8 de diciembre

Virgen Desatanudos: por qué se la celebra el 8 de diciembre y cómo pedir su protección y favor

La Virgen Desatanudos es una advocación mariana que simboliza esperanza, protección y guía espiritual para enfrentar los problemas y confusiones de la vida.

La Virgen Desatanudos es una advocación mariana que simboliza esperanza
La Virgen Desatanudos es una advocación mariana que simboliza esperanza, protección y guía espiritual para enfrentar los problemas y confusiones de la vida.

El próximo lunes 8 de diciembre, Día de la Inmaculada Concepción, miles de fieles en Argentina se acercarán con especial devoción a la Virgen Desatanudos, una advocación mariana que se ha vuelto símbolo de esperanza cuando la vida se llena de problemas, miedos y confusiones.

Conocida originalmente como Nuestra Señora Knotenlöserin, se venera desde 1706 en la ciudad de Augsburgo, en Alemania, y fue pintada alrededor del año 1700 por Johann Melchior Georg Schmidtner. La obra fue instalada en la antigua iglesia de San Peter am Perlach y lleva más de tres siglos inspirando a creyentes de todo el mundo.

Su nombre tiene un significado profundo: “Knoten” quiere decir nudo, mientras que “Löserin” se traduce como desatar o deshacer. Por eso, su advocación refleja a la Virgen María como aquella que intercede ante Dios para desatar los nudos de la vida: dificultades, aflicciones, angustias, errores y pecados que impiden a las personas avanzar y unirse plenamente al Señor.

La pintura muestra a María desplegando una cinta en la que se ven los nudos de los problemas humanos. Un ángel a su izquierda le alcanza la cinta enredada, mientras otro a su derecha la recibe ya sin nudos, limpia y ordenada. Ella actúa bajo la fuerza del Espíritu Santo, representado como una paloma, y está rodeada de ángeles que la asisten porque es Reina y Madre.

Esta advocación está íntimamente vinculada a la Inmaculada Concepción, lo que se refleja en la iconografía: la luna bajo sus pies y la serpiente que aplasta, símbolo del mal y de todas aquellas cadenas que dañan a las personas. En la parte inferior del cuadro, un ángel guía a un hombre perdido en la oscuridad, como imagen de quienes buscan luz y dirección en medio de los dolores y las pruebas.

Aunque nació en Europa, en Argentina esta devoción se hizo muy popular gracias al impulso del entonces obispo auxiliar de Buenos Aires Jorge Mario Bergoglio (expapa Francisco), quien promovió su difusión en el país y en América Latina

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Desde la década de 1990, su figura se multiplicó en templos, hogares y estampas, y la Parroquia San José del Talar, en el barrio porteño de Agronomía, se convirtió en uno de los principales puntos de encuentro para quienes acuden a pedir su intercesión.

Cada 8 de diciembre, miles de fieles se acercan para agradecer y pedir que la Virgen desenrede lo que duele, aclare lo que confunde, ponga paz donde hay tormenta y acompañe los nudos imposibles de la vida.

Oración a la Virgen Desatanudos

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A continuación, la oración a la Virgen Desatanudos, difundida por ACI Prensa:

Santa María, llena de la Presencia de Dios, durante los días de tu vida aceptaste con toda humildad la voluntad del Padre, el maligno nunca fue capaz de enredarte con sus confusiones.

Ya, junto a tu Hijo, intercediste por nuestras dificultades y, con toda sencillez y paciencia, nos diste ejemplo de cómo desenredar la madeja de nuestras vidas.

Y, al quedarte para siempre como Madre nuestra, pones en orden y haces más claros los lazos que nos unen al Señor.

Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, la que con corazón materno desatas los nudos que entorpecen nuestra vida, te pedimos que recibas en tus manos (presentar la petición), y que nos libres de las ataduras y confusiones con que nos hostiga el que es nuestro enemigo.

Por tu gracia, por tu intercesión, con tu ejemplo, líbranos de todo mal.

Señora nuestra, desata los nudos que nos impiden unirnos a Dios, para que, libres de toda confusión y error, lo hallemos en todas las cosas, tengamos en Él puestos nuestros corazones y podamos servirle siempre en nuestros hermanos. Amén.

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