Un acta del Ministerio de Defensa (MoD), con fecha del 6 de abril de 1982, se refirió a la "gran preocupación" de que algunas de las "bombas nucleares de profundidad" pudieran "perderse o dañarse y el hecho se hiciera público". Norton Taylor agregó que el acta decía que “las repercusiones internacionales de tal incidente podrían ser muy dañinas”. Entonces, allí se instaló una disputa entre el Ministerio de Defensa y el Foreign Office (Relaciones Exteriores), que pidió a los primeros que "desarmara" el armamento. Sin embargo, la Marina se negó, señaló Norton en "Declassified UK".
El periodista y escritor señaló que la cuestión contenida en los Archivos Nacionales de su país estaba marcada como "Atómico de Alto secreto". Según lo que detalló, esta cuestión causó "pánico" y discusiones entre los funcionarios de Londres sobre los daños físicos que las armas podían causar y también sobre el tipo de decisiones políticas que les convenía o no tomar
El Ministerio de Defensa tomó nota de los principales argumentos a favor de mantener las armas a bordo y, según la investigación de Norton, declaró: "En caso de tensión u hostilidades entre nosotros y la Unión Soviética al mismo tiempo que la Operación Corporate (Operación Corporativa, el nombre en clave dado a la liberación de las Malvinas), la capacidad militar de nuestros buques de guerra se reduciría drásticamente".
Norton, para concluir detalló que para los militares británicos, aunque no hubiera contaminación en caso de un arma nuclear dañada o hundida, los argentinos podrían hacerse con tecnología nuclear y “podríamos haber tenido que enfrentar una gran vergüenza en el campo de la no proliferación”.