Tras el acuerdo con el FMI

Inflación, tarifas y retenciones: las nuevas tensiones en el horizonte que debe afrontar el Frente de Todos

El Presidente diseña el plan para dirimir las tensiones permanentes con la vicepresidenta. ¿Puede haber una ruptura en la alianza?
Mariano Obarrio
por Mariano Obarrio |
Alberto y Cristina el 1° de marzo. 

Alberto y Cristina el 1° de marzo. 

Tras la esperada aprobación del acuerdo con el FMI en el Senado este jueves, el gobierno de Alberto Fernández espera terminar esta semana con el capítulo del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional pero se prepara para administrar las tensiones con el Instituto Patria y la vicepresidenta Cristina Kirchner en la gestión de la inflación, la suba de tarifas, los combustibles, las retenciones y el aumento de impuestos.

Según pudo saber A24.com de altas fuentes gubernamentales, Alberto Fernández está evaluando cómo encarar la próxima etapa. La relación con Cristina Kirchner y con el diputado Máximo Kirchner está virtualmente rota, pero el Presidente y el kirchnerismo tienen el propósito de no fracturar el Frente de Todos: garantiza el manejo de recursos y poder, y lo necesitan unido para 2023.

El Presidente necesita terminar de aprobar en el Senado el acuerdo con el FMI para consagrar su logro político y acto seguido buscará darle solución al tope de los precios de los alimentos locales: el cierre del registro de exportaciones de harina y aceite de soja anticipa el aumento de retenciones a esos productos de 31 a 33%, aunque no se tocarían las de la soja, el maíz y trigo. El producto de ese aumento irá a engrosar el fideicomiso para subsidiar el precio local de la harina.

“Se discute aumentar el fideicomiso y suba de retenciones, que más tarde o más temprano se va a dar”, dijo a A24.com un ministro del entorno del Presidente.

Los escenarios de las futuras batallas con el kirchnerismo

¿Dónde se dirimirán entonces las futuras batallas entre el Presidente y La Cámpora y cómo se laudarán los principales conflictos? Cerca del Presidente, en el albertismo, nació una división de “palomas y halcones” al igual que en Juntos por el Cambio. Ninguna de las partes quiere romper la alianza, pero los “halcones” piden que Alberto reafirme su autoridad con la consolidación de políticas y ciertos logros clave.

En ese bando se inscriben los ministros de Economía, Martín Guzmán, de Desarrollo Social, Juan Zabaleta; de Seguridad, Aníbal Fernández; de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, y los secretarios de la Presidencia, Julio Vitobello, y de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz. Plantean mayores gestos de autoridad del Presidente.

Del lado de los moderados militan Juan Manzur, jefe de Gabinete; Vilma Ibarra, secretaria legal y Técnica, el asesor presidencial Juan Manuel Olmos, y la portavoz presidencial Gabriela Cerruti, entre otros funcionarios. Son los que aseguran que hay que extremar las líneas de diálogo con el kirchnerismo más allá de la radicalización de Cristina y Máximo.

Esperan que Cristina Kirchner no debilite aún más al Presidente

Las próximas batallas entre albertistas y kirchneristas comenzarán a dirimirse después del capítulo del FMI en el Senado. En la Casa Rosada, según pudo saber A24.com, prenden velas para que la vicepresidenta no haga ningún gesto de sobreactuación más que debilite al Presidente.

Pero nadie arriesga a si se ausentará de la sesión o hará gestos para desacreditar el acuerdo con el FMI, que fue aprobado por 202 votos en la Cámara de Diputados.

La batalla por la inflación que enfrenta a unos y otros comenzará a dirimirse hoy cuando el Indec dé a conocer el nuevo índice de febrero, que podría estar por encima del 4%. Con la suba de las naftas del 11,5% se estima que en marzo podría sobrepasar el 5%. El secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, está apuntado por sectores del albertismo puro. No hubo resultados de los controles de precios.

El ministro de Economía, Martín Guzmán, apuesta a la baja de la emisión monetaria a la cual estará obligado por el acuerdo con el FMI, que fija el 1% del PBI para 2022 luego de 3,7% de 2021. Más allá de que considera que es un “fenómeno multicausal”, el acuerdo con el Fondo le dará a Guzmán una buena excusa para bajar la emisión de moneda y el kirchnerismo recela del ajuste fiscal que ello significará.

La suba de tarifas y combustibles, aún no saldada

La suba de tarifas es un capítulo que genera confusión e incertidumbre. Además del rechazo del kirchnerismo puro a la quita de subsidios a la clase media y media baja, la suba del precio internacional del crudo y del gas complica sobremanera el cálculo de la quita de subsidios y el nivel de suba de tarifas. Será un conflicto con final abierto. Además, Guzmán y Kulfas deberán dirimirlo con el secretario de Energía, Darío Martínez, y el subsecretario de Energía Eléctrica, Federico Basualdo, que responden a las órdenes del kirchnerismo.

