Por qué los expertos advierten sobre la limitada eficacia de insecticidas actuales contra el mosquito del dengue.
En las últimas semanas, el dengue ha generado una creciente preocupación entre la población argentina. La psicosis por la enfermedad ha llevado a muchas personas a buscar la vacuna, incluso pagando de su propio bolsillo para asegurarse de no contraer el virus o, al menos, sufrir una forma más leve. Este fenómeno se debe en parte a que se sabe que contraer dengue por segunda vez puede ser más complicado y peligroso.
El caso de Roberto Menna, periodista de América, es un claro ejemplo de esta situación. Habiendo pasado por una experiencia severa con el dengue, decidió vacunarse en el sistema privado debido a que no era considerado prioritario por su edad en los cronogramas oficiales. A pesar de contar con cobertura parcial de su prepaga, tuvo que desembolsar 55 mil pesos por la primera dosis y deberá pagar lo mismo dentro de tres meses para la segunda dosis.
Además del tema de la vacunación, otro aspecto preocupante es la eficacia de los insecticidas utilizados para combatir al mosquito Aedes aegypti, transmisor del dengue. Según un artículo reciente, existen nuevos insecticidas más eficaces contra este mosquito que no se están utilizando en Argentina debido a cuestiones regulatorias.
El ingeniero Guillermo Tarelli, docente en la Cátedra de Zoología de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, explicó que estos productos están registrados como domisanitarios y solo pueden ser utilizados por empresas profesionales de control de plagas. Aunque estos insecticidas son seguros cuando se usan correctamente, pertenecen a una familia históricamente condenada por estar compuesta por órganos fosforados.
La situación plantea un dilema sobre cómo mejorar las campañas públicas contra el dengue sin poner en riesgo a la población. Mientras tanto, los ciudadanos continúan buscando formas individuales para protegerse ante esta amenaza creciente.
