En el barro

La banda de los copitos: los extraños vínculos detrás de un grupo extravagante y peligroso

Comodoro Py tiene la oportunidad de histórica de apartarse de la subjetividad de la política y los medios. Quién es quien y quién sigue.
Edi Zunino
por Edi Zunino |
La Banda de los copitos

La "Banda de los copitos", la tragicómica red de sicarios de Cristina (Foto: archivo A24.com)

Era inútil pretender que la investigación judicial por el intento de asesinar a Cristina Kirchner no se politizara. Hubiera sido casi un contrasentido en sí mismo, ante todo tratándose de quien se trata. Sin embargo, sería deseable que, por una vez, Comodoro Py quedara inmune a las presiones desde afuera para poder determinar los hechos y las responsabilidades sin contaminarse con otras perspectivas o intereses. La historia de la "banda de los copitos" abre nuevos interrogantes.

Es que la lógica judicial se supone -o debiera ser- inversa al razonamiento político. Mientras la primera consiste en consignar hechos sustanciados por personas, el otro suele apelar a las generalizaciones y el imperio de las circunstancias. En síntesis: el territorio de la justicia es lo objetivo; el de la política tolera irse al pasto de la subjetividad cuantas veces sea considerado necesario.

En el caso de CFK y la llamada “banda los copitos”, la mirada pública tiende a lo subjetivo tal vez más que en otros casos. La extravagancia de los acusados, su nulo profesionalismo, la marginalidad de sus razonamientos y los contornos mediáticos que parecieran animarlos les quita credibilidad de criminales.

El asunto es que, yendo a lo concreto, a Fernando Sabag Montiel (35), Brenda Uliarte (23), Agustina Díaz (21) y Nicolás Carrizo (27) se los puede ubicar con pruebas irrefutables en el centro y la periferia más inmediata de los hechos que se investigan. No caben dudas de que:

  • Sabag fue el tirador fallido y buscó el momento más propicio para serlo.
  • Uliarte lo acompañó en el plan, que puede adjudicarse a una idea de ella.
  • Díaz conocía las intenciones y movimientos de Uliarte.
  • Carrizo puso la “pantalla comercial” para el reconocimiento previo del terreno. (Desde la investigación se desliza que “su teléfono es una Caja de Pandora”).

Hasta el cierre de esta columna, la pesquisa se centra en esas cuatro personas y el lugar que cada una ocupó en los hechos. Lo más llamativo que queda por determinar en cuanto al material reunido es la identidad de una mujer que, el día de la tentativa de magnicidio en una hamburguesería de Quilmes, tiró al suelo un papel que Uliarte recogió del piso y Sabag leyó, para arrojarlo a la basura en seguida. ¿Una orden?

Todo lo demás, por ahora, es contexto político. Y se presta sin fisuras a la especulación (que no constituye prueba de nada, si bien vale para alimentar hipótesis). En primera fila se anotan dos agrupaciones de “escrachadores” digitales y callejeros llamadas Revolución Federal y Nación de Despojados. Se destacan por sus coincidentes perfiles de odio anti K. Brenda Uliarte se cuenta entre sus seguidores y participó de acciones al aire libre.

Revolución Federal tiene al frente a dos jóvenes: Leonardo Sosa y Jonathan Morel. El referente de Nación de Despojados se llama Gastón Guerra. Este jueves 15, la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) denunció a los primeros aportando escuchas donde hablaban de “matar” a Máximo Kirchner y al presidente Alberto Fernández. Además, se pidió analizar qué tipo de relación pudieron tener con empresas de Nicolás “Nicky” Caputo -considerado “hermano del alma” de Mauricio Macri- por trasferencias bancarias acreditadas.

Mañana, por otra parte y según se anunció, el ministro Sergio Massa sumaría denuncias contra Guerra, por las agresiones violentas sufridas el día de su jura en Casa Rosada.

A todos se los relaciona con la ya famosa Ximena Tezanos Pinto, vecina de CFK en Juncal y Uruguay, a quien visitaron al menos en una oportunidad.

Junto con Gastón Guerra sería denunciada una tal Lilia Lemoine. La mujer merece un párrafo aparte. Tiene un contrato en la Ciudad de Buenos Aires y suele participar en la organización de eventos protagonizados por Javier Milei, a quien también sigue su novio o exnovio. Se llama Jorge Gorostiaga, pero es más famoso por su alias, Emmanuel Danann, un influencer bastante violento que -según se investiga- habría sido infiltrado por la misma AFI en La Libertad Avanza.

El único nexo constatado por ahora entre los cuatro detenidos y estas estructuras sería Brenda Uliarte, quien llegó a movilizarse con ellos pero la habrían defraudado. Según sus chats con Agustina Díaz, los consideraría demasiado moderados.

Todo muy friqui, desde luego que sí. Aunque no por eso menos peligroso. Terminó en escándalo. Podía haber acabado en un desastre por TV.