Más allá del rechazo de Máximo Kirchner a la ley del FMI en Diputados, muchas de las medidas que surgen del acuerdo estarán en manos de funcionarios de su riñón.

Las subas de los combustibles y las naftas de YPF entre el 9,5% y el 11,5% le pondrá más presión a la inflación. La paradoja es que el aumento fue dispuesto por el presidente de YPF, Pablo González, un hombre del kirchnerismo puro. Pero en este caso, las subas están justificadas por la guerra Rusia-Ucrania. El propio González dijo hace días que no sabía cómo terminará ese aumento a lo largo de 2022.

Una compensación para La Campora y contra el campo

Dentro del Gobierno, la pelea interna con el kirchnerismo determinó que el ministro de Agroindustria, Julián Domínguez, apurara el cierre del registro de exportaciones de harinas y de aceite de soja, lo cual hace presagiar un aumento de 31 a 33% las retenciones a las exportaciones de esos productos industriales. No se tocarán las retenciones a los granos; sí a la industria.

El Presidente había sufrido la deserción de votos de los diputados Máximo Kirchner y aliados de La Campora en el acuerdo con el FMI. El manual de las compensaciones llevó a Alberto a emitir una señal contemporizadora al kirchnerismo: el campo es un adversario que cohesiona al Frente de todos. Pero dinamitó al único aliado que tenía en el agro, que era el Consejo Agroindustrial con el cual había acordado la ley agroindustiral. Lo justificaba la inflación y la guerra en Europa.

Luego del acuerdo con el Fondo, también el aumento de impuestos se transformará en una tensión permanente con el kirchnerismo, según aseguran fuentes oficiales a A24.com. El propio acuerdo con el FMI ordena un revalúo inmobiliario, ahora la clave será por donde pasará la guadaña del fisco.

“Vamos a ver cómo sale la sesión del Senado, todo está muy confuso y el clima no es nada bueno. La relación futura con Cristina Kirchner dependerá de cómo se apruebe el acuerdo el jueves”, dicen en el albertismo. Dentro del kirchnerismo, hay un clima de reclusión: en la cocina del entorno de Cristina Kirchner evalúan la nueva épica interna con la cual saldrán el día después.

La inesperada escalada entre Larroque y Aníbal Fernández

“Una cosa es que vos sepas que es táctico y otra la cruzada de una guerra santa”, se asombran algunos kirchneristas que todavía no saben hasta donde acicateará la vicepresidenta a los suyos. El ministro de Desarrollo Humano bonaerense, Andres Larroque, corrió el discurso de las agresiones contra el despacho de la vicepresidenta a un grado de connivencia del albertismo. La propia Cristina Kirchner dijo que fue “planeado y ejecutado”, aunque omitió especificar el blanco de sus sospechas.

Es por eso que el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, tuvo que salir a desmentir a Larroque; algunos en el Gobierno sospechan que hubo un mal manejo y falta de coordinación, aunque nunca una intención de liberar la zona.

El conflicto entre el albertismo y el cristinismo, que ya no se disimula en la Casa Rosada; provoca además una parálisis en la gestión de cuestiones importantes como los pliegos de militares, jueces y embajadores, demorados en el Senado.

Un ministro dijo a A24.com que a partir de que el Senado sancione el acuerdo con el FMI, el presidente Alberto Fernández presume que toda su gestión será en clave de administrar la tensión entre el peronismo y su núcleo duro contra el Instituto Patria. “Alberto necesita reafirmar su autoridad, su gobierno, sobre la base de resultados y de concretar su agenda y no de la pelea con Cristina”, señaló un alto funcionario.

Las "cajas" de La Campora no se tocan, por ahora

En la Casa Rosada predomina la idea de que el Presidente sabe que no tiene destino sin el Frente de Todos. “Si esto se fractura perdemos todos. Además, La Cámpora y el kirchnerismo no quiere desprenderse de las “cajas” que dan los cargos:

*Los ministerios del Interior (Eduardo «Wado» de Pedro), de Justicia (Martín Soria), y Ciencia y Técnica (Roberto Salvarezza). De Pedro es hoy el único puente entre Máximo Kirchner y el Presidente.

-La Anses (Fernanda Raverta),

-El PAMI (Luana Volnovich),

-Aerolíneas Argentinas (Pablo Ceriani),

-YPF (Pablo González),

-La Secretaría de Energía (Darío Martínez y Federico Basualdo),

“Pero Alberto está muy caliente por las operaciones y con los ‘pibes’ (La Cámpora) con esto de operar en contra del acuerdo y plantear el conflicto en términos de complot contra la vicepresidenta”, señaló un ministro a A24.com.

“Ahora necesitamos la sanción del Senado, meter ese gol que será de Alberto puro. Luego vendrá la batalla de los precios, no hay tiempo que perder y la discusión por las exportaciones, retenciones y la manera de poner un tope a los precios, que es una discusión de todo el mundo”, señaló el funcionario. Allí se dará el segundo capítulo de la pelea interna del Frente de Todos.