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Irán, el país no árabe, que infunde el fundamentalismo musulmán y antisemita en la región. ( Foto: A24.com)
De la amistad al odio de Irán por Israel
Mohammad Reza Pahleví asumió como el "Sha" de Irán en 1941. La simpatía de su padre por el régimen nazi en la II guerra mundial, le costó su trono (como un rey) y tuvo que abdicar en favor de su hijo. Mohammad Reza Pahleví, se acomodó rápidamente a los nuevos vientos de posguerra: fue un aliado incondicional de los Estados Unidos en Medio Oriente.
En esa transformación por aliados, Irán fue uno de los que votó en contra de la propuesta para una partición de palestina, cuando se debatía formar dos estados bajo el auspicio de las Naciones Unidas en 1947. Pero luego, el Sha cambió y en 1949, se convirtió en el segundo país de mayoría musulmana, el primero fue Turquía, en reconocer oficialmente a Israel. Pero un enorme quiebre en Medio Oriente cambió todo.
La revolución islámica en Irán
En 1979, con el Ayatoláh Ruhollah Khomeini, el gobierno del Sha fue depuesto. En su lugar, se estableció una teocracia que impuso el fundamentalismo musulmán. El giro radical del país se puso rápidamente un enemigo: los Estados Unidos y la presencia de Israel, como país independiente en la zona que debía estar ocupada solo por los palestinos. La ocupación de la embajada norteamericana en Teherán fue el episodio clave de ese momento. Al mismo tiempo, Khomeini pronunció las palabras con las que inicia esta nota.
Irán rompió por completo las relaciones diplomáticas y comerciales con Israel, cerró la embajada israelí en Teherán y se la entregó a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). Así comenzó a crecer la hostilidad hasta el día de hoy
Irán comenzó a ayudar a los grupos de países árabes y grupos que tampoco aceptaron a Israel. En un primer momento, fueron todas las naciones árabes. Irán comenzó a ayudar económicamente - gracias al petróleo - y con armas y con adiestramiento a grupos como Hezbollah y Hamas, entre otros. Irán no reconoce la legitimidad del Estado hebreo, mientras que Tel Aviv califica al aliado de ayer como una de las amenazas más graves para la estabilidad de su país.
Enfrentamientos en la región y en el mundo
El terrorismo internacional fue creciendo - como la matanza de atletas israelíes a manos de la OLP - en los juegos Olímpicos de Múnich de 1972. En la década del 90, los atentados cobraron otro significado para el terrorismo fundamentalista: los coches bomba, capaces de producir enormes daños y muchos muertos en un solo ataque. Lamentablemente, la Argentina fue el lugar elegido para iniciar este tipo de terrorismo criminal. En 1992 volaron la embajada de Israel en Buenos Aires y en 1994, la sede de la mutual judía - la AMIA - en la misma ciudad. Llegarían más tarde, la voladura de la embajada norteamericana en Kenia o las torres gemelas de Nueva York en 2001.
La justicia argentina tiene una cuenta pendiente con esos dos atentados. Pero un fallo despejó cualquier duda: Irán estuvo en la planificación y ejecución de los atentados, instrumentado por medio de sus "proxis".
Las causas se vinculan hasta el presente. Israel mató en sus ataques sobre Teherán al jefe de la Guardia Revolucionaria Islámica. Su actual jefe es Ahmad Vahidi, señalado como uno de los responsables del terrorismo que sufrió la ciudad de Buenos Aires.
Dos años de tensión al máximo entre Israel e Irán
Cuando el 7 de octubre de 2023, Hamas atacó en el propio territorio israelí, comenzó una guerra que aún no ha terminado. Irán negó haber tenido vinculación con los terroristas, pero siempre suministró los misiles y adiestró a los milicianos en su lucha contra Israel. En la medida que Israel - declaró la guerra a Hamas - sumó una invasión total contra la franja de Gaza, se sumaron ataques de Hezbollah desde El Líbano contra Israel. Hezbollah también es un "proxy" (aliado o brazo ejecutor) de Irán. El punto máximo de tensión entre ambos países llegó cuando Israel atacó directamente a Irán y el régimen de Teherán devolvió el ataque en abril de 2024.
En ese momento - de tensión mundial - el conflicto entre ambos países no escaló. Irán anunció con mucho tiempo antes que atacaría como represalia. Lo hizo con misiles de menor capacidad que el escudo de acero de Israel pudo eliminar. Fue un ataque y una respuesta "mínima" para no sumar otro ingrediente a la guerra entre Israel con Hamas.
Hasta que en este 2025, el enfrentamiento fue por el objetivo inicial, descrito más arriba: el programa de desarrollo nuclear de Irán. Israel dijo tener informes de la capacidad de Irán para enriquecer el uranio al 60%. Solo con el 5% es más que suficiente para desarrollar energía eléctrica. En cambio, para alcanzar la capacidad de una bomba atómica se debe llegar al 70% como mínimo. Muy cerca, ese límite para Israel. Decidió atacar los centros del desarrollo nuclear de Teherán, antes de que sea tarde. Días después, el sábado pasado, Donald Trump completó la tarea, pero puso a los Estados Unidos en el centro del conflicto. De nuevo, Irán advirtió con la peor de las represalias. Pero sus misiles de respuesta fueron anunciados y controlados. Tanto sobre Israel como sobre la base norteamericana en Qatar. Curiosamente, un emirato que tiene buenas relaciones con Irán y con Estados Unidos. La antesala de la III guerra mundial, según Trump, se transformó en una tregua que traerá la paz definitiva a la región.
Irán retrocedió en su capacidad en materia nuclear, pero no la perdió por completo. Israel volvió a atacar a Irán y desató el enojo del ahora "mediador" Trump.
Israel e Irán llevan 46 años en una tensión permanente y creciente. En el constante polvorín que es la región de Medio Oriente. ¿Tendrá razón el presidente de Estados Unidos esta vez?