Pero con el cambio climático el tema es totalmente diferente. Lo que sucedió en la Gran Manzana y varias ciudades vecinas demuestra que hay una cuestión de logística e infraestructura que jamás previó semejante cambio para la vida ciudadana en concentraciones de personas en una megalópolis.
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Estadio de Béisbol en Nueva Jersey, cubierto por la inundación (Foto: AP)
Los discursos ya no alcanzan
El alcalde Bill de Blasio hizo lo habitual en estos casos. Mientras trabajaban los grupos de emergencia, recorrió las zonas más afectadas de la ciudad. Y luego, como ya es costumbre, resumió la actividad por Twitter: "Hoy también vi algo que hemos visto tantas veces antes: neoyorquinos de pie. Comunidades que se unen para ayudar a sus vecinos. Los socorristas trabajan incansablemente. El espíritu de nuestra ciudad no puede ser derribado por mucho tiempo. Siempre, siempre, SIEMPRE nos levantamos", escribió
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El alcalde de Nueva York agradeció el "espíritu de lucha" ante la adversidad por parte de los neoyorquinos ( Foto: Cuenta de twitter de Di Blasio)
Pero los científicos, urbanistas y ambientalistas advierten que esas acciones habituales ya resultan insuficientes. El cambio climático ya está aquí y exige medidas profundas de transformación.
Un solo dato como ejemplo: en solo una hora, el Central Park de Nueva York recibió el triple de agua por la tormenta que en la lluvia anterior del 21 de agosto pasado.
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Una inmigrante ecuatoriana lucha contra la devastación que el agua provocó en su casa ( Foto: Gentileza NYTimes)
Ya es muy evidente que las ciudades no están preparadas para semejantes cambios en el medioambiente. Años perdidos en el debate sobre si el efecto invernadero era real, por ejemplo, rechazado de plano por Donald Trump. Esto postergó la toma de medidas planificadas para adelantarse a estas nuevas necesidades.
La contundencia de los datos
El planeta se está calentando. Con severas tormentas, más frecuentes y más intensas. Provocan ríos de agua devastadores en zonas inapropiadas y sin preparación acorde. Como las calles de las grandes ciudades.
El modo de vida habitual en las grandes urbes del planeta puede entrar rápidamente en colapso. La red de subterráneos es hoy imprescindible. Sin embargo, ante una tormenta como sufrió Nueva York esta semana (o Londres hace 15 días), la extensa red de túneles que surcan las ciudades pueden convertirse en trampas mortales para los usuarios ante este tipo de eventos tan violentos. Si el subte dejara de ser operativo, el resto de la red de transporte no puede absorber a los usuarios desplazados.
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Inundación sin antecedentes en Jersey city, frente a la ciudad de Nueva York (Foto: AP)
Ese simple hecho traería un caos a la vida habitual en las ciudades.
Para poner en cifras el peligro que esto representa: la Agencia Nacional del Clima de Estados Unidos afirma que es innegable la mayor frecuencia de lluvias severas en la última década.
Las tormentas en el noreste norteamericano (como la que acaba de sufrir Nueva York y cuatro estados más), son una gran amenaza: el 1% de las tormentas actuales produce un 55% más de caída de agua de la media en el siglo XX. Las ciudades no está preparadas para semejante impacto.
La dimensión del desafío para el mundo entero lo puso el propio presidente Joe Biden: "Estas consecuencias extremas del clima es uno de las más grandes desafíos de nuestro tiempo".
Si algo bueno ha tenido el coronavirus es que trajo a los científicos al primer plano del debate público y la información. Por primera vez, se han convertido en "estrellas" necesarias en los medios de comunicación y las redes sociales para alertar a la población.
Con el cambio climático ocurre lo mismo. Tomemos la advertencia del profesor de ciencia atmosférica de la Universidad de Albany (capital del estado de Nueva York). Categórico, afirma: "Lo que ocurre hoy, es exactamente lo que la teoría y los modelos del clima anticiparon".