“Obligaciones actuales surgidas como consecuencia de sucesos pasados, para cuya extinción la empresa espera desprenderse de recursos que puedan producir beneficios o rendimientos económicos en el futuro. A estos efectos, se entienden incluidas las provisiones”.
El pasivo está compuesto por dos subdivisiones, estas son:
Pasivo no corriente: Son todas las deudas y obligaciones que tiene una empresa a largo plazo. Las deudas que tienen un plazo mayor a un año, no deberán devolver el monto principal durante el año en curso. Ahora bien, lo que sí se debe pagar son los intereses.
Pasivo corriente: En contra partida a la anterior, es la parte del pasivo que contiene las obligaciones a corto plazo de una empresa. Es decir, las deudas y obligaciones que tienen una duración menor a un año, por eso tienen mayor relevancia ya que se exige el pago de lo adeudado al corto plazo, caso contrario generará conflictos como intereses o demandas legales.
Como se ve, la principal diferencia entre estos dos elementos del pasivo es la fecha de vencimiento de la deuda que se debe cumplir.
El pasivo financiero y sus tres tipos esenciales
Existen tres tipos de pasivos pasivo financiero, que hay que tener en cuenta a la hora de tratar las deudas.
Pasivo financiero para negociar
Son aquellas obligaciones que se deben saldar en el corto o medio plazo.
No obstante, para ello siempre habrá que tener como referencia los cambios de valor, como el dólar entre otros. Especialmente se trata de una transacción en monedas distintas o con otras condiciones que dependan de la volatilidad de la economía.
Pasivo financiero derivado
Son pasivos que se derivan de una relación o de un acuerdo al que llegan dos partes en el momento en que firman un contrato, en el cual los interesados fijan los plazos y las condiciones de pago, donde siempre habrá un compromiso de liquidar los pendientes prestados.
Pasivo financiero a valor razonable
En esta última categoría se ubican aquellos pasivos que se derivan de eliminar las inconsistencias contables (o también llamadas asimetrías) y de la valoración de activos y pasivos durante el cierre contable de un período.
Tener un pasivo financiero no es una situación excepcional en las empresas sino también algo muy recurrente en las personas. Por eso, saber cómo eliminar los pasivos es fundamental.
¿Cómo eliminar los pasivos?
Por cada deuda, hay que dividir el saldo total del crédito entre el pago mensual o el mínimo obligatorio, lo que dirá en cuánto tiempo se liquida cada adeudo.
Luego hay que ordenar y enumerar todas las deudas empezando por la que requiera menos tiempo para pagarse.
Entonces, el pasivo N° 1 es el que ofrece menos tiempo para pagarse totalmente (por ejemplo, créditos que están en su etapa final de pago o de corto plazo). En el último número de la lista estará el crédito de mayor plazo, que probablemente sea alguna hipoteca o préstamo.
Cada mes, hay que cubrir el pago mínimo de todas y cada una de las deudas. En el caso de del Pasivo N° 1 de la lista, además del pago mínimo, es conveniente cubrir un monto algo mayor para acelerar los pagos. Lo ideal es repetir este proceso hasta saldar en su totalidad.
Repetir el proceso, mes a mes, hasta pagar totalmente el Pasivo N° 2. Así hay que continuar cubriendo el pago mínimo de cada deuda a excepción del Pasivo N° 3 en la que hay que cubrir el pago mínimo, más el adicional como se hizo con el Pasivo N° 1 .
Hay que repetir esto mes a mes, hasta pagar totalmente su Deuda N° 3 y continuar con las siguientes.
¿Cómo se calcula el pasivo?
Es muy sencillo, como ya se dijo activo es lo que se posee, el pasivo lo que se debe y el patrimonio neto son los recursos financieros que pertenecen a la persona y/o empresa. El pasivo se puede calcular como activo menos patrimonio neto:
Pasivo = Activo – Patrimonio neto
Cuando un pasivo aumenta el balance de situación, de igual modo se ve aumentado un activo. En consecuencia, se produce una disminución de otro pasivo o se reconoce un gasto.