Sin edición ni cortes, la cámara fluye como un testigo invisible de cada escena, capturando con precisión los gestos, las palabras y emociones. Como dijo el propio director: “Solo tenés que pulsar grabar y, una hora después, parar”.
Ensayos y sincronización al límite
Para llegar a ese nivel de precisión, el equipo dedicó semanas enteras a ensayar cada episodio. Estaba planeado rodar cada uno de ellos diez veces, con dos tomas por día durante cinco jornadas. Sin embargo, la realidad del rodaje llevó a duplicar el número de intentos en más de un capítulo.
Cada episodio necesitó un enfoque específico. El primero, que incluye un operativo policial, una persecución y la entrada en una comisaría, fue resuelto sorprendentemente en la segunda toma del primer día. Un logro que contrasta con el cuarto y último episodio, que alcanzó la toma definitiva solo en su intento número 16.
Una coreografía perfecta de cámaras y emociones
Uno de los momentos más comentados de la serie es la escena aérea del segundo episodio. En ella, la cámara sigue a una estudiante hasta un semáforo, donde discretamente se acopla a un dron. Este vuela más de 500 metros y, al llegar al lugar de un asesinato, otro operador retoma el control para continuar en un primer plano del personaje de Stephen Graham. Un truco técnico brillante que demuestra hasta dónde llegó el equipo para mantener la ilusión del plano continuo.
Barantini explicó en Tudum: “Es mucho más complejo de lo que parece, requiere meses de preparación, semanas de ensayos y un equipo increíble para orquestar cada paso”.
Un casting entregado al límite
Los actores también se enfrentaron a un reto monumental. Erin Doherty y el joven Owen Cooper, protagonistas del tercer episodio, tuvieron que mantener su intensidad emocional durante tomas de casi una hora sin margen de error. Fue precisamente este capítulo, considerado el más “sencillo” técnicamente, el primero que se rodó. La toma final que vemos en pantalla fue la número 11.
El segundo episodio necesitó 13 intentos debido a la participación de 370 extras y la complejidad logística del plano aéreo. El cuarto, con escenas en interiores y exteriores, desplazamientos en furgoneta y una intensa carga emocional, terminó por cerrar la producción en su decimosexto intento.
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El fenómeno de "Adolescencia" en Netflix
El impacto de Adolescencia no solo se mide en términos de crítica —donde ha recibido puntuaciones perfectas— sino también en su repercusión social. Ha sido uno de los títulos más comentados en redes desde su estreno, y ya se perfila como candidata fuerte en la próxima temporada de premios.
Los foros especializados la ubican entre las mejores series del año, y el boca a boca no deja de crecer. Es, sin duda, una de esas joyas que marcan un antes y un después en la historia reciente de las plataformas de streaming.