

En el Barrio 31 se vive con miedo. El coronavirus se expande rápidamente entre los vecinos, quienes hacen lo que pueden para cumplir con el aislamiento. Pero en una habitación de 4x4 metros donde vive una familia de 6 integrantes es difícil evitar un contagio masivo. A eso se suma la falta de agua y de alimentos, porque con la cuarentena obligatoria las changas se cortaron o ellos mismos eligen no salir por temor a infectarse. En la ex villa 31 ya suman 815 casos positivos.
Esa situación es lo que llevó a que el Comité de Crisis del barrio decidiese brindar este lunes una conferencia desde la Parroquia Cristo Obrero para reclamar que el Gobierno de la Ciudad forme una Mesa de Trabajo conjunta para combatir la expansión del COVID-19.
“El virus tardó un mes en entrar, pero una vez que ingresó, atacó muy rápido, por las condiciones de hacinamiento”, explica Raúl Rajneri, miembro de la comisión Padre Carlos Mugica, en diálogo con A24.com.
“El 1 de abril conformamos el comité -somos 68 comedores y merenderos y la iglesia del barrio, el Cristo Obrero- y se lo pedimos a la ministra de Desarrollo Humano y Hábitat de la Ciudad de Buenos Aires, María Migliore. Planteamos que la cuarentena tenía sus particularidades para realizar en este barrio, distinto a uno de clase media. Se tenía que garantizar la comida, el techo, el acceso a la salud y los servicios básicos, como el acceso al agua. Sin eso era imposible transitar la cuarentena”, describe Rajneri.
“La respuesta del Gobierno llegó tarde, tuvieron que esperar a que el virus entrara al barrio y la curva esté muy alta para empezar a dar respuestas. Recién el 27 de abril empezaron a asistir a 8 comedores y a 23 espacios les dieron elementos de higiene y limpieza para una semana, que nunca se repusieron”, cuenta.
El Gobierno porteño y Nación lanzaron en forma conjunta el operativo DetectAR con testeos masivos. “Llegó cuando ya teníamos 150 casos, el 5 de mayo”, dice Rajneri, y agrega: “En el operativo nos plantearon que colaboremos y nos pusimos a disposición. El 75% de la información de los relevamientos la aportamos nosotros, lo que demuestra que es necesario que se forme una mesa para combatir el virus”.
"Los promotores de salud van a las casas y ven si tienen síntomas: fiebre, problemas respiratorios, falta de gusto y olfato".
"Si tienen síntomas, se los traslada al Polo Educativo María Elena Walsh y les hacen el hisopado para el testeo, que tarda entre 8 y 10 horas".
"De ahí van a una Unidad Febril de Urgencia que al comienzo era un desastre".
"Hubo compañeros que esperaron hasta un día para el resultado". Las condiciones de los baños pueden ser terribles".
"Una vecina dijo que quería ir al baño, le dijeron que no estaban en condiciones y le ofrecieron un pañal. Por eso también reclamamos que mejoren las instalaciones”, cuenta.
Los vecinos asintomáticos que tuvieron contacto con infectados también son testeados. Y tienen miedo, porque para ese control los trasladan con los casos positivos en el mismo micro, aunque se guarde la distancia reglamentaria.
El coronavirus se cobró la vida de dos personas muy queridas en el barrio. Ramona Medina era vocera de "La Garganta Poderosa" y había denunciado la falta de agua en plena pandemia. Tenía 42 años y estaba internada en grave estado en el Hospital Muñiz. Toda su familia, incluyendo su hija discapacitada, están infectados.
Víctor Giracoy, referente de más de 25 años en el comedor “Estrella de Belén” del barrio de Retiro, también cayó en las fauces del virus.
“Vivimos las pérdidas de Ramona y Víctor con mucho dolor y bronca. Nos dijeron que la letalidad en el barrio es de 1% porque la población no es tan envejecida. Si bien eso es verdad, muchos son factores de riesgo y fallece mucha gente joven”, narra Rajneri.
"Un 1% es poco pero no queremos que se mueran. Esto se podría haber evitado si se tomaban las medidas a tiempo. Necesitamos tomar cartas en el asunto ya, porque ya estamos tarde. Esta situación se volverá incontenible. Los vecinos del barrio no son de segunda", concluye.
María Migliore, ministra de Desarrollo Humano y Hábitat de la Ciudad de Buenos Aires habló sobre la situación en el Barrio 31 en diálogo con Radio La Red.
Por su parte, el ministro de Desarrollo Social de la Nación, Daniel Arroyo, se reunirá este lunes con referentes de los movimientos sociales, con el objetivo de reforzar la detección de posibles casos de coronavirus en los barrios populares, donde viven 15 millones de personas.