Serafín Mendizábal a La Gaceta de Tucumán
Cómo eligió seguir. Popi rehizo su vida; se casó, tuvo hijos y nietos, pero la deuda del estudio seguía latente. Él cuenta que un día ayudando a la amiga de su hija a hacer un trabajo sobre la dictadura militar y sus días facultativos se largó a llorar y no pudo calmarse. Entonces su mujer consultó a un grupo de psicólogos y le recomendaron regresar a los estudios. "Era la única manera de curarme: enfrentar ese dolor", dijo y contra viento y marea Popi se volvió a anotar en la facultad con 65 años.
"No fue fácil volver. En primer lugar porque mi legajo había desaparecido. Había perdido mi estado académico. Tenía cursado hasta 5° año pero no me valía, debía volver a hacer todo. Cambié y comencé la carrera de ingeniería electrónica desde el principio. Los profesores y los compañeros me ayudaron en todo. Me abrazan cuando me ven. Aprendí mucho de los jóvenes, especialmente con la computadora, ellos vuelan". "No fue fácil volver. En primer lugar porque mi legajo había desaparecido. Había perdido mi estado académico. Tenía cursado hasta 5° año pero no me valía, debía volver a hacer todo. Cambié y comencé la carrera de ingeniería electrónica desde el principio. Los profesores y los compañeros me ayudaron en todo. Me abrazan cuando me ven. Aprendí mucho de los jóvenes, especialmente con la computadora, ellos vuelan".
Serafín Mendizábal a La Gaceta de Tucumán