Hace unos días, Belén estaba en el supermercado y un chico estaba con su mamá. "¿Mamá, qué le pasó?", pregunta y la señala. “Se lastimó”, fue la respuesta. “Ese nene está creciendo en una mentira. En vez de explicarle que tengo una discapacidad o que digan 'no sé, pregúntale´", dice Belén. Ese es uno de los tantos ejemplos de una situación con la que convive a diario.
“La gente cree que por una discapacidad no se pueden hacer las cosas. O que por una discapacidad pongo en peligro a terceros. Me cansa encontrarme con gente que tiene falta de empatía”, comenta a A24.com.
La pasión por los autos y la mirada de los otros
La felicidad es un estado de ánimo al que todos intentan llegar y cada uno tendrá su medida del bienestar, Belén cree haberla encontrado en los autos y en el deporte. Sin embargo, hay situaciones a las que no quiere acostumbrarse. “Creo que si hay algo que fallamos como sociedad es la falta de empatía. Te hablo de las actividades diarias cotidianas. Desde tapar una rampa cuando estacionamos hasta dejar un lugar libre para discapacitados. Como también arreglar las veredas. Son acciones que perjudican y lo hablo con conocimiento de causa. Me pasó también hasta en la Universidad donde estudio psicología que fui discriminada por un director-psicólogo”, confiesa.
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“Siempre fuimos una familia de viajar mucho y lo hacíamos en auto. Entonces es como que el contacto con el auto siempre estuvo”, confiesa Belén Ameijenda.
La mirada de los otros sabe que puede resultar letal. “Primero ven lo de afuera, te juzgan por como sos físicamente sin antes adentrarse en cómo sos como persona. No estoy diciendo que todas las personas con discapacidad sean buenas, pero estoy diciendo que hay una primera mirada que es el físico. También entiendo que hay una desinformación. No estamos interesados en temas relacionados con la discapacidad y creo que también en ese punto los medios tienen un poco de culpa, porque son temas que no siempre salen a la luz”, aclara Belén.
"Nadie elige nacer con una discapacidad"
Belén está lejos de ponerse en el lugar de víctima, su objetivo es es contar lo que le tocó vivir. “Nadie elige nacer con una discapacidad y nadie elige tenerla. No busco victimizarme porque lo tengo muy asumido. No cuento las cosas desde el sufrimiento. A los medios les digo que odio que me catalogen con la palabra 'sufrió'. Yo no sufro. Hasta hago chistes de mi misma. Esto es hablar de mí pero también llevando un mensaje a otras personas que quizá también les toque lo mismo. Es una discapacidad y hay que aceptarla como tal. Es un estilo de vida, pero no por eso la vida está perdida”, detalla Belén siempre con una sonrisa.
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“Nadie elige nacer con una discapacidad y nadie elige tenerla. No busco victimizarme porque lo tengo muy asumido".
Hasta los cinco años, Belén tenía que tener cuidado de no golpearse la cabeza. "La espina bífida requiere muchos cuidados hasta cierta edad". Sus padres le enseñaron y la incentivaron a tener independencia. Ese es el resultado de lo que es hoy en día. “Tengo un alto nivel de independencia. Y eso lo logré con el correr de los años. Tener un auto ya implica demasiada independencia. Dejamos el 'me lleva y me trae' al 'voy y vengo'", reconoce.
Belén cuenta lo que le pasó, lo que vivió, la manera de transitarlo. “Pasé muchas cosas. Y no hablo solamente de cuestiones físicas, hablo también a nivel mental. Sufrí discriminación y la sigo sufriendo. Tener un fortalecimiento mental que me lo dio el deporte fue la clave”, sostiene Belén.
El bullying y cómo transmitir lo vivido
Durante su época en el colegio no existía la palabra bullying y por eso era difícil que Belén ponga en palabras lo vivido. Más difícil era que el otro lo entienda. “Es complicado cargar con eso, a pesar de toda la contención familiar. A mí me discriminaban y yo le quería transmitir a los otros pero el otro me decía 'no te entiendo'. A mi me costaba mucho decir 'me están haciendo esto'. Me sentía que nadie me entendía y hace algunos años cuando apareció la palabra bullying fue todo más fácil”, relata.
