Los que estaban en la heladera no tenían ningún tipo de habilitación ni certificación. Esto representa un potencial riesgo de enfermedades bromatológicas o infectocontagiosas.
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La habitación donde estaban hacinados los animales vivos: tortugas, cotorras y coballos. (Fotos: MPF)
Por su parte, en el domicilio de Ingeniero Budge había animales de granja vivos para la venta. Tampoco tenían autorización ni control bromatológico. Se dio intervención a la autoridad municipal.
En los procedimientos intervinieron el Cuerpo de Investigaciones, la División Delitos Informáticos Complejos de la Policía de la Ciudad con médicos veterinarios de la División Perros. Además trabajó personal de la Agencia Gubernamental de Control y la Agencia de Protección Ambiental (APRA). En el caso de provincia de intervino, además, la DDI de Lomas de Zamora.