A sus 89 años, la ex mujer de Domingo Perón vive alejada de la política y con bajo perfil en Madrid.
A sus 89 años, la ex mujer de Domingo Perón vive alejada de la política y con bajo perfil en Madrid.
“Lleva una vida monacal, con sus escrituras, sus médicos. Está en la etapa en que quiere que la dejen vivir, nada más”, explicó Alfredo García Serrano sobre el presente de María Estela Martínez de Perón mejor conocida como Isabel o Isabelita. Alfredo es un amigo español que la visita en su chalet de Madrid al cual se mudó luego de vender la mansión que compartió con Perón llamada la quinta 17 de octubre en Puerta de Hierro.
María Estela Martínez de Perón fue la tercer y última esposa del ex presidente Juan Domingo Perón. Ejerció el cargo de vicepresidenta y primera dama hasta convertirse en jefa del estado argentino durante los años 1974 y 1976. Isabel asumió como consecuencia del fallecimiento de Perón, presidente de la República en aquel entonces.
Su gobierno fue interrumpido por un golpe cívico militar. Los golpistas detuvieron a la ex presidenta como prisionera hasta el año 1981 en la residencia presidencial El Messidor ubicada en Neuquén y en el Arsenal Naval de Azul. Desde su liberación en más, abandonó por completo la actividad política.
María Estela en conjunto a sus hermanas María Eva Duarte, Blanca y Erminda fueron las únicas herederas de los bienes de Juan Domingo Perón. Dentro del testamento se incluyó una mansión llamada 17 de Octubre (en honor al movimiento obrero) ubicada en Puerta de Hierro. Allí había convivido con su ex marido durante varios años.
Entre todas las herederas y de forma consensuada, decidieron vender la escritura de la propiedad. Isabel, destinó su parte del dinero a la compra de un chalet, su actual vivienda, ubicado a 30 kilómetros al noroeste de Madrid. Se estima que su casa abarca unos 300 metros cuadrados.
En la actualidad, Isabel vive allí. Lugar en donde descansa acompañada de sus empleados de confianza.
Aunque la vivienda es considerada de su propiedad, según un testimonio de Enrique Lázaro al diario El Español, en el registro de la propiedad no figura ningún inmueble en toda España a nombre de María Estela Martínez de Perón.
Se cree que Isabel conoció a Perón en el año 1955 cuando era bailarina en un cabaret llamado Pasapoga. Aunque también existe otra versión de un primer encuentro en Panamá. Ella tenía 24 años y él 60. Juntos recorrieron varios países de América Latina, Isabel acompañándolo como su secretaría hasta que emigraron a España. Allí en la Iglesia de la Virgen de la Paloma se casaron en el año 1961 y vivieron 11 años juntos.
Luego del regreso de la pareja a la Argentina y su paso por la política, Isabel enfrentó no sólo la muerte de su marido sino también varios años como prisionera.
Una vez liberada, decidió irse a Madrid se cree que porque allí había tenido gran parte de su historia con Perón y sus hermosos recuerdos. Además, en el viejo continente pudo recuperar algunos fondos de su ex marido para poder sobrevivir el resto de sus días.
Desde esa época, solamente regresó a la Argentina de manera pública en el año 1983 para felicitar a Raúl Alfonsín y celebrar el decreto que la eximía del pago de 9 millones de dólares en concepto de la apropiación de fondos públicos, cargo del cual había sido investigada durante el período de su encarcelación.
Años más tarde en el 2007 la justicia emitió un pedido de captura para María Estela por la desaparición de un estudiante, suceso que había ocurrido un mes antes del golpe militar. Su llegada al país no se concretó debido a que, un año después de la apertura del caso, se consideró que su crímenes ya habían prescrito por la posibilidad de que se hayan cometido hace más de 30 años.
Quedando impune de los supuestos delitos, la ex presidenta argentina de 89 años se dedicó a vivir en Madrid alejada de los paparazzi e intentando mantener un bajo perfil.
Luego de dos incidentes que afectaron gravemente su salud y movilidad se cree que su vida transcurre en el jardín de su hogar (al cual visualmente no se tiene acceso), los cuidados médicos y el trabajo con sus fisioterapeutas. Según los vecinos del lugar, tampoco acude a misa en la parroquia de Santa María Soledad Torres, algo que sí solía hacer discretamente.
Su única aparición pública que rompió el silencio ante la prensa fue un aviso fúnebre enviado al diario La Nación mostrando sus condolencias a Gerónimo Venegas, un líder sindical fallecido en el 2017.
Completamente aislada y retirada de la vida pública y política su vida es al presente un verdadero enigma. Sí se sabe que, según su propia apreciación, ella misma se describe así: “Soy una humilde mujer del pueblo cuyo único mérito es haber sido discípula de Perón y mi amor a Perón y al pueblo argentino”.