Salud

Por qué sube la fiebre de noche: la explicación de la ciencia

Cuando alguien tiene fiebre, la temperatura suele aumentar durante la noche. La ciencia explica que este patrón responde a la combinación del reloj biológico, la actividad del sistema inmunitario, los cambios hormonales y los factores ambientales.

Los picos de fiebre nocturnos reflejan la interacción entre biología

Los picos de fiebre nocturnos reflejan la interacción entre biología, hormonas y entorno, y ayudan al cuerpo a combatir infecciones.

La fiebre es una de las respuestas más comunes del organismo frente a infecciones. Lo llamativo es que suele intensificarse hacia la noche. No se trata de una mera percepción, sino que detrás de este fenómeno hay una explicación científica: responde a la interacción entre el reloj biológico, los mecanismos inmunológicos, la regulación hormonal y, según algunos especialistas, hasta factores evolutivos.

Se considera fiebre cuando la temperatura corporal supera los 37,5 °C a 38 °C, siendo una respuesta natural del organismo frente a infecciones o inflamaciones.

Fiebre: por qué sube la temperatura de noche, según la ciencia

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El organismo funciona con un ciclo circadiano de aproximadamente 24 horas que regula múltiples funciones, entre ellas la temperatura. En personas sanas, esta puede variar hasta un grado: es más baja en la madrugada y alcanza su máximo por la tarde. Cuando hay infección, la fiebre se monta sobre ese ritmo natural y hace que los picos nocturnos resulten más notorios.

La fiebre no constituye una enfermedad en sí misma, sino una reacción del sistema inmunitario. Ante la presencia de patógenos, se liberan pirógenos que actúan sobre el hipotálamo y elevan el “termostato” interno. Este aumento dificulta la reproducción de microorganismos y favorece el funcionamiento de las células de defensa. Que la temperatura suba durante la noche puede leerse como parte de esa estrategia natural.

El cortisol, con efecto antiinflamatorio, presenta sus niveles más altos en las primeras horas del día y disminuye progresivamente hacia la noche. Al caer este “freno” natural, los mediadores inflamatorios actúan con mayor intensidad, lo que contribuye a que la fiebre se acentúe en la etapa de descanso.

Más allá de la elevación objetiva de la temperatura, la percepción de los síntomas también cambia. Un estudio publicado en 2022 sobre la respuesta al dolor por calor mostró que el umbral de sensibilidad disminuye pasada la medianoche. Esto significa que molestias como escalofríos, dolor muscular o cefalea pueden sentirse más intensos durante la noche, incluso si la diferencia térmica es pequeña.

Cómo influyen los factores ambientales

El entorno doméstico también influye. Dormir en una habitación cerrada, poco ventilada o demasiado cálida puede dificultar la disipación del calor. A ello se suma la costumbre de abrigarse de más con mantas, lo que intensifica la sensación febril. Estas condiciones externas, combinadas con los cambios biológicos, potencian los picos nocturnos.

Desde la biología evolutiva, concentrar la respuesta febril durante la noche pudo representar una ventaja: al estar en reposo, el cuerpo destina más energía a combatir infecciones. Incluso la interrupción del sueño, incómoda pero adaptativa, habría funcionado como mecanismo de alerta frente a situaciones de peligro mientras el organismo estaba debilitado.

Qué hacer para bajar la fiebre

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La fiebre, en general, indica que el sistema inmunitario está actuando. Sin embargo, cuando supera los 38,5 °C, genera mucho malestar o se acompaña de síntomas como confusión, convulsiones o dificultad respiratoria, es recomendable buscar asistencia médica. Para aliviarla, se utilizan antipiréticos como paracetamol o ibuprofeno, siempre bajo indicación profesional. También se aconseja mantener una adecuada hidratación, colocarse paños fríos, usar ropa ligera, ventilar la habitación y evitar el exceso de abrigo.

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