La alianza entre Cuba y Rusia sigue firme
Vladimir Putin tuvo esas palabras cuando se anunció la partida de las embarcaciones de guerra y de transporte hacia la isla de Cuba. El presidente ruso buscó cumplir con una visita a un aliado, pero además, una "muestra de su propia medicina" a los Estados Unidos.
El Kremlin alude a la presencia de la flota americana en el Pacífico, que se moviliza cada vez con mayor frecuencia por las tensiones entre las dos Coreas y entre China y Taiwán. Rusia tiene fronteras con China y Corea del Norte y salida al mar de Japón, en donde navega la flota norteamericana.
Además, desde la invasión rusa a Ucrania, Estados Unidos envió buques de su flota en el Mediterráneo para garantizar la navegación de buques ucranianos con granos por el Mar Negro.
Ahora es Rusia la que realiza un extenso viaje por los océanos hasta llegar a Cuba. Según el punto de referencia que se tome, la costa norteamericana está sumamente cerca: a 400 km de Miami, pero a solo 175 km de la zona de Los Cayos. Allí tiene asiento una de las estaciones de la aviación naval de Estados Unidos.
submarino ruso .jpg
Un hecho histórico que preocupa a EEUU. Por primera vez, un submarino nuclear ruso llega al puerto de la capital de Cuba (Foto: captura de TV).
Un submarino nuclear en La Habana
Entre las embarcaciones que arribaron a la capital cubana figura la fragata Almirante Gorshov, el barco de aprovisionamiento de combustible Pashin; un remolcador y un submarino a propulsión nuclear, el Kazan (K-561).
buques rusos .jpg
Parte de la flota militar que envió Rusia a Cuba. (Foto: Cuenta de X de Moscovian TP)
Es la primera vez que en el puerto de La Habana amarra un submarino nuclear, lo que también es motivo de alerta en los Estados Unidos.
¿El regreso de la crisis de los misiles y la Guerra Fría?
En 1962, en el mes de octubre, el mundo estuvo en una gran tensión ante la posibilidad de una III Guerra Mundial con el uso de arsenal nuclear masivo entre la Unión Soviética y los Estados Unidos. Fidel Castro dio el territorio cubano para instalar misiles soviéticos que apuntaran directamente a Estados Unidos. En plena Guerra Fría, la tensión mundial fue máxima. El presidente John Fitzgerald Kennedy movilizó buques y aviones militares a aguas internacionales con la instrucción de no dejar llegar a los buques rusos en camino hacia cuba. Ya estaban en la isla partes de los misiles, pero faltaba el componente principal.
Finalmente, un acuerdo reservado entre Kennedy y Nikita Krushev solucionó la tensión mundial y la URSS retiró los misiles que pretendía instalar en la isla cubana. La crisis de los misiles había terminado y de allí surgió "el teléfono rojo", la línea directa entre la Casa Blanca y el Kremlin.
Esta vez, el inicio de esta crisis es diferente. Rusia habla solo de ejercicios de cooperación y, además, asegura que sus navíos no llevan armas nucleares, por lo que no representan una “amenaza para la región”. De todos modos, la fragata Gorshkov puede llevar los misiles hipersónicos que Putin ve como una de sus mejores armas. Pueden volar a 9 veces la velocidad del sonido con una autonomía de 1.000 kilómetros. Esa velocidad hace que sea prácticamente casi imposible de ser neutralizado, aunque sea detectado en un radar.
La respuesta norteamericana tampoco es la de hace 62 años. Biden ordenó una constante vigilancia y elevar los niveles de riesgo y seguridad, como lo que sucedió en el peor momento de la Guerra Fría.