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Violencia de género, tareas de cuidado y economía: las desigualdades que se profundizaron para las mujeres en el 2020

Luciana Arias
por Luciana Arias |
Violencia de género, tareas de cuidado y economía: las desigualdades que se profundizaron para las mujeres en el 2020
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Zapatos rojos contra la violencia de género. Una performance artística para hacer visible un flagelo que se agudizó con la pandemia.
Zapatos rojos contra la violencia de género. Una performance artística para hacer visible un flagelo que se agudizó con la pandemia.

La pandemia que vivimos este 2020 dejó al descubierto todo tipo de desigualdades y profundizó otras. Según datos del Indec, en 7 de cada 10 hogares las tareas de cuidado, domésticas y de apoyo escolar recayeron en manos de mujeres. Otro dato alarmante fueron los casos de femicidios y violencia de género: los llamados a la línea 144 aumentaron un 25% durante el aislamiento social obligatorio (ASPO).

"La pandemia impactó de muchas formas en la vida de las mujeres. Una es la sobrecarga de tareas de cuidado", aseguró a A24.com Lucía Cirmi, directora nacional de Políticas de Cuidados del Ministerio de Mujer y Diversidad.

Además, resaltó que la situación se agudizó con el cierre de espacios públicos, la imposibilidad de contar con apoyos de abuelos y otros familiares y la prohibición de las trabajadoras de casas particulares.

Un capítulo aparte fue el del apoyo escolar. Las clases virtuales exigieron un extra más: hubo que aprender la tarea de enseñar. Llegar del trabajo o terminar con la jornada de home office -con las dificultades propias de unificar casa y oficina- y ponerse a repasar tablas, análisis sintáctico o capitales del mundo. Un combo que resultó agotador.

La otra pandemia

El mundo atravesado por el Covid potenció un hilo manchado de rojo: la de la violencia doméstica. Una de las estrategias de control de quienes la ejercen es aislar a las mujeres de sus círculos de confianza. Confinadas días enteros junto a sus agresores durante la cuarentena, esas mujeres estuvieron más expuestas que nunca.

Así se redujeron sus chances de denunciar o contar con redes de apoyo. Algunas de las denuncias físicas mutaron al teléfono: los llamados a la línea 144 aumentaron 25% durante el ASPO (aislamiento social obligatorio). Entre ellos, 9 de cada 10 llamó por violencia doméstica.

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La mano violeta, un símbolo mundial de la no violencia contra la mujer.
La mano violeta, un símbolo mundial de la no violencia contra la mujer.

Pero no es fácil contar una situación extrema cuando el agresor está dentro de la misma casa. Por eso distintos organismos estatales, entre ellos el Ministerio que encabeza Elizabeth Gómez Alcorta, conjuntamente con la Secretaría de Innovación Pública de la Jefatura de Gabinete habilitaron números de WhatsApp y correos electrónicos. Nada alcanzó.

Según el Observatorio Lucía Pérez entre el 21 de marzo y los primeros días de noviembre hubo 176 femicidios y travesticidios. Mientras que en lo que va del año llegaron a 275. Entre ellos, 24 eran chicos de hasta 15 años, asesinados para causar el dolor a sus madres. Más de 300 niños y adolescentes se quedaron sin su mamá.

Reproducción y economía

La pandemia del Covid-19 también echó luz sobre la cara reproductiva de la economía y resaltó la importancia de las tareas de cuidado. En ellas hay un valor económico oculto, no mirado: cocinar, limpiar, criar, cuidar. Sin esas tareas -históricamente relegadas al mundo de lo privado, de lo que no otorga status social- la vida cotidiana no funciona.

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Las mujeres, principales encargadas de las tareas de cuidado de adultos mayores. (Foto: Cruz Roja)
Las mujeres, principales encargadas de las tareas de cuidado de adultos mayores. (Foto: Cruz Roja)

“Es la única parte de la economía que no se frenó”, dice Cirmi. Hubo que seguir criando hijos, atendiendo enfermos, sosteniendo esas tareas que, sin apoyo, resultan una sobrecarga incluso emocional.

En el mundo del trabajo remunerado se sumó otro peso histórico. Según la funcionaria, "tenemos un gran impacto laboral porque, en líneas generales, las mujeres tienen más informalidad, trabajos de menos tiempo".

Más difícil aún fue –y sigue siendo- la vivencia en los hogares monomarentales, aquellos donde la mujer queda al frente del hogar cuando se rompe la pareja.

“En los hogares monomarentales, que están sobre-representados en la situación de pobreza, las mujeres tienen todo el tiempo ocupado en cuidar”, explica Cirmi. Entonces generar ingresos propios se hace inviable.

Esto también se agravó con la pandemia para quienes sí trabajan porque “necesitan de otros miembros de la familia, que en este contexto de pandemia tampoco podían colaborar”, dice la funcionaria. Con el efecto Covid aumentó también la dificultad de las madres separadas para cobrar la cuota alimentaria.

Con estos datos que dejó el año de la pandemia, Cirmi confirmó que preparan un "anteproyecto de ley para un sistema de cuidados con perspectiva de género que ponga la responsabilidad de cuidar en cabeza de toda la sociedad".