El oficialismo esperaba ubicarse como primera fuerza en al menos seis de los ocho distritos, y cumplió el objetivo.
El Senado es el espacio donde se definen los nombramientos judiciales, se debaten proyectos sensibles y se pueden ratificar o rechazar vetos presidenciales. Por eso, ganar volumen en esta cámara es una prioridad para el oficialismo, que hoy se encuentra en clara desventaja frente al bloque peronista y sus aliados. El tercio también le permitiría a Milei bloquear un eventual juicio político.
La mecánica de reparto por mayoría y minoría obliga a los partidos a concentrar votos en pocas listas. Si una fuerza oficialista se ubica tercera en una provincia, queda directamente sin representación, incluso si obtiene una buena cantidad de sufragios. Esta lógica potencia el valor estratégico de los distritos en juego, y refuerza la importancia de los acuerdos con aliados provinciales.
Según estimaciones previas, el oficialismo consideraba que en una elección favorable podría llevarlo a alcanzar entre 14 y 21 senadores propios. Esto le permitiría bloquear iniciativas opositoras, aun sin llegar a la mayoría absoluta.