Compañías de triple impacto

Crearon una empresa de vasos reutilizables y esperan facturar $70 millones este año

Uno de los fundadores de Qero cuenta como desarrollaron el emprendimiento pionero en la Argentina. Cómo funciona el Café Circular y qué hicieron para superar la pandemia.
Darío D'Amore
por Darío D'Amore |
Emprendedores: Olivier y Esteban

Emprendedores: Olivier y Esteban, con sus vasos reutilizables. 

“Nuestra empresa reemplaza vasos descartables por reutilizables. Fuimos los primeros en hacer esto en la Argentina y en Latinoamérica. Es una idea que importamos de Europa, donde existe hace 15 años más o menos”, explica Esteban Bancalari, cofundador de Qero Vasos, emprendimiento que comenzó hace 8 años y medio.

“Empezamos con el foco puesto en eventos y festivales. Con el correr de los años nos dimos cuenta que había otros mercados que estaban con la misma necesidad y nos fuimos ramificando. Hoy tenemos propuestas para todo tipo de mercado. Trabajamos con oficinas, plantas industriales, municipios, clubes, torneos, universidades”, agrega el empresario que supo estar en la Cámara de Diputados contando su caso y forma parte de una red de activismo ambiental que trabaja para obtener legislación y ordenanzas contra el plástico de un solo uso.

-¿Cómo funciona el sistema de vasos reutilizables?

-En eventos y festivales trabajamos con seña, vas a tomar algo, cerveza, jugo, gaseosa, cuando lo devolvés, recuperás la seña. La alternativa es que te lo quedes o que vayas cambiando el vaso por otro consumo. Cuando se devuelve, el vaso se lava, se seca y entra otra vez en la rueda de funcionamiento. Aguanta cientos de lavados.

-¿Son una empresa de triple impacto?

-Definitivamente. Lo más fácil de medir es el impacto ambiental, ya que se puede sumar las toneladas de desechos, cuánto volumen hubiera ocupado, las toneladas de dióxido de carbono que evitamos generar o emitir a la atmósfera.

Después, está el impacto social, que es muy importante, ya que intentamos comunicar lo que logramos para que desemboque en un cambio de hábito y cultural y, de esta manera, en 20 años a todos les parezca ridículo haber utilizado vasos descartables.

Por último está el impacto económico: somos una empresa, no una ONG, nosotros ganamos plata con esto. Somos una red de más de 20 personas que viven de esto, entre empleados directos, indirectos y embajadores.

-¿Para la empresa que los contrata el servicio es más caro que un vaso descartable?

-Al principio sí, pero al corto o mediano plazo va a conseguir resultados favorables si cambia los vasos descartables por los reutilizables.

-¿Cuál es el último mercado explorado?

-Nuestro último emprendimiento se llama Café Circular. Tiene 9 meses de vida y nos está yendo muy bien. Es hacer lo mismo que en los eventos, pero en cafeterías. Es la primera red de vasos retornables de café de la Argentina. Hoy tenemos más de 100 cafeterías adheridas en todo el país. Podés pedir en una cafetería y devolver el vaso en otra de la red.

Son 10 provincias y 16 ciudades, básicamente en Capital, Rosario, Córdoba, Bariloche, Mar del Plata. Ya hay municipios que financian las cafeterías que se adhieran a la red. El primer contrato que firmamos fue con el municipio de Godoy Cruz, estamos cerca de hacer lo propio con la ciudad de Mendoza y con Puerto Madryn.

-¿Cómo fue creciendo la facturación de la empresa en general?

-El primer año, en 2013, facturamos $ 80.000, en 2014 $500.000. Siempre fuimos creciendo hasta llegar a 2020 con una facturación de $ 30.000.000 y esperamos $ 70.000.000 para este año.

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-¿Cómo afectó la pandemia?

-Al principio nos fulminó, teníamos grandes contratos firmados con eventos locales e internacionales que se cancelaron, habíamos adelantado producción para hacerles frente y de un día para otro nos quedamos sin nada. En el comienzo fue un caos, pero logramos revertirlo a fuerza de negociar con nuestros proveedores, un esfuerzo enorme de nuestro equipo y sobre todo innovando para idear nuevos modelos de negocio.

-¿Sus vasos están en las grandes cadenas de cafetería?

-Por ahora solo en cafeterías chicas, muchas de especialidad y algunas cadenas de 4/5 sucursales. El tema de las cadenas grandes aún no lo abordamos y así lo teníamos definido en el plan de negocio: hace falta mucha masa crítica para ponerles la "presión" y que nos acepten, porque para ellos, por el momento, aceptar una marca que no sea propia es muy difícil.

Tenemos que lograr que Café Circular sea una marca reconocida para poder ir a Martínez, Havanna, etc., y que entiendan que si usan su propia marca el concepto de red nacional no existe, y que tienen que sumarse a Café Circular igual que cualquier cafetería de barrio.

O sea, si viene mañana una cadena grande de café y nos dice que quiere hacerlo pero con un vaso que diga Café Circular - Café Martínez, por ejemplo, le decimos que no, porque se muere el concepto de cambiar el vaso en cualquier lado.

Los fundadores de esta idea de vasos reutilizables

Esteban nació en Buenos Aires, vivió casi toda su infancia en Santa Fe y volvió a Buenos Aires para hacer la secundaria. Hoy es licenciado en Administración, trabajó 6 años en consultoría de management y procesos, vivió en Uruguay y Perú varios años, hasta que retornó a la Argentina en 2010: “Allí arranqué a emprender. Siempre sentí que quería emprender pero necesitaba tener una buena base de experiencia laboral previa. Cuando volví fundé una planta de reciclado plástico en Salta y cuando estaba saliendo del negocio arranqué con Qero”, dice el hombre que tiene 40 años, es fanático de la música (toca la guitarra), juega al squash, hace surf y corre maratones 10 k con su socio, Olivier Habonneaud, de 45 años.

-¿Qué consejos darías a los jóvenes emprendedores?

-1) Las ideas perfectas no existen: cuando tengan una y ya le hayan dado suficientes vueltas, lárguense a emprender. Después, la realidad se encarga de ir modificando, adaptando la idea hasta que se vuelve algo tangible.

2) Crean en lo que hacen y no aflojen. En este sentido, los emprendimientos de impacto tienen un componente que puede ser una ventaja, que es hacer algo que nos mueve desde adentro, nos puede ayudar a ser resilientes.

No hacen falta grandes capitales. Nuestra inversión inicial fue de 5000 dólares y hoy, claramente, nuestra empresa vale mucho más que eso, aunque no tenemos el número preciso.

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