La mentirita

Coronavirus, expropiaciones y economía: retratos de un gobierno paralizado que deja todo librado al azar

Pablo Winokur
por Pablo Winokur |
Coronavirus, expropiaciones y economía: retratos de un gobierno paralizado que deja todo librado al azar

En la Argentina todo está librado al azar. No hay planificación de nada, ni Presupuesto 2020, ni 2021. No hay un plan sanitario para enfrentar la pandemia que nos dio dos meses de gracia respecto a otros países. No hay un plan de salida a la cuarentena, ni un plan económico para el “mientras tanto”. Está difuso qué va a pasar con la renegociación de la deuda y el Gobierno no tiene claro si viene a terminar la revolución inconclusa del período 2003-2015 o si viene a restaurar el reformismo de la primavera radical.

“La expropiación es la herramienta, no hay otro modo”. La frase la dijo Alberto Fernández sobre la empresa Vicentin. Coincidieron los moderados del Gobierno. Omar Perotti, gobernador de Santa Fe, repite en su intimidad que si aparece una opción superadora hay que escucharla. Pero no cree que exista.

Luis Basterra, ministro de Agricultura y hombre de diálogo, también sostiene que hay que buscar alternativas. Como Perotti y como Alberto, tampoco las ve posibles. “Quizas encontramos una figura que no sea tan drástica”, se ilusionan en su entorno.

El interventor de la empresa, Gabriel Delgado, pidió tranquilidad. Aseguró en cada conversación de los últimos días que intentará entregar un menú de opciones alternativas: "Soy un interventor no un expropiador. Hay que tener mucha imaginación", le dijo a un colaborador.

Según explica a quien le pregunte, lo que se busca es una "intervención en el mercado en el marco de los juegos del mercado y que sea una referencia, pero no para intervenir a lo Moreno". Por las dudas, suele avisar que si esto termina a lo Moreno, él no va a estar.

Gabriel Delgado es un economista con un doctorado en finanzas de Cema. No quiere rifar su prestigio en una epopeya de dudoso final. Dato color: es hermano del fiscal Delgado y quienes lo conocen dicen que ambos tienen un temperamento fuerte. "Nacionalización y no expropiación. La medida es el rescate", repite una y otra vez.

“La palabra clave es "rescate": que no se "extranjerice”, coinciden en la Rosada. El problema –aclaran- es que la deuda de la empresa es demasiado grande como para que la pueda adquirir un grupo nacional: se calcula en unos 1500 millones de dólares. De esos, 450 millones son para los productores y 400 a bancos nacionales.

El gobernador de Santa Fe, Omar Perotti no está de acuerdo con la expropiación, pero no quiere decir que no acompañe esta solución. “Es la única herramienta que tiene el Estado para salvar a Vicentin”, explican cerca del mandatario, un peronista de centro que no quiere saber de nada con ciertas prácticas del kirchnerismo ortodoxo.

“Vamos a trabajar para que la instancia aparezca con cooperativas, capitales privados, un mix”, mandó a decir, para calmar cierto malestar en su provincia.

Llamó la atención en estos días el silencio de la mayoría de los gobernadores. También de Sergio Massa, una pata fundamental en la coalición de gobierno. Solo mostró un zoom con empresarios del agro y se llamó a silencio. "El sector agroindustrial representa una enorme oportunidad y es además uno de los motores más importantes que tiene la Argentina para mirar su futuro", dijo, oportunamente e ignorando la palabra Vicentin.

 Embed      
Cambiemos presentó a Massa la nominación de Pichetto
Cambiemos presentó a Massa la nominación de Pichetto

En cambio, salieron a apoyar en el PJ bonaerense, que preside Gustavo Menéndez. Cada uno sabe dónde está su fuerza electoral y qué resortes tiene que preservar.

La empresa hizo una contrapropuesta para evitar la expropiación, pero el Presidente la vio como “inviable”. “No hay posibilidad de acuerdo con la empresa adentro. Los tipos saben que perdieron la empresa”, dicen en unas de las patas de la negociación.

