Masacre de Flores

La noche que Matías Bagnato recuerda para siempre: dónde está el asesino y cómo fue la tragedia que cambió su vida

Matías Bagnato fue el único sobreviviente del incendio intencional que mató a toda su familia en el barrio de Flores. A 28 años del hecho, qué puede pasar con el autor del ataque. "Con una justicia justa mi vida hubiese sido diferente".
Marcos Marini Rivera
por Marcos Marini Rivera |
Fructuoso Álvarez González

Fructuoso Álvarez González, el asesino de la masacre de Flores. 

Esta es una historia sobre la injusticia. La madrugada del 17 de febrero de 1994, Fructuoso Álvarez González regó la casa de la familia Bagnato con combustible y la incendió. Matías Bagnato tenía 16 años en ese momento y logró escapar de las llamas como pudo. Murieron su padre José (42), su mamá Alicia (40), sus hermanos Fernando (14) y Alejandro (9), y también Nicolás (11), un amigo de la familia que se había quedado a dormir esa noche.

“Todo el mundo conoce mi caso. Pero al asesino y su cara fue algo que no quedó muy grabado en la gente. Del caso Ángeles Rawson automáticamente todo el mundo dice 'Mangieri'. Lo mismo del caso Cabezas que mencionan a 'Yabrán '", comenta Matías Bagnato a A24.com.

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La madrugada del 17 de febrero de 1994, Fructuoso Álvarez González regó la casa de la familia Bagnato con combustible y la incendió.

La madrugada del 17 de febrero de 1994, Fructuoso Álvarez González regó la casa de la familia Bagnato con combustible y la incendió.

“Hoy me habían invitado a algunos programas para ir al piso. Otros años iba, hoy no tengo la fuerza”. Es jueves 17 de febrero y su teléfono suena mucho más. “Tiene su lado bueno saber que la gente se acuerde y uno se siente más acompañado en esta fecha. Imagínate mi situación, donde la ausencia familiar es completa. Para mí es algo muy importante que se acuerden dentro de lo feo que son estas fechas”, dice con tono tranquilo.

A 28 años de la Masacre de Flores

Preguntarle por la tragedia es volver a llevarlo a Matías al peor momento de su vida. Por eso a Matías no se le pregunta, simplemente se lo escucha. Y que él cuente lo que quiera y lo que tenga ganas:

Siento el olor a incendio todavía. Eso es algo que no se me borra nunca. Siempre estoy mucho más nervioso el 16 que el 17 de febrero. Será por lo traumática que fue esa noche. Estoy viendo la hora, recordando lo que hice e hicimos ese día. Es como que tengo pendiente llegar hasta las tres y media de la madrugada. Una vez que pasa esa hora, siento que ya pasó otra vez. Es cierto que hay algunas cosas diferentes. El hecho de que no esté la abuela. Te diría que su ausencia fue el golpe más duro después de lo que me había pasado. Haberla perdido durante la pandemia y el no despedirla como hubiese querido. Fue como una sensación de bronca con la vida porque era la última persona que me quedaba de mi familia.

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La búsqueda de justicia es su único motor.

La búsqueda de justicia es su único motor. "Siento el olor a incendio todavía. Eso es algo que no se me borra nunca", dice Matías Bagnato.

Desde los 16 años que Matías Bagnato habla con los medios de comunicación de lo que le pasó. Dice y repite que el periodismo lo acompañó siempre. Su abogada de toda la vida es Rogeria Pozzi, viuda de Eduardo Aulet, una de las víctimas de la organización criminal liderada por Arquímedes Puccio. "Ella me inculcó a llevar mi caso a los medios. Con la experiencia que había vivido del plan Puccio, cuando pasa lo de mi casa, y viendo la situación de Fructuoso, que tenía mucho dinero y contacto por sus negocios turbios con la policía, lo primero que me dijo fue: 'Matías, tenemos que ir a los medios y tenés que ser fuerte para contar todo lo que viviste'. Desde chico es como que hablé de esa noche, pero nunca como lo hice hace unos años con mi amiga Mariana Montero sobre el detalle a detalle.

"Las víctimas lo primero que buscamos es hablar con los medios"

—-¿Fallamos en algo a la hora de cubrir tu caso, tu historia?

—En mi caso puntual, no. Lo que veo, al estar en contacto con tantas víctimas, es que este país ha distorsionado el rol del periodista. Las víctimas, lo primero que buscamos es hablar con ustedes. Porque sabemos que es la única manera que un juez se ponga a laburar y es tristísimo en algún punto. Porque el rol de ustedes era informar y a veces hoy se depende de los medios para ver si uno puede lograr justicia. Si no me hubiesen acompañado en estos 28 años, yo no estaría hablando con vos ahora. Porque este hijo de puta nos habría matado a mí y a mí abuela apenas estuvo libre. A mí me salvaron los medios de comunicación y eso es una realidad. Solo tengo palabras de agradecimiento por cómo me cuidaron y me protegieron. Pensá que yo tenía 16 años.

—¿Nunca se despertó en vos un instinto asesino?

