Cada tanto, con el paso del tiempo y la "evolución y transformación" del planeta, estos movimientos terminan en choques entre las placas en la que unas se ubican sobre otras. El resultado de este choque se conoce como terremotos: los movimientos sísmicos que pueden tener consecuencias graves para la vida en la superficie del planeta, especialmente para el hombre y sus construcciones.
Qué es la falla de Anatolia
Está considerada una de las estructuras geológicas más peligrosas del mundo y que provoca grandes sismos que afectan diferentes zonas de casi toda la geografía de Turquía, así como países vecinos, como en esta caso en Siria.
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El número de víctimas fatales aumenta a cada instante por el terremoto de 7,8 grados en la escala de Richter. (Foto: Gentileza Diario de Gipúzcoa)
Turquía se encuentra sobre la "meseta de Anatolia", un macizo central de zonas elevadas y otras hundidas. Esta "tensión" la da una apariencia de meseta, pero en el subsuelo se dan movimientos que cada tanto provoca el colapso que desemboca en un terremoto.
El choque de las placas puede darse a diferentes niveles de profundidad. A mayor profundidad, el impacto en la superficie puede ser atenuado.
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La falla de Anatolia cubre casi toda la superficie de Turquía (Foto: Gentileza ABC)
En este caso el terremoto que afectó a Turquía y Siria se dio a solo 17 km de profundidad, por eso sus consecuencias son tan graves.
Esa zona del mundo es particularmente inestable porque las placas de Eurasia y Anatolia se encuentran en el subsuelo en constante intercambio de fuerzas ascendentes y descendentes.
Es una de las fallas más extensas del planeta. Tiene un total de más de mil kilómetros de largo y se extiende desde el este de Anatolia sobre la costa del Mar Negro, el Mar de Mármara hasta el Egeo Norte en el Mediterráneo.
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El terremoto tuvo epicentro en la zona fronteriza entre Turquía y Siria, sobre placas convergentes de la Falla de Anatolia (Foto: Gentileza Dreams Time)
El sismo sobre la "placa convergente"
En este caso, el terremoto se produjo en la placa de convergencia en el sur de Turquía. Las dos capas se mantienen en tensión y compresión y se sumergen en el Mediterráneo.
La región donde ha tenido lugar el terremoto es sísmicamente activa. Tres terremotos de magnitud 6 o más han ocurrido dentro de los 250 km de este terremoto desde 1970.
El mayor de ellos, de magnitud 6,7, ocurrió al noreste del terremoto del 6 de febrero el 24 de enero de 2020. SE calcula que murieron en esa oportunidad casi 20.000 personas. Todos estos terremotos ocurrieron en las proximidades de la falla de Anatolia Oriental, el choque de las capas que vienen desde Asia con las que llegan desde Europa.
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El terremoto se produjo a 18 km de profundidad sobre la falla de Anatolia (Foto: Gentileza Dreams Time)
Si bien habitar en una zona de movimientos de tierra constantes no es bueno, peor es habitar en zonas geológicamente activas, pero que llevan mucho tiempo estables. Esto es lo que ocurrió precisamente en la zona entre Turquía y Siria. En lo profundo de la Tierra se está acumulando esfuerzo en las placas por lo que son más potentes los terremotos cuando ocurren. Como este que llego a 7,8 grados en la escala de Richter.
Por ejemplo,los historiadores de la geología recuerdan que la región de Alepo, también en la misma zona de la placa de Anatolia, ha sido afectada por diversos movimientos sísmicos devastadores. Hay registros de gravísimas consecuencias para la ciudad ya desde la edad media y otro devastador en 1822.
Para peor, la ciudad se encuentra severamente dañada por los más de 10 años de guerra civil que lleva soportando la población siria.
En Turquía, el gobierno declaró el estado de desastre nacional.