El Gobierno hizo una pirueta enorme. Vicentin es una firma con grandes problemas financieros. Su rescate podría haber sido anunciado como una medida más; pero Alberto se puso en el centro de la escena al anunciar su intervención y expropiación el lunes pasado.

Al lado, Anabel Fernández Sagasti, una senadora que es la cara de Cristina en la Cámara alta. También estaban Gabriel Delgado, un técnico que cuenta con mucho respaldo por parte del sector agrícola. Eran dos patas de una mesa que podía mostrar cierto equilibrio. Pero Sagasti tiene un perfil más alto que Delgado; su moderación quedó desdibujada en la presentación.

Alberto vio el alto rechazo (¿mediático?) que tuvo la medida e intentó mostrar su lado más amable. Dijo que estaba dispuesto a negociar y llamó a una mesa de diálogo. Ahí no estuvo Sagasti. En cambio metió a dos caras más amistosas: el ministro de agricultura, Luis Basterra (hasta ese momento ausente) y al gobernador de Santa Fe, Omar Perotti.

El mismo lunes por la tarde, el propio gobierno se encargó de difundir un comunicado de Perotti en que apoyaba la medida. Después, por algunos problemas internos, Perotti tuvo que aclarar que no era tan así…

El Gobierno pegó un volantazo entonces y dijo que no era nacionalización sino intervención. La compañía aceptó esa figura y siguen negociando, con esas caras más amigables. Una vez intervenida la empresa, el Gobierno insistió con la figura de la expropiación.

El martes el Gobierno filtró el proyecto de expropiación de Vicentín, con la firma de una funcionaria del ministerio de Producción. Nunca llegó al Congreso.

En cambio, el viernes por pedido del “Pelotudo” Oscar Parrilli se creó una comisión para investigar los créditos del Banco Nación a la empresa durante la gestión Macri. Una instancia extrajudicial donde para probar cualquier delito solo hacen falta mayorías parlamentarias. En política se sabe que Parrilli “no tiene pensamiento propio”.

No está claro tampoco cuál es el objetivo general de todo esto:

  • El lunes se habló de soberanía alimentaria.
  • El martes se habló de rescatar una empresa como un caso puntual y se descartó que fuera una política generalizada.
  • El miércoles se difundió que Alberto había tenido diálogo con los dueños de la empresa y que quizás daba marcha atrás.
  • El jueves se hizo una reunión en la que supuestamente se acercaron posiciones.
  • El viernes Alberto dijo que no había otra salida y que se expropiaba.

¿Se apuró el Gobierno en lanzar esta medida de manera tan descoordinada? “Los muchachos de Vicentin si no salía lo del lunes, no hacían nada. Ahora se tuvieron que sentar. Cada día que pasaba la empresa valía menos. Había que intervenir urgente”, explican desde uno de los ministerios moderados.

Recuerdan en la Rosada que en el último semestre de 2019 la gestión de Macri dejó caer 3 empresas del sector. “Nosotros no lo vamos a permitir”, dicen.

La improvisación tiene también otras caras...

Esta semana se va a volver a discutir un endurecimiento de la cuarentena. Como contó A24.com el sábado, Alberto le pidió a Axel Kicillof que le pida a Larreta que dé marcha atrás a la flexibilización. El sábado hablaron por teléfono y sus equipos se juntaron por Zoom. Van a seguir "evaluando variables para determinar si hay que tomar nuevas medidas de confinamiento ahora o si se puede esperar unos días".

Según observan desde el oficialismo hace falta más tiempo para bajar la curva, aumentar los testeos, aislar casos sospechosos y evitar el colapso del sistema sanitario. Los mismos argumentos por los que hace 3 meses se decidió empezar la cuarentena.

Faltó durante este tiempo planificación e información clara sobre cómo se iba a seguir:

  • Apenas empezó la cuarentena se empezó a reclamarle al gobierno que aumentara los testeos.
  • El Gobierno rápidamente contestó que no era necesario siempre que la positividad diera entre el 10 y el 20%.
  • Más adelante, nos enteramos que la positividad se mantenía baja porque solo se testeaba a los pacientes con más de 38° de fiebre.
  • Ahora la positividad es de entre el 30 y el 40%. Nadie explica por qué es tan alta ni por qué no se testea más.
  • Algunos sectores plantearon crear equipos de “trazadores” para rastrear a los “30 contactos estrechos” del infectado previos a la aparición de los síntomas. No queda claro que se esté haciendo.
  • Los protocolos siguen siendo muy rígidos y si no aparecen síntomas no se testea.
  • También se pidió aplicar un “esquema valvular intermitente”: tomar variables objetivas como camas ocupadas o tasa de duplicación para apretar o liberar la cuarentena.

