Este jueves 4 de diciembre, el cielo regalará un evento astronómico único: la última Luna llena de 2025 será una Superluna, un fenómeno que no volverá a repetirse con esta intensidad hasta 2042.
La última Luna llena del año llegará con un brillo y un tamaño inusuales, gracias a una coincidencia astronómica poco frecuente que no volverá a verse por décadas.
Este jueves 4 de diciembre, el cielo regalará un evento astronómico único: la última Luna llena de 2025 será una Superluna, un fenómeno que no volverá a repetirse con esta intensidad hasta 2042.
Este suceso ocurrirá porque la fase llena del satélite natural coincidirá con su paso por el perigeo, el punto más cercano a la Tierra dentro de su órbita elíptica. Gracias a esa proximidad, se verá más grande y brillante que en una Luna llena habitual: su tamaño aparente aumentará alrededor de un 8% y su luminosidad, cerca de un 16%.
El fenómeno no solo se destaca por la cercanía de la Luna con la Tierra. También coincide con un momento astronómico poco frecuente: el ciclo de 18,6 años conocido como standstill, en el cual la órbita lunar alcanza posiciones más extremas respecto del horizonte.
Este 2025 marca el punto más notable de ese ciclo. En la Argentina, la Luna se verá muy baja en el cielo, lo que le dará tonos dorados o rojizos por la refracción atmosférica y potenciará la ilusión lunar, haciéndola lucir aún más grande.
Las condiciones del tiempo favorecerán especialmente a los aficionados a la astrofotografía, ya que el brillo extra y los cielos fríos y secos de diciembre permiten lograr imágenes más nítidas.
De acuerdo a los servicios astronómicos internacionales, la Luna alcanzará su fase llena el jueves a las 20.14 (hora argentina).
Dónde y cuándo mirar
Salida de la Luna: 20.05
Visible hasta: alrededor de las 5.40 del viernes
Mejor observación: en lugares abiertos, con horizonte despejado hacia el este
Si bien la plenitud será este jueves, la Luna ya se pudo observar prácticamente completa desde anoche.
El nombre proviene de los pueblos originarios de Norteamérica, que utilizaban las fases lunares para marcar el paso del año. En el hemisferio norte, diciembre es el inicio del invierno y de las noches más largas y frías, por lo que se asoció a esta Luna con ese período.