Casa Rosada

¿Qué le pasa a Alberto Fernández?: retrato de un Presidente agobiado por la pandemia y la inflación

Bloopers, reflexión y cambios de discurso: lo que se dijo en la Rosada sobre los vaivenes de Alberto Fernández. Dudas sobre la salud del Presidente.
Stella Gárnica
por Stella Gárnica |
Alberto Fernández emocionado por los enfermeros. (Captura de TV)

Alberto Fernández emocionado por los enfermeros. (Captura de TV)

Cerca de Alberto Fernández dicen que está de buen humor, que admite los errores y que se encerró en sí mismo esta semana, bajando el perfil para reflexionar sobre la crisis política que derivó de los bloopers que hicieron temer lo peor. Hubo dudas por el estado de salud del Presidente, por estrés, en medio de la crisis por la pandemia y la inflación.

Alberto Fernández se dio cuenta, a fuerza de porrazos, que no puede estar en todas partes, sin delegar decisiones en sus funcionarios. Por eso empezó desde el lunes a delegar. Así desde la Casa Rosada, el equipo de comunicación tomó el timón, ordenó y redistribuyó las presencias del Presidente en los actos.

El lunes Fernández tuvo que suspender un acto oficial en Pergamino, por una protesta de productores en rechazo al cepo a las exportaciones de carne. Aunque, excusas al margen, tampoco asistió a la inauguración de un vacunatorio en el Centro Cultural Kirchner. Se quedó todo el día en reuniones "privadas" en su despacho de la Casa Rosada.

Ese día en el CCK, Alberto cedió el protagonismo a la ministra Carla Vizzotti, que brindó una conferencia de prensa en un escenario montado al aire libre para explicar cómo sigue el plan de vacunación y responder las dudas de las provincias que registraron una creciente desconfianza de la gente por los efectos adversos de las vacunas.

En tándem, voceros del albertismo, del kirchnerismo y del massismo se pusieron a trabajar para evitar más furcios y frenar la caída en la imagen no solo del Presidente, sino del Gobierno en general.

Ese giro se notó en el cambio del discurso a mitad de semana. Fue cuando el Presidente empezó a leer discursos escritos. Nunca lo había hecho desde que asumió el 10 de diciembre de 2019; ni siquiera al anunciar las más duras restricciones por la pandemia.

La furia de Cristina

Desde el Instituto Patria ya habían comenzado a advertir sobre los furcios del Presidente y el mismo lunes Cristina Kirchner se puso a la cabeza en defensa del Gobierno y del plan de vacunación.

Como otras veces, Cristina salió a marcar la cancha, al acusar a la oposición de "meter miedo a la población" y pidió "dejar la pandemia y las vacunas fuera de las disputas políticas". Fue el virtual lanzamiento de la campaña electoral.

La consigna fue también, "no volver a meter la pata" admiten en el entorno presidencial.

¿Cómo está de ánimo del Presidente?

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El mismo Presidente respondió a la pregunta que circuló durante toda la semana por los pasillos de la Casa Rosada: está agobiado por la falta de reconocimiento a la gestión. No es lo mismo, dicen, gestionar en tiempos de normalidad que gestionar la pandemia. Por otro lado, pesa la imposibilidad de controlar todas las variables y decisiones del Gobierno.

Los argumentos del Presidente se pueden leer en el discurso en el homenaje a Güemes, con quien se comparó al señalar "el tardío reconocimiento del prócer, que -dijo Alberto- fue maltratado, abandonado en los peores momentos cuando acechaba la parca". Pero acusó a sectores "poderosos que quisieron corromperlo".

Horas después, el viernes, se lo notó emocionado, casi al borde del llanto cuando en el acto por el proyecto de ley de enfermería se quebró su voz al recordar a "los 100 enfermeros que perdieron su vida en esta pandemia".

Pero otros escándalos se desataron en los medios. Las citas privadas del Presidente coparon los portales y algunos canales de televisión, mostrando en medio de la crisis, al Presidente recibiendo a una artista plástica de Mendoza, Florencia Aise. Fue un almuerzo de dos horas, que incluyó un city tour por la Casa Rosada.

Todo, mientras la Argentina no encuentra solución a los problemas más graves endémicos, como confirmaron esta semana los índices de pobreza y de inflación del INDEC.

Crisis: El clima de Palacio vs el clima en las calles

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Las protestas persiguen los actos y recorridas de campaña del Presidente que viaja al interior en busca de apoyo en gobernadores e intendentes.

"Las criticas son porque ya empezó la campaña electoral", coincidieron en justificar ante la consulta de A24.com fuentes de la Casa Rosada.

Pero en la Rosada diferencian “el clima de palacio” del “clima de la calle", el que se vive "en los barrios” donde dicen, mantienen el apoyo a la gestión. Se entusiasman en el Gobierno al señalar encuestas propias que los dan ganando las próximas elecciones por cerca del 10 %.

  • Definen "el clima de palacio" como las críticas de la oposición para sacar rédito electoral. Incluyen al microclima entre empresarios y medios de comunicación, a las protestas frente a la Casa Rosada, en la 9 de Julio y el Congreso de parte de organizaciones sociales ligadas a partidos de izquierda.
  • Admiten que "las protestas van a ser cada vez más a medida que se acerquen las elecciones".
  • Incluyen en el clima de palacio a los escraches que sufrió Alberto en Pergamino y en Salta esta semana.
  • En el Gobierno acusan a la oposición de Juntos por el Cambio de motorizar esas protestas.
  • Definen el "clima de la calle" con encuestas que miden la gestión en los barrios y se esperanzan con que las medidas de ayuda a las clases media y baja, a jubilados, monotributistas y Pymes, surtan efecto para avanzar en la reactivación y contener la imagen del Gobierno de cara a las próximas elecciones.

Ante las protestas, la respuesta del Gobierno llegó esta semana a través del anuncio de pago de bonos para jubilados, planes sociales como la AUH, la baja de categorización de monotributistas, devolución de retenciones del impuesto a las ganancias, la ampliación del pago de REPRO a Pymes y comerciantes.

Otra señal fue el guiño a los gremios de la CGT y la CTA con la convalidación de aumentos salariales por encima del 40%, muy por encima de la inflación planeada en el presupuesto 2021 de Martín Guzmán, que era del 29%.

En el Gobierno admiten que la inflación consumió en estos primeros seis meses, el 75% de la pauta prevista para todo el 2021. Por lo que ya recalculan la inflación anual entre el 45% y el 50%.

Aseguran que tienen contenida la crisis social producida por la caída del empleo y de la capacidad de compra de los salarios. Y prometen revertir con más intervención del Estado en los próximos meses para avanzar en la reactivación en sectores de la industria y el campo y generación de empleo a través de la obra pública.

Pero la otra gran preocupación de Alberto es la demora de un acuerdo por la deuda con el FMI y el Club de París, que le impide terminar con la incertidumbre económica que infla aún más las expectativas inflacionarias.

El BCRA y el gabinete económico ya dieron muestras del acople a las directivas de CFK y la campaña electoral. La orden es aumentar el gasto público para contener la crisis social y retener al electorado peronista y a la clase media.

Mientras, Alberto anunció que emitirán más billetes pero cambiarán los animales de Mauricio Macri y volverán los próceres San Martin, Belgrano e incorporarán a Güemes, con quien el Presidente se siente más identificado. ¿La maquinita otra vez será el remedio u otro síntoma de la enfermedad?