Nada de eso se hizo y la información sanitaria sigue siendo dada a cuenta gotas tanto por el gobierno nacional como el de la provincia y la Ciudad. En algunos aspectos se logró cerrar la grieta.

Como pasaba con Messi en la selección, uno espera que saquen con alguna jugada mágica de la galera, que tomen alguna acción que permita cambiar el rumbo de la historia. Pero la acción no llega y el Estado sigue llegando tarde en todas sus acciones.

Mientras tanto, la cuarentena:

  • Sigue sin haber un plan de corto y largo plazo
  • No se sabe si en junio se va a pagar el IFE y las ATP.
  • No se sabe si el Estado va a ayudar a las empresas con el aguinaldo.
  • No hay protocolos claros para el inicio de clases.
  • No hay todavía un plan de infraestructura escolar para garantizar que las clases lleguen cuando sea posible.
  • No se sabe cuál es el plan productivo del Gobierno, ni cómo piensa rescatar a las empresas que indefectiblemente van a morir tras esta cuarentena eterna. ¿Será una solución posible expropiar a todas?

Nota al pie: Formosa desoyó todas las recomendaciones del ministerio de Salud de la Nación. Pone en cuaretena por 14 días a cualquier persona que entra a la provincia. Así, detectó un caso positivo de Covid-19 al día 11 de aislamiento de un pibe que venía de Buenos Aires. Después hizo un testeo masivo a 225 personas que habían estado en contacto directo o indirecto con este paciente. Así se detectaron los casi 35 positivos previos al domingo.

Dato: la tasa de positividad en Formosa es de 2,25%, muy lejos de la efectividad que pide la OMS. Pero hasta ahora no había casos y se logró una detección temprana de los contagios. Veremos si es suficiente para controlar un brote.

Un año después...

El viernes el Frente de Todos cumplió su primer año de vida. El Gobierno de Alberto cumplió 6 meses esta semana. No tiene ninguna medalla importante que colgarse, más allá de haber logrado domar por un tiempo la pandemia que azota al mundo.

Mientras tanto, adentro sigue habiendo muchas dificultades de gestión. Empieza a sentirse la falta de un mensaje unificado. El gobierno no tiene relato ni voceros.

El doble comando en muchos casos se hace sentir, especialmente en las áreas que le interesan a Cristina. Por ejemplo, muchas designaciones no salen sin su aval y se necesitan los dos visto bueno -el de Alberto y el de ella- para destrabar la cuestión. Y esto no siempre se da.

 Embed      
Santiago Cafiero junto a Martín Guzmán, Wado de Pedro.
Santiago Cafiero junto a Martín Guzmán, Wado de Pedro.

La falta de coordinación es evidente. Santiago Cafiero, el jefe de Gabinete, este miércoles hace su primera aparición pública formal en su cargo en el mundo político: después de 6 meses, presenta su informe de gestión en el Senado enfrente de Cristina Kirchner que lo ignora.

El jueves se reunió con Guzmán. Ambos van a empezar a tener reuniones semanales con cada ministerio para empezar a discutir el presupuesto 2021. Otra efemérides: se cumplen 10 meses desde que Alberto ganó las PASO 2019 y supo que iba a ser presidente.

 Embed      
¿Te gustó esta columna? Suscribite a La Jungla del Poder haciendo click abajo de la foto. Te llega a tu mail dos veces por semana.
¿Te gustó esta columna? Suscribite a La Jungla del Poder haciendo click abajo de la foto. Te llega a tu mail dos veces por semana.

¿Te gustó esta columna? Suscribite a La Jungla del Poder haciendo click acá. Te llega a tu mail dos veces por semana.

Se habló de