas y la casi total ausencia de habitantes. Según explicó, los equipos de rescate —integrados por bomberos, policías, defensa civil y voluntarios— recorrieron más de 30 kilómetros alrededor del lugar donde fue hallada la camioneta de los jubilados, pero no hallaron ninguna señal que indique por dónde pudieron haberse desplazado.

Ya no buscamos personas con vida”, había declarado días atrás el ministro, en una frase que causó impacto. Más recientemente, reiteró: “Se hicieron rastrillajes a 30 kilómetros del punto uno, donde se encontró la camioneta, sin resultados. No solo no encontramos los cuerpos, sino que no hay ninguna señal de que hayan transitado por ahí”.

Las palabras reflejan un panorama desolador. El terreno árido, los vientos huracanados y las temperaturas cambiantes juegan en contra de cualquier intento de búsqueda. “El clima es muy adverso. Ese sector de la provincia es famoso por el viento”, explicó Iturrioz, aludiendo a las dificultades que enfrentan los equipos.

A las condiciones naturales se suma la inmensidad de la zona, donde la vegetación es escasa y los caminos son casi inexistentes. “No tenía idea de que había tantos pumas en el área”, reconoció el ministro, dejando entrever otro factor de riesgo que complica la labor de los rescatistas.

Para el operativo, se han desplegado drones equipados con cámaras térmicas y sensores de movimiento, capaces de detectar “formas humanas” sobre la superficie. Sin embargo, hasta el momento, no se ha registrado nada que permita ubicar a Pedro y Juana. “Los drones sobrevolaron durante horas los cañadones, los arroyos secos y las zonas de monte bajo, pero no encontraron nada”, detalló Iturrioz.

La última pista concreta del matrimonio fue la camioneta Toyota Hilux con la que habían salido de su domicilio rumbo a la zona rural. El vehículo fue hallado hace más de una semana en perfecto estado, sin rastros de violencia, ni manchas hemáticas que indicaran un posible ataque.

Se procesó la camioneta en el lugar sin que nadie la toque. Se trató de buscar cualquier indicio de algo violento y no lo hubo”, explicó el ministro. “La llave estaba puesta, no había señales de lucha, y el tanque tenía combustible. Todo indicaba que se detuvieron voluntariamente o por algún problema mecánico menor”, agregó.

Sin embargo, lo más llamativo es que no se hallaron huellas alrededor del vehículo. Ni pisadas humanas, ni rastros de neumáticos, ni objetos personales. Esa ausencia total de indicios es lo que vuelve el caso tan enigmático.

Durante los últimos días, los rastrillajes se extendieron hacia un área sumamente escabrosa, donde incluso los rescatistas deben desplazarse a pie o con vehículos todoterreno especiales. En una de esas incursiones, se produjo un malentendido que alimentó momentáneamente las esperanzas: “Tuvimos ayer que hacer todo un rastrillaje por un lugar sumamente difícil, y después nos enteramos de que había sido un grupo de runners que acostumbran a caminar en ese lugar”, comentó el ministro.

La frustración es evidente entre los equipos de búsqueda. Cada jornada implica recorrer kilómetros de terreno pedregoso y enfrentar condiciones climáticas extremas, con ráfagas que superan los 80 kilómetros por hora y una sensación térmica cercana al cero.

Mientras tanto, en las localidades cercanas como Comodoro Rivadavia y Sarmiento, la preocupación crece día a día. Amigos, vecinos y familiares se mantienen a la espera de novedades, organizando cadenas de oración y difundiendo imágenes del matrimonio para mantener viva la búsqueda.

Pero el misterio no se limita al caso de Kreder y Morales. Según datos oficiales, en Comodoro Rivadavia existen actualmente 22 casos de personas desaparecidas que nunca fueron halladas. Esto convierte a la ciudad en la de mayor número de desapariciones sin resolver de toda la provincia.

El dato no pasa inadvertido entre los habitantes, que exigen mayores recursos, coordinación y transparencia en las investigaciones. Muchos familiares de otras víctimas desaparecidas se acercaron al lugar de los rastrillajes para solidarizarse con los parientes de Pedro y Juana, recordando que “la angustia es la misma para todos”.

Las autoridades, en tanto, tratan de mantener la calma. Iturrioz aseguró que “no se abandonará la búsqueda”, aunque reconoció que el panorama “es cada vez más incierto”. “Hemos agotado todos los recursos disponibles. Solo queda seguir insistiendo y esperar que algún dato nuevo aparezca”, manifestó.

La pareja, ambos jubilados, había salido a recorrer caminos rurales a comienzos del mes, según relataron sus allegados. Eran personas muy activas y acostumbradas a los viajes por la región, lo que hace aún más inexplicable su desaparición. “Pedro conocía bien el campo, y Juana nunca se aventuraba sin avisar. Es imposible que se hayan perdido tan cerca de una ruta”, dijo uno de sus hijos a los medios locales.

Las redes sociales se llenaron de mensajes de apoyo, reclamos de justicia y llamados a no bajar los brazos. Muchos usuarios recordaron otros casos emblemáticos de desapariciones en zonas rurales del sur, donde las investigaciones quedaron sin respuesta.

“En la Patagonia, cuando alguien desaparece, el silencio se vuelve insoportable”, escribió una vecina de Comodoro. La frase refleja un sentimiento generalizado: la impotencia ante la falta de pistas y la incertidumbre del tiempo que pasa sin respuestas.

Los especialistas en rescate coinciden en que el área donde se busca a la pareja es una de las más difíciles de rastrear del país. Se trata de una región de cañadones, barrancos y mesetas rocosas donde el viento borra cualquier rastro en cuestión de horas. En este contexto, incluso los perros entrenados tienen dificultades para mantener el olfato activo por más de unos minutos.

Por ahora, la hipótesis más fuerte sigue siendo la desaparición accidental, aunque las autoridades no descartan ninguna posibilidad. Se investiga si pudieron haberse desorientado, sufrido un accidente o haber sido víctimas de algún hecho delictivo.

Mientras tanto, los vecinos de la zona rural de Las Plumas y Paso de Indios permanecen en alerta. Algunos aseguran haber visto luces extrañas en los días posteriores a la desaparición; otros dicen haber escuchado el motor de una camioneta durante la noche, pero nada concreto pudo ser comprobado.

Con cada día que pasa, la búsqueda se torna más desesperante. Los helicópteros ya sobrevolaron más de 500 kilómetros cuadrados, los drones realizaron decenas de vuelos, y más de un centenar de personas participan en los operativos. Sin embargo, el resultado sigue siendo el mismo: nada.

“Esta provincia tiene una geografía tan vasta que a veces parece que la tierra se traga a la gente”, comentó un rescatista, agotado tras una jornada de 12 horas. Su frase resume el sentimiento de todos: la sensación de que el misterio crece, mientras las esperanzas se diluyen lentamente.

Aunque el ministro Iturrioz intenta transmitir serenidad, la frase que pronunció hace unos días —“ya no buscamos personas con vida”— sigue resonando con fuerza en la comunidad. Para muchos, significó el fin de la esperanza. Para otros, una señal de que las autoridades no deben rendirse hasta saber la verdad.

Por ahora, el caso de Pedro Kreder y Juana Morales se suma a la lista de desapariciones inexplicables del sur argentino, un territorio donde la naturaleza imponente parece esconder más de lo que revela.