Las jornadas más críticas se vivieron el pasado domingo y lunes, cuando el viento sur no dio tregua y el ruido se mantuvo casi de forma ininterrumpida durante dos días. "Fue tremendo. Creo que fueron los dos días más largos que ha sonado", agregó Diego.
"Muchos de nosotros hemos hecho denuncias y nadie nos da una respuesta concreta", cerró Diego.
El "edificio silbador", un reclamo sin respuestas
Cansados de la situación, los vecinos realizaron reclamos ante distintos organismos del Gobierno de la Ciudad, como el 147, la Defensoría del Pueblo y la Fiscalía. También se acercaron a Defensa Civil, pero hasta el momento no obtuvieron ninguna solución ni explicaciones oficiales.
El problema incluso llegó a ser bautizado como el "edificio silbador", y la preocupación crece ante la falta de medidas para mitigar el efecto.
Al ser consultados por Antonio Laje, Diego señaló que ni la constructora ni la empresa inquilina han tomado acciones concretas para solucionar el inconveniente. La preocupación también es que, una vez que el edificio comience a operar a pleno, el problema podría agravarse.
"Hasta ahora, lo único que podemos hacer es esperar a que pase el viento. Pero esto no puede seguir así. Necesitamos una solución de fondo", concluyó Diego.
Un problema de diseño arquitectónico
En este marco, A24 consultó con Claudio Rissetto, un Ingeniero Civil, quien remarcó que este tipo de fenómenos son consecuencia de errores de diseño arquitectónico, donde no se realizan estudios adecuados de impacto ambiental ni simulaciones de flujo de viento antes de levantar las estructuras.
Rissetto comenzó haciendo una analogía con los sistemas de acondicionamiento de aire interior. "Cuando uno impulsa aire a través de conductos pequeños, tiene que darle mayor velocidad al aire para mover el mismo volumen. Esto genera un aumento en la velocidad del flujo y produce ruidos molestos dentro del conducto", explicó.
Trasladando ese concepto al caso de Núñez, el ingeniero señaló que el fenómeno tiene que ver con la velocidad del viento al atravesar secciones reducidas o pasajes arquitectónicos con formas específicas.
"En este caso, el viento, producto de la diferencia de presión o temperatura entre el suelo y el ambiente, genera un flujo que al atravesar el edificio o su entorno, produce ese silbido que están escuchando los vecinos", detalló.
Según el especialista, el problema podría originarse tanto en la geometría propia del edificio en cuestión como en la configuración del entorno urbano, es decir, la relación con las construcciones circundantes.
"Podría ser que sea entre ese edificio y otro, o que haya una combinación de formas que generen un canal de viento donde aumenta la velocidad y provoca el ruido", indicó.
Incluso, Rissetto advirtió que el fenómeno podría desaparecer o modificarse en el futuro si se construyen otros edificios en la zona que alteren la dirección del viento o la forma en que circula el aire.
Cómo se podría solucionar el problema del silbido
En cuanto a las posibles soluciones, el ingeniero fue claro: "No es una solución sencilla". Según detalló, el primer paso debería ser la realización de un estudio en túnel de viento, donde se reproduzcan las condiciones reales de velocidad y dirección del aire para determinar exactamente cómo y dónde se origina el sonido.
"Habría que hacer modelos a escala en un túnel de viento, aplicando diferentes intensidades y direcciones para entender qué configuraciones generan el efecto del silbido", sostuvo.
Una vez identificado el problema con precisión, Rissetto señaló algunas opciones de mitigación. "Se podrían colocar deflectores para desviar el flujo de aire y evitar que pase por los sectores críticos del edificio", explicó.
Otra alternativa más compleja sería la instalación de paneles acústicos que absorban las ondas sonoras y reduzcan el impacto del ruido en el entorno.
"Es una opción más costosa y complicada, pero técnicamente posible", agregó.