En ese sentido, el director ejecutivo del CCD y exministro de Educación, Nicolás Trotta, precisó que las diferencias metodológicas son fundamentales de cara a la realidad del poder de compra de los trabajadores.
“Pese a la baja de la tasa de inflación, resultado de la persistente ancla cambiaria, existe cada vez más coincidencia entre analistas de que hay una significativa subestimación metodológica en la medición del INDEC debido a la muy baja ponderación que tienen los precios de los servicios públicos en el índice, cosa que no ocurre en el IPC que calcula el gobierno de CABA”, detalló Trotta.
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La medión interanual fue del 88,9%.
Además, agregó: “Si se comparan ambos índices, el resultado es que la inflación anual no sería 117,8% como informa el INDEC, sino más cerca del 136% que estima el instituto de la Ciudad. O sea, 19 puntos porcentuales adicionales. Si esa fuera la inflación real, el salario del sector registrado (público y privado) en términos reales, sería en diciembre de 2024 el mismo que en diciembre de 2023, es decir, las supuestas mejoras se habrían evaporado. Y esto sin contar el sector informal, en cuyo caso el promedio real sería aún menor”.
De acuerdo con el informe “el rubro de mayor suba en enero fue ‘Recreación y cultura’, con 7,4%. Esto se debió mayormente al alza del 27,6% en paquetes turísticos, coincidente con la temporada alta estival. En el otro extremo estuvo ‘Prendas de vestir y calzado’ (-0,8%), influida por la apertura comercial en curso”.
Un dato importante que revelan los analistas del IET es que “la inflación de enero fue más alta en los hogares de mayores ingresos que en los de menores ingresos. En el decil 10 (10% más pudiente), fue de 3,05%, mientras que en el decil 1 (10% de menores ingresos) del 2,13% Esto se debe al mayor peso del turismo en los consumos de los hogares más acaudalados”.
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La inflación fue menor en trabajadores del servicios domésticos
Asimismo, el documento destaca que “al mirar la inflación según la rama de ocupación del jefe/a del hogar, se encuentra que fue más alta en los trabajadores/as de las finanzas (3,09%), servicios profesionales (3,03%) y la salud (2,92%). En contraste, la inflación fue notoriamente menor en trabajadores/as del servicio doméstico (1,94%), la construcción (2,08%) y el agro (2,19%)”.
Por su parte, el coordinador del IET, Fabián Amico, destacó que “el éxito desinflacionario del gobierno está basado principalmente en el ancla del tipo de cambio oficial. La sostenibilidad del tipo de cambio es la clave de la desinflación, más aún en un año electoral. Sin embargo, desde comienzos del año el BCRA ha perdido cerca de 3.500 millones de dólares de sus reservas, cuyo monto neto sigue en terreno negativo”.
“Si bien esta tendencia se revirtió parcialmente en febrero, la negociación con el FMI aparece empantanada y, con argumentos muy diferentes, se va generando un consenso cada vez mayor acerca de la insustentabilidad de la política cambiaria, lo que genera incertidumbre respecto del futuro de la dinámica de la inflación, dato clave en la evolución social (pobreza, salarios) y por ende en los niveles de consenso político que todavía detenta el gobierno”. completó.
El impacto de las subas de precios según grupos sociales
Desde el IET detallaron en su informe en qué consiste el cambio metodológico que mejora la medición, y entre otras cosas destaca el impacto de las subas de precios mensuales según grupos sociales.
“Se ha actualizado y mejorado la metodología del Índice de inflación del IET. Hasta ahora, se tomaba como referencia la canasta con patrones de consumo derivados de la Encuesta Nacional de Gasto de los Hogares (ENGHO) de 2012-2013. De ahora en más, se tomarán los patrones de consumo de la última ENGHO, de 2017-2018”, descartaron.
Y ampliaron para finalziar: “Asimismo, los nuevos informes presentarán una desagregación del índice de inflación según distintos subconjuntos de la población: por grupos sociales, por estratos de ingreso y por rama de ocupación del jefe/a del hogar. Por último, la información de precios que se toma como insumo deja de ser una combinación de relevamientos propios y datos de las estadísticas de precios de CABA para tomar, únicamente esta última fuente, que presenta una alta desagregación de la información”.