La vivienda de Matías directamente fue arrastrada por la corriente. La mayoría de las paredes cayeron y quedó una postal de su interior y de los últimos intentos de esa familia de evitar que los colchones se dañen con la lluvia.
"Me desperté a las 7, como todas las mañanas, y vi mi casa llena de agua. Pensé que era una gotera, vi una grieta, me levanté, y de repente se rompió toda la pared. Cuando quise volver a buscar mi billetera, se me cae el contrapiso. Me fui al agua y no hacia pie", comenzó.
"Me quise agarrar de un árbol, pero me arrastró 30 metros. Cuando salí del agua, no podía hablar", detalló, y agregó: "Si hubiese estado mi mujer y mis hijos, otra sería la historia. No hubiese tenido cómo sacarlos".