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Voces silenciadas, abusos desenmascarados: el caso de la empleada doméstica y al excremento

El impactante caso arroja luz sobre la falta de protección y regulación para los trabajadores domésticos en el país.
Voces silenciadas

Voces silenciadas, abusos desenmascarados: el caso de la empleada doméstica y al excremento

Una familia fue condenada por el brutal abuso y tortura infligida a Siti Khotimah, una joven empleada doméstica en Indonesia. La víctima fue golpeada, quemada y sometida a humillaciones extremas, incluido el consumo de excrementos de animales. El impactante caso arroja luz sobre la falta de protección y regulación para los trabajadores domésticos en el país, donde millones de personas, en su mayoría mujeres, quedan expuestas a abusos debido a la ausencia de una ley que los resguarde.

Khotimah, de 24 años, había dejado su hogar en Java Central en busca de un empleo en Yakarta para ayudar a su familia, que estaba atrapada en deudas. Sin embargo, su sueño se convirtió en una pesadilla cuando se convirtió en víctima de torturas continuas a manos de sus empleadores adinerados. Después de meses de abusos, Khotimah lleva cicatrices físicas y emocionales, caminando con dificultad debido a las secuelas de las quemaduras y los golpes que sufrió.

"Mi cabeza me duele cada vez que pienso en lo que me ocurrió", confiesa Khotimah con lágrimas en los ojos.

Las penas dictadas el mes pasado por el tribunal fueron de cuatro años de prisión para el empleador, un hombre de 70 años, y tres años y medio para su esposa, su hija y otras seis empleadas domésticas involucradas en los abusos. Sin embargo, Khotimah considera que estas sentencias son insuficientes en comparación con el sufrimiento que padeció.

El caso de Khotimah no es un hecho aislado en Indonesia, donde aproximadamente cuatro millones de empleados domésticos carecen de una ley que proteja sus derechos. A pesar de los esfuerzos de activistas y defensores de los derechos femeninos para impulsar una legislación de protección laboral, el país ha luchado durante casi dos décadas para implementar dicha ley, dejando a las empleadas domésticas en una posición precaria.

La situación es agravada por el hecho de que las empleadas domésticas no son consideradas trabajadoras bajo el marco legal actual, lo que las excluye del sistema formal y las deja vulnerables a abusos en la economía informal. Incluso si se aprueba una ley de protección en el futuro, se espera que beneficie principalmente a aquellas empleadas que son reclutadas por agencias para trabajar en el extranjero.

Los defensores de los derechos laborales y de género instan al gobierno a tomar medidas más enérgicas para abordar esta problemática y brindar protección efectiva a los trabajadores domésticos dentro de Indonesia. Tiasri Wiandani, de la Comisión Nacional de Erradicación de la Violencia contra la Mujer, critica la falta de acción gubernamental y enfatiza que el país no debe buscar protección en el extranjero si no cumple con sus propias obligaciones.

A pesar de los riesgos y las horripilantes historias de abusos como el de Khotimah, la pobreza sigue empujando a mujeres de zonas rurales a buscar trabajo en las ciudades. A menudo, no tienen más opción que recurrir a empleos mal remunerados y sin protección legal.

La valentía de Khotimah al enfrentar su terrible experiencia y buscar justicia es un recordatorio doloroso de la urgencia de implementar regulaciones laborales adecuadas para los empleados domésticos en Indonesia. Ella espera que su lucha contribuya a la aprobación de una ley de protección y evite que otras mujeres sufran el mismo destino que ella. "Espero que la ley de protección de los trabajadores domésticos se apruebe inmediatamente para que no haya otra Khotimah", declara con firmeza, "que yo sea la última en sufrir".