El principal problema es el monto al que llegó esta emisión de deuda del BCRA: por las Leliq hay 2,035 billones de pesos en circulación y en pases pasivos, $1,7 billones. Para tener una idea, el total de $3,7 billones en danza superan holgadamente al total de billetes y monedas en circulación, de $2,1 billones. El festival de Leliq y pases también es 37% mayor a la base monetaria que a 8 de julio ascendía a $2,7 billones.
Cómo impacta en los bancos
La contracara de este fenómeno se observa en los bancos. Los préstamos de las entidades financieras del sistema a público y empresas en total ascienden a $3,57 billones de pesos. Esto significa que los bancos le tienen prestado más dinero al Banco Central que al sector privado. Visto de otra manera, de los depósitos que reciben los bancos de ahorristas y de las empresas, la mayoría se los lleva el BCRA a través de ese festival de deuda con Leliq y pases pasivos.
En teoría no debería haber problemas en el pago de la deuda del BCRA dado que siempre la entidad monetaria tiene la capacidad de emitir esos pesos para pagar las Leliq o pases. Pero del problema del “no pago” de esa deuda, se pasa al del impacto de esa emisión de pesos para pagarla en el dólar y en la inflación. Cuando estamos hablando de montos de Leliq y pases que son 37% superiores a la base monetaria, las luces rojas se encienden.
¿Cuál es la amenaza entonces?
Puede que en algún contexto, los ahorristas vean con preocupación que sus fondos, o la mayor parte de ellos, están prestados al BCRA. En paralelo a la situación actual de las Leliq y los pases, el Ministerio de Economía junto con el BCRA acordaron incentivar a bancos a que pasen su tenencia de Leliq a Bonos del Tesoro con una duración mínima de 180 dias.
La necesidad tiene cara de hereje: el Tesoro necesita financiar el rojo fiscal y ahora bancos podrán comprar deuda que emita Martín Guzmán con el atractivo de que esa deuda puede ser utilizada para cumplir con los encajes.
Recuérdese que los bancos por normas prudenciales, tienen que inmovilizar bajo la forma de encajes, un porcentaje de los depósitos que reciben del público y de empresas.
Es decir que ahora una parte de los depósitos del sector privado tendrá como destino final, papeles de deuda del Tesoro Nacional. Todo muy delicado, especialmente teniendo en cuenta que la Argentina tiene un riesgo país de 1.600 puntos y que no está claro sin entrará en default con el FMI o deberá hacer una segunda restructuración de la deuda.
Un crisis de la deuda puede derivar en una crisis bancaria por las conexiones íntimas que existen y que se están tejiendo. Como muchas cuestiones de la economía argentina, lo financiero está atado con alambres.