Poner el cuerpo al límite

La increíble hazaña de Daiana, la dama del hielo: intentará nadar en los 7 Lagos sin traje de protección

Daiana Farrer es nadadora de aguas abiertas y planeó el desafío de nadar en los 7 Lagos entre agosto y septiembre, con temperaturas de 6 grados. Su historia de superación ("era muy friolenta"), sus sueños (nadar en el Perito Moreno y en Alaska) y los riesgos de un deporte extremo.
Marcos Marini Rivera
por Marcos Marini Rivera |
“El mar de verano no me gusta. Prefiero el agua fría

“El mar de verano no me gusta. Prefiero el agua fría", dice Daiana Farrer.

Mientras habla, todos sus pensamientos la llevan al agua. Daiana Farrer buscará ahora en agosto cruzar a nado los 7 Lagos sin traje de neopreno y en pleno invierno.

“A mí me encanta hablar de natación”, dice, con tono tranquilo en una charla con A24.com.

Daiana nació y se crío en Monte Hermoso. En Bahía Blanca estudió Administración de Empresas. Trabaja en un negocio familiar de materiales de construcción. Al mediodía, empieza otra faceta de su vida: se va a la pileta o al mar, allí entrena dos horas y vuelve a su casa a almorzar. Su rutina diaria sigue con la segunda jornada laboral hasta las 6 de la tarde. Vuelve a su casa, merienda y por delante todavía le queda el entrenamiento físico o las clases de yoga.

Es parte de su ritual, así elige construir sus sueños.

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"Esta actividad todo el tiempo me saca de la zona de confort", comenta Daiana.

Victoria Mori, campeona mundial de aguas congeladas, es hoy su entrenadora. "Para mí era como el Messi de las aguas frías", reconoce Farrer, quien comenta que nunca los comienzos fueron fáciles en este deporte.

Y pone una escena de lo que le tocó vivir: “Acá en Monte Hermoso nadie practicaba el deporte. Estaba media sola. Le mandé unas preguntas a Victoria y me contestó. A los pocos días teníamos una competencia en Alemania y nos encontramos ahí. Pegamos muy buena onda y yo le propuse que me arrancara a entrenar. Ella me dijo que sí y tenemos dos relaciones. Una de entrenadora y una de amigas. Las dos sabemos separarlo muy bien. Es muy estricta”, dice sobre su entrenadora.

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Victoria Mori, su coach, reconoce que siente admiración por Daiana. "Ama un montón nadar, ama el agua fría y se le nota. Todo lo que le propongo lo hace, le gusta, me da un buen feedback y eso me hace crecer como entrenadora. Hace todo a pulmón, después de haber trabajado un montón de horas. Siempre tiene ideas loquísimas y cruces raros para hacer. Busca la aventura y yo me siento identificada con eso. Por eso me gusta un montón acompañarla".

En agosto, Daiana va a cruzar los 7 Lagos y ese es su principal objetivo de este año, que le demandará casi un mes de travesía. El 19 de agosto va por el cruce del Nahuel Huapi. El 22 por el Espejo. Después sigue por el Villarino, Falkner, Hermoso, Machónico y finaliza el 10 de septiembre con el Lácar.

“Son las últimas semanas fuertes que tengo de entrenamiento”, dice.

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Daiana Farrer con su entrenadora Victoria Mori.

Daiana Farrer con su entrenadora Victoria Mori.

—¿Recordás cuál fue tu primer contacto con este deporte?

—Aprendí a nadar en el mar porque acá no había natatorio. Desde muy chica, mi papá nos enseñó a nadar. Desde que tengo uso de razón estoy adentro del agua. Tuve un amor muy grande por las aguas abiertas que fue donde yo me desarrollé, crecí. Hace 6 o 7 años tenemos natatorio acá y empecé a ir a la pileta para perfeccionar la técnica. Hace 4 años viene una gente del NAF, que impulsa la natación en aguas frías y nos propuso hacer una entrada al mar en septiembre. Y a mi me pareció fantástico. Me metí con 12 grados y después quise ir por aguas cada vez más frías.

—¿Cómo se entrena esa adaptación al frío?

—Mucho por instinto, es un deporte que está en pleno desarrollo, tuvo un proceso muy personal, a prueba y error. Uno tiene que aprender a conocerse, a ver qué es lo que le funciona. Porque por ahí lo que a mi me ayuda, a vos no. Es muy personal. Tengo la posibilidad de tener el mar todo el año y siempre me meto.

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Daiana nació y se crío en Monte Hermoso.

Daiana nació y se crío en Monte Hermoso.

Daiana va a contramano del pensamiento de muchos. Cuando termina la temporada de verano y las playas quedan más desérticas, se impone su deseo. “El mar de verano no me gusta. Prefiero el agua fría. Todas las semanas, 2 o 3 veces me meto al mar. Aprendí a normalizar todas las respuestas biológicas naturales del cuerpo ante el shock al frío", aclara.

Cuando una persona tiene contacto con aguas frías por primera vez, va a tener las pulsaciones disparadas, va a hiperventilar, va a tener una contracción muscular, reconoce Daiana. "Todos estos síntomas ya los aprendí a manejar. Entro al mar y hago de cuenta como que tiene 20 grados". Es la manera de evadir una realidad que Daiana siempre termina naturalizando.

