La noticia activó un complejo operativo de emergencia. El Grupo de Rescate Andino Sanjuanino (GERAS) y Gendarmería Nacional recibieron la alerta y coordinaron el rescate desde ese mismo sábado. Pero el clima, en esa altitud, no perdona. Las condiciones extremas impidieron que los equipos llegaran al sitio de inmediato.
El primer intento de evacuación fue suspendido debido a las fuertes ráfagas de viento y baja visibilidad. La zona del campamento Cuesta Blanca, donde permanecía el cuerpo de la víctima, se encontraba completamente aislada. Solo después de más de 12 horas de planificación y trabajo, recién el domingo por la noche lograron acceder al lugar y trasladar los restos.
Ubicado al oeste de la provincia de San Juan, el cerro Mercedario es la segunda cumbre más alta de Argentina y la cuarta en América. Con sus imponentes 6.700 metros sobre el nivel del mar, supera en complejidad a otras montañas famosas por su dificultad. Sin embargo, su popularidad es mucho menor, lo que a menudo genera una falsa sensación de seguridad.
A diferencia del Aconcagua, por ejemplo, el Mercedario no tiene rutas masivamente transitadas ni un sistema de asistencia permanente. El aislamiento es parte del reto: quien sube sabe que la montaña no ofrece segundas oportunidades.
El verdadero riesgo del cerro Mercedario no es únicamente su altura extrema, aunque ese factor es determinante. A más de 5.000 metros, el cuerpo humano comienza a experimentar síntomas de mal de altura: dolor de cabeza, fatiga extrema, vómitos y, en casos graves, edemas cerebrales o pulmonares.
Pero hay más. El terreno del Mercedario es traicionero. Se compone principalmente de suelos secos, rocosos y sin vegetación, lo que provoca constantes derrumbes y obliga a transitar por zonas muy inestables. Además, múltiples quebradas interrumpen el camino, muchas de ellas atravesadas por afluentes temporales del río Colorado, que arrastran piedras sueltas y generan canales imprevistos.
Por si fuera poco, la señal telefónica desaparece apenas se ingresa a la zona del ascenso. No hay cobertura médica en las cercanías, y los tiempos de respuesta ante emergencias se alargan peligrosamente. Así, cualquier complicación mínima puede escalar rápidamente a una situación de vida o muerte.
Si bien muchos montañistas experimentados consideran al Mercedario como una joya escondida del andinismo sudamericano, también reconocen que no es apto para inexpertos o improvisados. El ascenso requiere una preparación técnica exigente, además de una excelente condición física.
“No hay margen de error. Cualquier fallo en la aclimatación puede ser fatal”, advierten los rescatistas del GERAS. En este caso, todo indica que Leonel Gorosito sufrió una reacción severa a la altitud. Su cuerpo no logró adaptarse, a pesar de encontrarse en un campamento de descanso.
El trabajo de rescate en alta montaña en Argentina es realizado por equipos especializados que operan en condiciones límite. El GERAS, con sede en San Juan, cuenta con profesionales entrenados en rescate vertical, evacuaciones con helicóptero y navegación por GPS en zonas sin señal.
Sin embargo, la falta de recursos y la vastedad del terreno hacen que, muchas veces, los rescates se prolonguen más de lo deseado. Como en este caso, donde recién tras un día completo de espera y coordinación logística, los efectivos pudieron llegar al punto exacto donde se hallaba la víctima.
Subir el cerro Mercedario no es como hacer trekking por una sierra local. Es una expedición de alta complejidad que requiere permisos específicos, planificación detallada, guías profesionales y equipamiento técnico adecuado.
Las autoridades locales recomiendan realizar una correcta aclimatación durante varios días previos al ascenso, además de llevar oxígeno suplementario y equipos de comunicación satelital. Incluso así, el riesgo persiste.
Cada temporada, nuevos grupos intentan conquistar su cima. Y cada año, los rescatistas deben actuar ante emergencias graves. Esta vez, fue Leonel Gorosito quien no pudo regresar con vida.
El Mercedario no es una montaña para todos. Su belleza majestuosa y su aislamiento extremo conforman un escenario imponente pero implacable. No perdona errores, ni descuidos, ni decisiones apresuradas.
El fallecimiento de Gorosito no es el primero en estas condiciones, ni será el último si no se comprende la seriedad de enfrentarse a un entorno tan adverso. Como expresaron los equipos de rescate: “Cada ascenso debe tomarse con el respeto que la montaña merece.”