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"El deporte es mi vida", sostiene Belén Ameijenda.
—Han inventado canciones respecto a mi discapacidad. Se me rían. Después con terapia y cuando se empezó a mencionar el bullying, que es una palabra que significa mucho. Porque te permite detectar que eso es lo que sufriste y viviste. Con 10 años sos muy chico para decir y entender lo que estás viviendo. Obviamente que también con los años entendí que también pueden ser rebeldías propias de la edad, pero eso no justifica un acto de bullying. Cuando apareció la palabra fue como sanadora en cierto punto.
El deporte la ayudó a rebelarse. "Es mi vida, me enseñó valores como el respeto, la empatía, el ser amable", dirá varias veces. Practicó natación, equitación, tiro con arco y ahora automovilismo.
—¿Cómo te afecta la espina bífida en el automovilismo?
—En ningún sentido, no es algo que me obstaculice. Uno puede pensar que por tener una discapacidad no puede hacer tal deporte pero la realidad indica que sí. Hay muchos deportes adaptados a la discapacidad y cuando empezás a descubrir ese mundo entendés un montón de cosas. Lo quiero hacer de verdad. Y creo que es algo que merece la pena que muchos más medios lo tomen en cuenta, lo muestren, lo visibilicen porque cuando una persona con discapacidad encuentra el deporte adaptado, entiende que no todo está perdido”.
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"No rendirse trae siempre buenas consecuencias", dice Belén siempre con una sonrisa.
A los seis años ya estaba subida a los autitos de juguete y desde los cuatro que estaba pegada a la televisión mirando las carreras. Después tuve la oportunidad de viajar a Italia, conoció la fábrica de Maranello, se subió a una Ferrari. “ Siempre fuimos una familia de viajar mucho y lo hacíamos en auto. Entonces es como que el contacto con el auto siempre estuvo”, comenta.
La búsqueda de empleo en las personas con discapacidad
En el país hay 3.571.983 personas que tienen algún tipo de discapacidad física o intelectual. Para ellas, el acceso a un trabajo resulta uno de los derechos más vulnerados. Según el estudio nacional sobre el Perfil de las Personas con Discapacidad, la tasa de inactividad es del 64,1%.
—¿Qué barreras encontraste en la búsqueda de empleo?
—Muchísimas, que no te llamen porque tenés una discapacidad y el lugar no está adaptado. Hasta que te llamen para una entrevista y no quedar por mi discapacidad. Obviamente que en el CV está puesto todo lo que tengo.
Entre tantos sueños que habitan en Belén, quiere difundir su ambición de salir adelante y lo que significa el deporte adaptado. “Como deportistas no solo tenemos el trabajo de conseguir lo nos proponemos a nivel deportivo y personal, sino también a nivel sociedad. Sería muy egoísta decir que quiero ganar todos los torneos posibles. Quiero demostrar que una persona con discapacidad puede hacer un deporte motor, o mejor dicho, cualquier deporte. Es fundamental para que la gente empiece a creer en sí misma. Hay que animarse, eso es lo que hace falta”.
—¿Por dónde pasan tus mayores desafíos en este marco de aprendizaje continuo en relación a la mal llamada discapacidad a veces?
—En no rendirse. Eso es seguir hacía adelante y seguir aprendiendo. Entiendo que hay mucha gente que ante un comentario negativo se tira muy abajo e incluso desiste, no rendirse ayuda a lo que uno no quiere para su vida. Depende de la mentalidad de cada uno, de quienes te rodean. Siempre trato de transmitirle a los padres que si tienen un hijo con una discapacidad o un amigo, que los incentiven. La familia cumple un papel fundamental.
El auto para competir ya está, tiene la licencia pero le falta una butaca antishock que tiene un valor de 170.000 pesos. Es una butaca que Belén necesita sí o sí para poder adaptar el auto a su condición y manejarlo sin problema. Sin eso, no puede adaptar el auto. ”Estoy haciendo una campaña solidaria para juntar el dinero que falta”, agrega.
Mientras habla, Belén piensa en la niña que no podía caminar y se dice en voz alta: "No rendirse trae siempre buenas consecuencias".