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La capacidad de Racing para autodestruirse es el reflejo del comportamiento general del fútbol argentino

Hugo Balassone
por Hugo Balassone |
La capacidad de Racing para autodestruirse es el reflejo del comportamiento general del fútbol argentino

La crisis interna que explota en Racing en la víspera del choque con Flamengo, depara connotaciones particulares de la política del club, y son reflejo del comportamiento general del fútbol argentino.

Racing tiene una gran capacidad para autodestruirse, aún en tiempos inmejorables de su vida institucional. Nunca el club tuvo tanto reconocimiento por su administración y allí hay méritos indudables de Víctor Blanco.

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La presencia de Diego Milito como manager ha generado en su momento diferentes cruces con Coudet en la política de contrataciones y cuestionamientos internos por la elección de Sebastián Becaccece como técnico.

Cabe recordar que tras dos empates frente a Atlético Tucumán y Argentinos Juniors en el comienzo del ciclo Becaccece en enero de este año, y en la previa del último clásico de Avellaneda donde el equipo ganó con 9 hombres, el propio técnico tuvo que pedirle al presidente que intervenga ante los incipientes cuestionamientos que había en parte de la dirigencia hacia su trabajo.

El enojo directo de Diego Milito es con Víctor Blanco. Ni más ni menos. Entiende el Príncipe que el presidente no respetó su rol. Y que los obstáculos que pudieron aparecer en el desarrollo de su tarea se debían exclusivamente al estilo de conducción de Blanco.

Creen en el entorno de Milito "que en el no hacer, Blanco decidió", y que no tuvo gestos directos para sostener la función del ídolo. Este estilo de conducción de Blanco de dejar que todos actúen puede terminar de este modo si no se delimitan los espacios de acción.

Todo un mensaje de distancia representó para Milito que el mismo Blanco acuda a una reunión con Becaccece acompañado por Fernández, uno de los dirigentes históricos del fútbol juvenil, cuestionados justamente por Diego.

Por su parte los dirigentes de Racing quedaron estupefactos con el mensaje que Milito expresó este mediodía, porque aseguran que Cristian Devia y Alfredo Chiodini oficiaron durante la semana de articuladores para reconstruir una relación de enojos disimulados hasta hoy.

No será propósito de Milito, al menos en lo inmediato porque está imposibilitado de hacerlo, competir con Blanco electoralmente. Pero tal vez, será el camino que deberá recorrer en el club si quiere tener legitimidad e imponer sus criterios. El camino que eligió tomar Riquelme en Boca fue justamente para no ser juzgado como un funcionario y sí desde el respaldo del socio.

El camino que se abre con este conflicto a grandes escalas en el fútbol argentino es justamente el poder que los ídolos tienen en los clubes, capaces de poner en jaque con sus movimientos la gobernabilidad de un club. Además de la resistencia que tiene la dirigencia del fútbol argentino a tolerar la función del secretario deportivo.

Se puede objetar el momento que elige Milito para anunciar su partida, en una semana crucial y cuando la estabilidad de Becaccece está tan frágil. El renunciante mánager ha preferido apartarse de los resultados para establecer claramente quién es el responsable de su salida.

Milito y Blanco, y una nueva disputa de poder que refleja la batalla de siempre, ídolos versus dirigentes, y una batalla cultural que se viene a partir de este caso. Hasta donde un dirigente estará dispuesto a que el mánager opaque su histórica importancia.