Padre de tres hijos, los dos mayores, fruto de su relación con la venezolana Andreína Fiallo y el menor, Jacobo, con la colombiana Sara Uribe, Guarín también habló sobre su carrera futbolística y el difícil momento de dejar el deporte. “Cuando me retiro del fútbol, y más en la forma como me retiré, quedé con esa sensación de ¿qué hago ahora? ¿Qué me pongo a hacer? Lo mío fue durante 20 años entregarme al fútbol y es lo que yo sé hacer”, explicó.
“Tampoco me preparé para otras cosas. Quedé como desamparado y tomé decisiones que no fueron buenas. Me tocó aprender. Vuelvo atrás para recordar lo malo que hice, impulsarme para adelante y seguir llevando la mejor vida”, añadió.
“Con mis hijos estamos en ese proceso. Estoy en el proceso de recuperar a mis tres hijos. Están en su espacio. Yo respeto mucho también las decisiones que de alguna u otra forma hayan tomado. A mis hijos los amo y estuve pagando por un tiempo. Ya sé cuál no es el camino y que el camino es Dios que me fortalece cada día y una vida sobria, sana, para poderles dar todo limpio y un amor infinito que tengo con mis hijos”, dijo Fredy.
Además de hablar de su internación para salir del consumo, el ex futbolista de Boca no ocultó el miedo que atravesó por su adicción. “La verdad que en ese camino oscuro en el que estuve, estuve cerca de la muerte, porque no tuve respeto, no tuve límites, no tuve valor y me fui dejando llevar cada día más a ese hueco. Toqué las puertas del infierno. Ya sé lo que es eso y no quiero volver nunca más en mi vida. No es muy chévere esa oscuridad y esa intranquilidad con la que vivía. No medía los riesgos estando alcoholizado. Fueron momentos muy dolorosos. La cárcel era lo que estaba viviendo”, declaró.
Guarín también mencionó que su recuperación es un trabajo diario e intenso. “El fútbol me enseñó a ser disciplinado y a trabajar. Del tiempo que llevo en esto no voy a hablar, pero les aseguro que de las 24 horas del día estoy trabajando 10 con un grupo muy completo de psicólogos, psiquiatras y entrenadores”, concluyó.