La madre Melissa Herrera tiene un mieloma múltiple en etapa terminal. ¿Cómo un libro puede ayudar a Melissa y a su madre a superar este momento? ¿Se puede superar el miedo a la muerte? ¿Se puede superar la muerte de un ser amado leyendo?
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La madre Melissa Herrera tiene un mieloma múltiple en etapa terminal. ¿Cómo un libro puede ayudar a Melissa y a su madre a superar este momento? ¿Se puede superar el miedo a la muerte? ¿Se puede superar la muerte de un ser amado leyendo?
Una de las cosas que Elisabeth Kübler Ross propone en sus libros es aprender a aceptar lo inevitable, tanto para la persona que se encuentra moribunda como para sus familiares. En el libro La muerte, un amanecer, Elisabeth cuenta la anécdota de una niña con cáncer terminal cuyo dolor la hizo sabia. Su madre, que se sentía responsable por su enfermedad, le pedía todos los días que resistiera. Un día, la niña le pidió a su madre que se fuera a bañar, le aseguró que ella se encontraba bien. La madre se fue a la casa a descansar un rato y a la media hora llamaron del hospital, la niña había muerto. Necesitaba que su madre la dejara morir en paz.
A Elisabeth Kübler Ross ese libro le valió muchas críticas por parte de la comunidad científica, ya que trata la vida después de la muerte en base a sus estudios de años con pacientes terminales. Allí dice que muchas personas se sienten culpables por no estar, como esta madre, en el momento de la muerte de su ser querido, pero ella asegura que nadie muere solo.
La Rueda de la Vida, otro libro de Elisabeth Kübler Ross que fue un best seller, habla sobre la historia de ella misma a lo largo de los años. Cómo se recibió de médica y cuando fue de voluntaria de un cuerpo de paz a atender moribundos de la II Guerra Mundial. Además de su lucha por la humanización de los pacientes con SIDA en los ochenta y noventa.
Elisabeth Kübler Ross fue una médica psiquiatra suiza, especialista en el tema de la muerte, de la tanatología. Escribió más de veinte libros entre ensayos, conferencias y una autobiografía donde cuenta sobre su vida como acompañante de personas moribundas a lo largo de varias décadas.
A los cinco años tuvo su primera experiencia con la muerte, ya que fue hospitalizada por neumonía y su compañera de cuarto, otra niña, murió. A los 19 años trabajó en Francia, Polonia e Italia como asistente de laboratorio en un hospital para refugiados de guerra. Allí se dio cuenta que los doctores no trataban bien a los pacientes que estaban por morir, es más ni los trataban, ya que esto constituía una derrota o un caso perdido.
Esta imagen le quedó grabada a Elisabeth, y así lo contaría en su libro autobiográfico. Fue entonces que decidió actuar y empezó a indagar en cómo era el trato entre el médico y el paciente. En sus prácticas en un hospital mental logró la mejoría de algunas internas, solo escuchándolas.
Elisabeth luchó para que los pacientes con SIDA fueran tratados con dignidad en una sociedad que rechazaba a las personas con esta enfermedad por considerarlas "pecadoras" o por no desconocer los medios de contagio del VIH.
En sus libros, Elisabeth Kübler Ross propone cinco estados de duelo: negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Durante esas cinco etapas, según su experiencia, lo mejor que puede hacer una persona ante una enfermedad mortal de un ser amado o de sí mismo es acompañar. No pedir, sino estar.
Eso hacen los libros de Elisabeth, nos acompañan a canalizar el dolor a través de la experiencia de otras personas. Nos vemos reflejados en esas anécdotas y entendemos que a veces lo mejor que uno puede hacer es soltar. Como la niña con cáncer soltó a su madre y obligó a ésta a soltarla, para poder morir en paz.