El deterioro de IOSFA no es reciente, pero se hizo más visible en los últimos meses. Pacientes oncológicos y personas con enfermedades crónicas reportaron severas dificultades para acceder a medicamentos de alto costo, con demoras en las autorizaciones y, en algunos casos, interrupciones de tratamientos esenciales. Asociaciones de familiares y grupos de retirados advierten que las demoras en reintegros y la reducción de prestaciones fueron escalando hasta niveles que comprometen la atención médica básica.
Dentro del gobierno se menciona la posibilidad de dividir la estructura del IOSFA en dos sectores diferenciados: uno orientado al personal de Defensa y otro al de Seguridad. La medida buscaría simplificar circuitos administrativos, ordenar el financiamiento y delimitar responsabilidades entre dos universos de afiliados con necesidades y presupuestos distintos. Sin embargo, la propuesta también genera interrogantes sobre la continuidad de las prestaciones durante el proceso de transición.
La gestión anterior había ensayado un plan para reducir gastos, revisar contratos y establecer nuevos mecanismos de compra de medicamentos, pero los ajustes no lograron revertir la crisis. En paralelo, los reclamos formales de afiliados y las protestas silenciosas en distintas guarniciones militares expusieron el descontento creciente dentro de una institución históricamente disciplinada y reacia a los planteos públicos.
La auditoría anunciada por Presti se convierte así en una prueba de fuego para el nuevo ministro. Por un lado, buscará ordenar una estructura sanitaria compleja, con una base de afiliados numerosa y en tensión. Por otro, se juega parte de su capital político en el primer tramo de su mandato, en un sector donde el impacto social y humano de las decisiones se mide en tiempo real.
El futuro del IOSFA se definirá entre la necesidad urgente de garantizar prestaciones esenciales y la exigencia de transformar un modelo de gestión que llegó a un punto límite.
En los próximos meses, el seguimiento de la auditoría y los eventuales cambios en la conducción marcarán el pulso de un sistema que hoy se encuentra bajo presión y en el centro de la agenda de Defensa.