Tensiones crecientes en el calendario global
La iniciativa no surge en el vacío. En los últimos meses, se intensificaron las críticas contra el modelo actual de competencias, marcado por una saturación que incluye torneos de clubes, selecciones, viajes intercontinentales y compromisos comerciales.
Uno de los sectores más activos fue el sindicato de futbolistas profesionales de Francia (UNFP), que se expresó con dureza antes del inicio del Mundial de Clubes. “Es urgente detener esta masacre”, denunciaron, en referencia a la carga de partidos y el creciente número de lesiones.
De hecho, el propio Mundial de Clubes fue señalado por muchos como un símbolo del problema. A pesar de su atractivo y proyección internacional, su ubicación en el calendario generó una fuerte preocupación por el desgaste físico y el impacto en la salud mental de los futbolistas.
Dificultades de implementación
Aunque el acuerdo representa un avance, su aplicación efectiva no será sencilla. Uno de los principales desafíos es cómo afectará esta decisión a las ligas europeas y los derechos televisivos.
Por ejemplo, en competencias como la Europa League, los partidos se disputan los jueves, lo que obligaría a reprogramar muchos encuentros domésticos del fin de semana si se respetan las 72 horas de descanso. Algunos países, como Alemania, ya eliminaron los partidos de los lunes por presión de los hinchas, lo que deja menos margen para adaptarse.
También se discutió la necesidad de implementar un día obligatorio de descanso semanal, tener en cuenta los viajes internacionales y establecer protocolos frente a condiciones climáticas extremas que puedan poner en riesgo la integridad de los deportistas.
¿Un nuevo paradigma?
Más allá de los conflictos que puedan surgir, la postura de la FIFA marca un giro discursivo y estratégico importante. La organización, tradicionalmente asociada a la expansión del calendario, parece reconocer que ya no se trata solamente de sumar torneos, sino de cuidar a quienes los hacen posibles.
Con un calendario que cada vez exige más y una generación de jugadores que ya expresa públicamente su agotamiento, este principio de acuerdo podría ser el primer paso hacia un fútbol más equilibrado y sustentable.
Resta ver si los clubes, las ligas y los organismos regionales acompañarán esta dirección o si, por el contrario, la tensión entre negocio y salud volverá a ponerse sobre la mesa.