Entre los 30.197 ciudadanos británicos internados, la prevalencia de señales neurológicas y psiquiátricas asociadas al virus fue del 0,9 por ciento, mientras que en niños la prevalencia estimada llega al 3,8 por ciento cada cien pacientes pediátricos internados, a pesar de que el tratamiento hospitalario en esta población sea poco frecuente. La investigación permitió ver que las diferencias podrían deberse, en parte, a problemas respiratorios y comorbilidades cardiovasculares existentes en los mayores de 18 años.
Entre los niños que tuvieron complicaciones posteriores por COVID-19, los diagnósticos registrados más frecuentes fueron epilepsia, encefalitis o inflamación del cerebro, síndrome de Guillain-Barré, síndrome desmielinizante, psicosis y ACV transitorio. En cambio, entre las complicaciones neurológicas del síndrome inflamatorio multisistémico se vieron cambios de conducta, encefalopatía, compromiso del sistema nervioso periférico, trastornos de conducta, psicosis y alucinaciones. El desarrollo de los casos pediátricos fue semejante en ambos grupos, pero el del síndrome inflamatorio multisistémico tuvo más tasas de ingreso a terapia intensiva.