Si Mercurio retrógrado tiene fama de quilombero, imaginate cuando cae justo un lunes. Es como arrancar la semana con el mate lavado, la SUBE sin saldo y un mensaje ambiguo de alguien que no querías saber más.
Mercurio retrógrado entra picante: confusiones, mensajes cruzados y ansiedad express. Cómo sobrevivir sin drama y aprovechar la energía sin mandarte alguno.
Si Mercurio retrógrado tiene fama de quilombero, imaginate cuando cae justo un lunes. Es como arrancar la semana con el mate lavado, la SUBE sin saldo y un mensaje ambiguo de alguien que no querías saber más.
Pero tranquiiii. Mercurio retro no es maldad cósmica: es revisión, pausa, reescritura. El problema es que, como sociedad, odiamos frenar. Cuando la energía se desacelera, nos irritamos. Pero ahí está el truco de este tránsito: si lo querés usar bien, tenés que bajar un cambio aunque no te guste.
Este lunes la confusión puede estar más a mano que el celular. No porque estés mal, sino porque Mercurio retro en Escorpio te mueve la parte mental más profunda: dudas, intuiciones raras, recuerdos inoportunos y conversaciones que querías evitar resurgen.
Y sí, la clásica: errores tontos. Mandar mensajes al chat equivocado, olvidarte de algo clave, interpretar mal un tono o leer demasiado entre líneas.
Mercurio es el planeta de la comunicación y lo cotidiano: palabras, decisiones rápidas, movimiento, micro-tareas. Cuando está retrógrado, todo eso se pone en cámara lenta, como si alguien bajara el brillo, subiera el contraste y te dijera:
“¿Seguro que querías hacer esto así nomás?”
Este lunes, ese efecto se multiplica porque:
Venimos acelerados emocionalmente por Escorpio.
Estamos más sensibles a los detalles y las señales.
Cualquier confusión parece más grande de lo que es.
Mercurio retro en Escorpio no se conforma con errores técnicos; quiere que mires tus motivaciones reales. Es un tránsito de psicoanálisis cósmico.
Foto: Internet. Mercurio retrógrado sacude tu lunes.
Te cebás rápido. Todo parece personal.
Leés entre líneas hasta donde no hay líneas.
Te cuesta empezar, pero después querés resolver todo de golpe.
Necesitás silencio y al mismo tiempo necesitás hablar.
La memoria se activa para lo útil… y para lo que no.
Básicamente, tu cerebro está en modo “software viejo queriendo actualizarse”, pero vos no sabés si apretar “Sí”, “No” o “Recordármelo mañana”.
1. No contestes mensajes calientes al instante
Especialmente si sentís el latigazo emocional escorpiano. Esperá. Respiralo. Releelo.
2. Revisá dos veces todo lo que mandes, firmes o publiques
Mercurio retro ama los errores de tipeo y las confusiones tontas.
3. No hagas compras importantes porque “te pintó”
Después te arrepentís y decís “¡qué boludo/a!”. Mercurio retro se alimenta de eso.
4. Hablá simple y directo
No seas enigmático. No ayuda. Y menos hoy.
5. Si no entendiste algo, preguntá
No asumas. No interpretes. No te armes pelis.
Aries: te sube la impulsividad. Contá hasta 20.
Tauro: conversaciones incómodas, pero liberadoras.
Géminis: tu planeta regente retro, así que paciencia triple.
Cáncer: emociones mezcladas; no te tomes todo personal.
Leo: ego sensible, pero intuición afilada.
Virgo: mil cosas a la vez, revisá prioridades.
Libra: equilibrio interno inestable, pero revelador.
Escorpio: revelaciones profundas.
Sagitario: la ansiedad pega fuerte; bajá un cambio.
Capricornio: organización caótica, pero productiva.
Acuario: necesidad de aclarar malentendidos.
Piscis: intuición al palo; no todo es señal.
¿Por qué se sienten tantos enredos con Mercurio retro?
Porque baja el ritmo mental y aumenta la sensibilidad.
¿Conviene hablar de temas importantes hoy?
Sí, pero despacio. Sin apuros. Con mucha claridad.
¿Todo se va al carajo?
No. Solo se desacomoda lo que ya venía flojo.
¿Sirve para algo esta energía?
Muchísimo. Te ayuda a repensar decisiones y ordenar tu mente.
¿Cuándo pasa esta vibra?
En unos días se suaviza, pero sigue activo hasta fin del retro.
Mercurio retro no quiere arruinarte el lunes: quiere evitarte una cagada más grande.
Si frenás, observás y hablás claro, el día no te desarma: te acomoda.
Usá la pausa como herramienta, no como castigo.