—El cuerpo lo toma como normal. El cerebro deja de interpretar qué está haciendo acá. Aprendí con mucho foco en la respiración, con yoga y meditación. Concentrada en cómo me voy sintiendo. Una vez que aprendés a internalizar todos esos síntomas, aprendés también las señales que te da el cuerpo. A veces el cuerpo te indica que tenés que salir del agua porque ya estás hipotérmico y no la estás pasando bien. Hay que ser inteligente para salir del agua y minimizar los riesgos. No nos olvidemos que es un deporte extremo.

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—¿Hoy qué le pasa a tu cabeza y a tu cuerpo mientras vas nadando?

—Siempre que entro al agua es diferente. Aprendo algo nuevo de mí, del medio que me rodea. Trato de nadar en diferentes condiciones. Con viento, con el mar planchado, con viento del sur, del oeste, de todos lados… Eso te da como una ventaja cuando vas a nadar a los lagos. Te da otra sensibilidad y otra relación con el agua. Estoy muy atenta a cómo me voy sintiendo, a la técnica, a lo que estoy pensando. A veces la cabeza te puede jugar una mala pasada y podés tener toda la experiencia del mundo y de repente te asustaste, te ganó el frío y tenés que salir del agua. Entonces nadie la tiene clara en ese sentido.

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—¿Tenés una respuesta específica de por qué nadás?

Esta actividad todo el tiempo me saca de la zona de confort. Hay días que no tengo ganas de exponerme al frío. O no tengo ganas de nadar. O no tengo ganas de entrar en un ritmo de competencia. Me digo, “pucha, me metería al mar solamente para sentir el agua”. Todo el tiempo te enfrenta a los miedos, a las excusas. Para mí es una forma de evolución. El deporte a mí me llegó de grande.

Daiana reconoce que se encuentra con gente que le tira frases como: "Vos estás loca". "No vas a poder". "¿De dónde va a salir la plata?".

Soy una persona común y corriente, que trabaja en una oficina, que se cambia, se pone la malla y se va a cumplir un sueño de semejante magnitud. Eso es inspirador para mí misma.

—¿Soñás con alguna postal que te gustaría nadar?

Sueño muchísimo nadar en el Perito Moreno, con el Glaciar por detrás. Me encantaría nadar en Alaska. Tengo un sueño recurrente de que estoy nadando en la Antártida y el capitán del barco me dice: “Mirá vamos a cambiar las coordenadas”. Es un lugar que quiero conocer y poder nadar.

—¿Qué le dirías a esa persona que por ahí quieren empezar a practicar este deporte y no saben cómo hacerlo?

—Primero que lo hagan con mucha responsabilidad. Uno asume un riesgo y está exponiendo la vida cuando decidís nadar en aguas heladas. Que nunca lo hagan solos. Tenemos exponentes como Victoria Mori, Ailén Lascano Micaz, Bárbara Hernández, que es una chilena vecina. Todas son chicas que tienen experiencia en los circuitos internacionales. Que se pongan en contacto, que les escriban, que se informen. Pero sobre todo que lo hagan con mucho respeto. Respeto hacía el cuerpo de uno. Yo si de algo tengo muy en claro de todas las veces que entro al agua es que no tengo nada que demostrarle a nadie. Si nado dos brazadas, 50 metros o 10 kilómetros es cosa mía. Y no por eso soy ni mejor ni peor que nadie. Hay que sacarse las expectativas, la mochila esa de que siempre tenés que poder. No ignorar las señales que te da el cuerpo. En este deporte es fundamental porque te pueden marcar la diferencia entre una buena o una mala experiencia. Vivir o no. Es así.

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—¿Cómo es el apoyo que estás recibiendo y cómo cubrís los gastos?

—Los gastos corren por cuenta mía, si bien tengo el apoyo de la Municipalidad de Monte Hermoso, de San Martín de los Andes y Villa La Angostura, es muy poquito lo que pueden aportar y es entendible. Entonces yo me muevo muchísimo. Acá la ventaja es que vivo en un pueblo chiquito que conozco a la gran mayoría. Entonces es gente que sabe con la responsabilidad que me tomo el deporte y me ayuda.

Para ella, gestionarse los recursos es más difícil que cumplir con el entrenamiento. “Te lleva más tiempo y energía lamentablemente. Los deportistas a veces sufrimos un poco eso. La verdad que la comunidad de Monte Hermoso y con este desafío de los 7 Lagos, lanzamos una campaña que es 1 peso por un metro nadado. Abrimos una cuenta de Mercado Pago con un alias bien fácil que es cruceinvierno7lagos", comenta.

“Hay gente que colabora con 50 pesos, 10 pesos, todo sirve. Me han colaborado de todo el país”, dice ilusionada.

—¿Cuál es el principal mensaje que querés transmitir?

—Ningún sueño es demasiado grande. Nos tenemos que animar a poder encontrarle la vuelta y hacernos lo que nos hace felices y lo que nos enciende porque el mundo necesita personas felices y responsables de su propia vida. Mi familia está curada de espanto. Al principio me decían que me iba a morir porque yo era una persona muy friolenta. Ahora el frío me hace sentir muy cómoda. El frío a mí me activa.

Daiana es esa persona que supo modificar esos pensamientos negativos que existían en los demás. “Cuando vieron con el amor y la responsabilidad con el que me tomo el deporte. También logré armar un equipo tremendo. Mi familia sabe que todo el tiempo voy a ir por más. Creo que para ellos tiene que servir como reflejo. Esta piba no la tiene fácil en un momento de Argentina, está todo complicado y va para adelante. Y yo voy por más, aunque me digan no. Voy por la puerta que se abre. No por las que se me cerraron. Y con esa convicción, las cosas suceden", repite una y otra vez.