A esto se sumaron varios cruces en la radio con Riccardo Adami, su nuevo ingeniero de carrera. En la vuelta 13, cuando le sugirieron usar el K1 (un modo de adelantamiento), Hamilton respondió tajante: “Dejame a mí, por favor”. Más adelante, ante otra indicación, replicó: “Estoy aprendiendo el auto sobre la marcha, amigo”.
El error estratégico de Ferrari
Uno de los momentos clave se dio cuando la lluvia empezó a caer en Melbourne. Mientras casi todos los equipos llamaron a sus pilotos a boxes para poner neumáticos intermedios, Ferrari optó por mantener a Hamilton y Charles Leclerc en pista con gomas de seco, apostando a que la lluvia sería pasajera.
En un principio, la estrategia pareció funcionar: Hamilton llegó a liderar la carrera con su compañero en segundo lugar. Sin embargo, la lluvia persistió y ambos pilotos perdieron posiciones rápidamente.
Molesto, el británico reclamó por radio: “Pensé que habías dicho que no iba a llover. Perdimos una gran oportunidad”. Finalmente, cruzó la meta en el décimo lugar, muy lejos de sus expectativas.
Pensando en la revancha en China
A pesar del mal debut, Hamilton intentó mostrarse optimista. “Estoy agradecido de haber superado el debut y al menos haber sumado un punto. Nos queda mucho trabajo por hacer”, dijo el siete veces campeón del mundo.
El próximo desafío será el Gran Premio de China, que se disputará el próximo fin de semana en el circuito de Shanghai. Allí, el británico buscará dejar atrás un inicio turbulento y empezar a mostrar su potencial con Ferrari.