El 8 de marzo de 1908 quedó como un hito en la historia del trabajo y la lucha sindical en el mundo luego de que 129 mujeres murieron en un incendio en la fábrica Cotton de Nueva York, Estados Unidos, después de declarar una huelga por mejores condiciones laborales, lo que incluía igualdad de derechos.
La huelga de aquel día tenía como fin lograr la reducción de jornada laboral a 10 horas y un salario igual al que percibían los hombres que hacían las mismas actividades. Los dueños de la fábrica la cerraron como medida de antiprotesta. Y las mujeres se quemaron vivas.
El 3 de mayo de 1908 se llevó a cabo un acto por el Día de la Mujer en Chicago, preámbulo para que el 28 de febrero de 1909, en Nueva York, se conmemore por primera vez el “Día Nacional de la Mujer”.
En 1910 tuvo lugar la segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas en Copenhague, Dinamarca. El encuentro se dio en el marco de la lucha por el sufragio universal. Clara Zetkin, líder del “levantamiento de las 20.000”, se proclamó oficialmente el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, en homenaje a las mujeres caídas en la huelga de 1908.