—Hay una realidad y no te voy a mentir. Sería hipócrita si te digo que no. Pero la verdad que cuando uno verdaderamente está de este lado, el hecho de pensar de tener que ir a matar a una persona, por más que sea el hijo de puta más grande que me arruinó la vida desde chico, tenés que ser como él para hacerlo. Y yo no soy como él. Esto es lo que le pasa a todos los familiares de víctimas. Vos mismo debes pensar si te pasa algo parecido de decir 'voy y lo mato'. La realidad es que vos tenés que ser un asesino como ellos y uno no es un asesino. Que tenga las ganas, olvidate, mil veces se te cruza por la cabeza.

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"Un tipo que quema vivo a cinco personas que alguien me explique en qué lugar del mundo tiene posibilidades de salir a la calle de nuevo".

Fructuoso Álvarez González: el asesino de la Masacre de Flores y como está hoy la causa judicial

—¿Cómo está la causa?

—Es increíble e injusto. El lunes cambió de abogada, puso una particular. Cosa llamativa, te imaginás que después de tanto tiempo de estar en cana, es muy raro que la justicia no investigue donde tiene la plata. Él se declaró insolvente y estuvo con un abogado defensor oficial durante mucho tiempo. Ahora puso una abogada privada, con lo que vale en términos económicos una defensa. Presentó el lunes la fijación del cumplimiento de la perpetua. Yo soy consciente de que vivimos en un país donde decimos prisión perpetua y es una farsa. De hecho todos los crímenes contemporáneos al crimen de mi familia ya no queda nadie en prisión. Solamente Robledo Puch. Después salieron todos. Yo espero por parte de la justicia que este caso sea una especie de Robledo Puch 2. No solamente por un pedido de justicia, sino porque los informes del penal demostraron que es un psicópata, de que no tiene arrepentimiento de lo que hizo y que su obsesión es matarme. Entiendo que el juez José Pérez Arias no creo que lo deje salir.

Tripulante de cabina: la vida menos conocida de Matías Bagnato

—¿Dónde quedaron los aviones hoy en tu vida?

—Estoy desesperado por volver a volar, es lo que estoy intentando hacer. Es lo que a mí me gusta, es mi pasión, desde chiquito. Obviamente desde que empecé como integrante del Observatorio de Víctimas estoy con una licencia en mi trabajo. La idea que yo tengo es empezar lo antes posible. Voy a seguir haciendo lo de las víctimas y estar cerca de esas personas que piden ayuda. Yo sé lo que se sufre, lo que les espera y es muy difícil también ser indiferente a esos pedidos. Pero estoy en un momento que después de la muerte de mi abuela, todavía no estoy entero.

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"Yo seguí viviendo porque estaba ella y esa es la parte que ahora me cuesta", confiesa Matías sobre la importancia que tuvo su abuela todos estos años.

—¿Qué valores te dejó tu abuela?

— La abuela era mi mayor motor en mi vida. Pocas personas en este mundo tenía la fuerza que tenía ella. La verdad que enterrar a tu única hija de la noche a la mañana, a tus nietos nietos. Mi abuelo había fallecido un mes antes al incendio. En un mes perdió absolutamente todo, quedarse sola con un adolescente en calzoncillos literalmente, sin casa. Ella fue una mina que todo el tiempo me mandaba mensajes. "Te voy a devolver todo lo que la vida me permite devolverte". "Quedamos en este mundo para ser justicia por mamá, papá y los chicos". "Yo ayudo a un nieto fuerte". "Yo a un nieto tirado en la cama llorando no quiero". Si al lado hubiese tenido una persona depresiva nos hundíamos los dos. Ella siempre decía que siguió viviendo porque estaba yo. Y yo pienso lo mismo. Yo seguí viviendo porque estaba ella y esa es la parte que ahora me cuesta.

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"Yo ayudo a un nieto fuerte", esa era la frase que siempre le repetía su abuela a Matías Bagnato.

—Hay días que no me entra en la cabeza como con 16 años pude enfrentar un juicio, hacer una reconstrucción, luchar y crecer de golpe. Este hijo de puta me robó hasta la infancia y mi adolescencia. Recuerdo estar en quinto año, estaban todos mis amigos pensando en el viaje de egresados y mi cabeza estaba en cómo enfrentar un juicio. Mi vida era ir a Tribunales, hablar con abogados y hablar con ustedes.

—¿Qué te decían tus amigos?

—Mis amigos cuando se peleaban con las novias recuerdo que ninguno venía a contarme porque les daba vergüenza. Hasta en esas cosas me quitó todo. Desgraciadamente al vivir en un país que no tiene penas acordes a los delitos cometidos, tuve que hipotecar mi vida también para poder vivir en paz. Con una justicia justa mi vida hubiese sido diferente. Tener una vida normal que era lo que mi abuela tanto luchó. Por supuesto siempre con la ausencia y ese dolor que me va acompañar hasta el último día de mi vida. Pero no hubiera tenido que dejar de volar, de estar todos los años pendiente y luchando para que este hijo de puta no salga. Un tipo que quema vivo a cinco personas que alguien me explique en qué lugar del mundo tiene posibilidades de salir a la calle de nuevo.

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